Nueva Gerona, Isla de la Juventud, 28 de mayo 2009, (Isla Press-SDP) Beatriz, una maestra de quinto grado de la escuela Héctor Pérez Llorca, ubicada en la ciudad de Nueva Gerona, en Isla de la Juventud, asume desde hace algún tiempo el triste papel de colaboradora de los órganos de la Seguridad del Estado.
La maestra coacciona y discrimina habitualmente a su alumno Rolando Jiménez Gutiérrez, hijo del prisionero de conciencia Rolando Jiménez Pozada.
Con una trayectoria impecable en lo que a educación atañe, al decir de antiguos alumnos, sin importarle cuánto padecen los hijos de los presos políticos en Cuba, la maestra Beatriz recurre a métodos pocos tradicionales para lavar cerebros e infundir temor en los niños cuyos expedientes tienen las siglas HCR, hijos de contrarrevolucionarios.
De manera sutil pero efectiva, recurre a procedimientos como la difamación de los padres de estos alumnos delante de toda la clase. Imparte y comenta charlas donde exalta las figuras revolucionarias, como por ejemplo, los 5 espías presos en cárceles estadounidenses, en detrimento del padre en cuestión, sin importarle para nada como se siente el menor, o si hiere sus sentimientos filiares.
La maestra les ordena participar activamente en tareas políticas e ideológicas, como recitar poemas alegóricos al comunismo y redactar cartas a los 5 espías.
Por otra parte, no faltan los castigos para estos niños marcados por el pensamiento de sus padres. Son obligados a trabajar en el comedor escolar sirviendo la comida de todos los alumnos y profesores. Esta escuela cuenta con una matrícula de más de 600 educandos. Además, tienen que realizar otras tareas como la chapea de áreas verdes con machetes afilados, recogida de escombros y trabajos en el huerto escolar.
Todas las semanas y supuestamente para ilustrar la clase de educación cívica, deben llevar por escrito redacciones donde se expongan las tareas que realiza la familia, donde trabajan, qué hacen en sus tiempo libre, de qué hablan en el hogar, si participan en las actividades de los Comité de Defensa de la Revolución de sus barrios. Estos métodos les permiten saber de primera mano, a que se dedican los familiares de sus alumnos y a su vez, hacerlos cómplices de denunciarlos.
Hace alrededor de dos años, la hija del prisionero de conciencia Rafael Millet Leyva actualmente exiliado en los Estados Unidos, fue la víctima de todas estas represalias a mano de esta maestra.
Su víctima actual, Rolando Jiménez Gutiérrez, padece de retraimiento y disociación de las tareas escolares, es un niño introvertido y triste. Todas estas prácticas discriminatorias han dejado secuelas irreversibles en su salud mental y heridas que difícilmente lleguen a cicatrizar algún día.
primaveradigital@gmail.com
La maestra coacciona y discrimina habitualmente a su alumno Rolando Jiménez Gutiérrez, hijo del prisionero de conciencia Rolando Jiménez Pozada.
Con una trayectoria impecable en lo que a educación atañe, al decir de antiguos alumnos, sin importarle cuánto padecen los hijos de los presos políticos en Cuba, la maestra Beatriz recurre a métodos pocos tradicionales para lavar cerebros e infundir temor en los niños cuyos expedientes tienen las siglas HCR, hijos de contrarrevolucionarios.
De manera sutil pero efectiva, recurre a procedimientos como la difamación de los padres de estos alumnos delante de toda la clase. Imparte y comenta charlas donde exalta las figuras revolucionarias, como por ejemplo, los 5 espías presos en cárceles estadounidenses, en detrimento del padre en cuestión, sin importarle para nada como se siente el menor, o si hiere sus sentimientos filiares.
La maestra les ordena participar activamente en tareas políticas e ideológicas, como recitar poemas alegóricos al comunismo y redactar cartas a los 5 espías.
Por otra parte, no faltan los castigos para estos niños marcados por el pensamiento de sus padres. Son obligados a trabajar en el comedor escolar sirviendo la comida de todos los alumnos y profesores. Esta escuela cuenta con una matrícula de más de 600 educandos. Además, tienen que realizar otras tareas como la chapea de áreas verdes con machetes afilados, recogida de escombros y trabajos en el huerto escolar.
Todas las semanas y supuestamente para ilustrar la clase de educación cívica, deben llevar por escrito redacciones donde se expongan las tareas que realiza la familia, donde trabajan, qué hacen en sus tiempo libre, de qué hablan en el hogar, si participan en las actividades de los Comité de Defensa de la Revolución de sus barrios. Estos métodos les permiten saber de primera mano, a que se dedican los familiares de sus alumnos y a su vez, hacerlos cómplices de denunciarlos.
Hace alrededor de dos años, la hija del prisionero de conciencia Rafael Millet Leyva actualmente exiliado en los Estados Unidos, fue la víctima de todas estas represalias a mano de esta maestra.
Su víctima actual, Rolando Jiménez Gutiérrez, padece de retraimiento y disociación de las tareas escolares, es un niño introvertido y triste. Todas estas prácticas discriminatorias han dejado secuelas irreversibles en su salud mental y heridas que difícilmente lleguen a cicatrizar algún día.
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