Jaimanitas, La Habana, 28 de mayo de 2009, (SDP) Yusmila, la princesa de una barriada pobre de Holguín, contempla su cuerpo en el desvencijado espejo de la casa de sus padres, frustrada por la penuria en que vive y cansada de tanta pobreza, dio cabida en su mente a seguir los pasos de una amiga que se fue a La Habana a practicar el jineterismo. Aquella si es una princesa, se dijo.
“Así es como llega a La Habana, procedente de la Ciudad de Holguín, la ciudadana Yusmila Leyva Martínez, con el propósito de sostener relaciones sexuales a cambio de dólares, con ciudadanos de diversas nacionalidades. Una vez en la capital, para lograr sus objetivos, se dirigió a centros recreativos de gran afluencia turística, como la instalación de la Corporación Rumbos, ubicada en la interseccióñ de las calles Quinta y doscientos cuarenta de la localidad de Jaimanitas, Municipio Playa, provincia Ciudad de La Habana, donde llegó a conocer turistas procedentes de México, Canadá y Estados Unidos, con los que materializó el comercio sexual de su cuerpo recibiendo por el1o entre cuarenta y cien dólares.” − Dice la SENTENCIA TREINTA Y DOS DEL DOS MIL SEIS, EN LA SALA TERCERA DEL TRIBUNAL PROVINCIAL DE CIUDAD HABANA − Cosa que se entiende.
Lo que no es aceptable es que se quiera tomar este caso para endilgarles a varios individuos un delito de TRATA DE PERSONAS, como ha ocurrido con la citada sentencia. Todos conocemos que esto consiste en buscar a jóvenes de estrato pobre y apartado, engañarlas con algunas promesas para llevarles a otro lugar; donde queda atrapada y sometida a la prostitución para beneficio económico del traficante. Otra cosa sería iniquidad y este pueblo no ha facultado a nadie para legislar o sancionar a contrapelo de lo que es válido para el entendimiento nacional y universal.
Peor aún resulta que se haya utilizado este caso, a tenor de una declaración de la Leyva Martínez, según la cual: en una ocasión tres meses atrás, se hospedó con un extranjero por unas horas en la vivienda del anciano Ramón Bardón Martínez, alias Monguito, cita en calle 220, # 101 entre 1ra. y Mar, Jaimanitas, Playa. Argumento que sirvió para efectuarle un registro donde se ocuparon 7 condones, tomado tal pruebas y la citada declaración, como asidero para endosarle al viejo sendas causas de Tráfico de Persona y Proxenetismo.
Los agentes del orden y los tribunales, al amparo de la censura de prensa y del miedo de la población, actúan al margen de la ética, con tal impunidad y descuido, que no les preocupa para nada si la propia letra de lo que dice la sentencia los desmiente. Criterio refrendado además de forma masiva por los vecinos de Monguito, los cuales niegan que este sea un proxeneta. Queda claro que la única falta del anciano consistió si acaso, en rentar una habitación sin tener licencia.
Digo si acaso, porque la ley que permite rentar habitaciones, establece un procedimiento para detectar y sancionar ilegalidades al respecto, que fue violado por las autoridades. Es de todos conocidos, que las jineteras (prostitutas) de este país, se alojan con sus clientes, − fundamentalmente extranjeros − en las casas que tienen licencia para alquilar habitaciones. Es algo que se ve con frecuencia en la televisión. Para nadie es un secreto que la mayor parte del turismo viene a Cuba por las jineteras, si luego no pueden alojarla en los hoteles, ¿qué hacen?
Las leyes cubanas contra la prostitución son tan ambiguas e imprecisas, que es sayo que puede servir lo mismo a un casero, como a los trabajadores de un centro turístico, e incluso a muchos más. Esta cosa anómala, en manos de gente inicua, termina siendo aplicada de forma abusadora, selectiva y caprichosa.
Los encargados de cumplir la ley se la aplican a algunas personas, pero exoneran a otras. Así por ejemplo, las prostitutas son utilizadas para espiar a extranjeros que tienen negocios en el país, lo mismo se hace con un número de turistas y en este empeño utilizan también a los proxenetas.
Varios de los encartados en este caso son “agentes” que la policía utilizó durante años y ya cuando los consideró quemados, los sacrificó encarcelándolos por poco tiempo. Es algo que se repite una y otra vez y siempre hay una víctima a esquilmar para beneficio de alguien, como ocurrió en este caso.
Los oficiales de la policía de hecho se convierten en proxenetas, pues además de extorsionar a las jineteras, estas tienen que complacerles con sus favores. Como le dijo el Dr. Víctor Benítez Nápoles, − una víctima que resultó tan espinuda que tuvieron que dejarla − al Jefe del Departamento Provincial de Lacra de la policía y cito: “Si yo, o mi esposa nos paramos con un automóvil frente a centros nocturnos como La Macumba, Delirio Habanero u otro para alquilarle el auto a las parejas con extranjeros que salen de allí, es muy difícil que pasemos de un día sin ser detenidos.
¿Cómo es posible entonces que haya personas que estén 3 o 4 años haciendo estas cosas y muchas más sin ser detenidos? ¡Porque trabajan para ustedes sin lugar a dudas, no hay otra posibilidad! ¿Quién entonces está administrando el problema de la prostitución? ¡Ustedes, la policía, que es quien único puede hacerlo!”
Hace ya varios años que las autoridades les quitan la vivienda a personas con diferentes pretextos. Luego, las venden a artistas como ocurrió con el Tosco en el Reparto Juan Manuel Márquez, en Santa Fe; otras pasan a ser casas de cita para oficiales como ocurrió con la que le quitaron a la Rusa, próximo al mar, al final de la calle 240 en Jaimanitas. Se dice que la de (Monguito) Ramón Bardón Martínez, estaba destinada para un alto oficial de la Seguridad Personal de Fidel Castro, pero como salió a la luz pública, la convirtieron en hogar materno.
El Dr. Víctor Benítez Márquez, residente en calle 240 No. 5 A04 entre 5ta. A y 5ta. B en Jaimanitas, es uno de los pocos casos que lograron escapar de esta encerrona: él tenía licencia para alquilar y hospedaba permanentemente a una joven jinetera. Argumentó que ella no practicaba la prostitución en su casa, se defendió de tal manera que entendieron que era mejor dejarlo. Luego tuvo el altruismo de defender a Monguito, también la oposición intervino, pero el gobierno decidió asumir la falta y le quitó la residencia que heredó de sus padres y donde vivió desde niño.
Entre las irregularidades de este caso que saltan a la vista, está el hecho de que las dos jineteras involucradas, responsables de un delito de prostitución ejercido por voluntad propia, fueron exoneradas y utilizadas como testigos bajo coacción. A cambio le permitieron la salida para Bélgica a una y la devolución de propiedades a la otra. Los proxenetas (o agentes) de 4 años en la labor, estuvieron poco en prisión y ya están de nuevo haciendo de las suyas.
El asunto resulta tan sórdido, que no se sabe quien es más inmoral: las jineteras y sus chulos o las autoridades. Acaso los Jueces del Tribunal Provincial desconocían las cosas que estamos diciendo aquí y los del Tribunal Supremo que ratificaron la sentencia. No señor, ¡no! No pueden pretender que les creamos tal cosa que resulta una perogrullada. Jinetero es una palabra pequeña para quien se apresta a hacer las cosas en que incurren ustedes. La historia los mira y el Tribunal de Tribunales, Juez de Jueces, la Conciencia Humana, también.
chavi_glez@yahoo.com
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