Managua, La Habana, mayo 28 de 2009, (SDP) Una información me llega gracias a la cortesía de amigos. Cubanet enfrenta su posible desaparición debido a la crisis financiera que atraviesa.
Lázaro González Valdés, periodista independiente radicado en Miami, aboga en su trabajo “Peligro de muerte para la prensa libre en Cuba”, por la suerte de Cubanet para quienes la tengan en sus manos.
Leyendo la biografía de esta agencia de prensa escrita por Santiago de Juan, pude conocer de los esfuerzos y desvelos que pasaron todos aquellos que en el exilio ayudaron para que desde la nada, Cubanet naciera y pudiera crecer.
A esta historia, uno a la de quienes en Cuba venciendo obstáculos con dedicación y riesgos de todo tipo, ayudaron a que este proyecto fuera adelante. En sus artículos plasmaron violaciones de derechos humanos, opiniones diversas, reportajes y otros géneros periodísticos que hablan precisamente de lo que el gobierno cubano le interesa ocultar.
Cubanet parió en la isla decenas de pequeñas agencias de prensa, entre ellas Cuba Verdad, en la que aún me encuentro. De entre las miles de anécdotas que ocurrieron al grupo de periodistas que la integrábamos, recuerdo una que mucho me impactó.
En la casa de Celia Jorge, hoy en el exilio, Mario Viera, entonces director de la agencia también exiliado, leía por teléfono una información a Rosa Berre, directora de Cubanet en esa época.
En un momento efusivo de la transmisión producto de un golpe, una lámpara que estaba próxima al teléfono cayó al suelo haciendo un ruido enorme. El auricular del teléfono también cayó enredado con los cables. Rosa, del otro extremo, preguntaba preocupada por lo que decía pareció una explosión. Y entonces pronunció las palabras por lo que cuento esta anécdota: “No te preocupes, así estamos ayudando a escribir la historia de Cuba.”
Y esa es la historia de catorce años que no debe morir, porque también moriría el sacrificio de muchos que aun guardan prisión por ejercer su derecho a informar y ser informados. Y el sacrificio de otros, que lejos de su patria, han contribuido con múltiples apoyos para que este proyecto continuara todo este tiempo.
Sin contar su archivo de denuncias, dolor y de rebeldía que día a día se ha ido conformando y que tampoco debe perderse. Por que está muy claro: ¿A quien podría interesarle que todo ese testimonio desapareciera?
Cubanet es también en alguna medida, el sostén económico de un buen número de periodistas independientes dentro de la isla.
Comencé a escribir para Cubanet en el año 1998, cuando junto a los colegas José Fornaris, Lázaro González, Juan José López y los mencionados Celia y Viera, fundamos Cuba Verdad.
Cubanet debe salvarse, pero para esto hay que salvar también los obstáculos creados entre quienes escribimos desde dentro y quienes editan desde fuera. Causa por la que hace meses me alejé, queriendo aún lo que me dio la posibilidad de romper con décadas de silencio.
En mi caso, estaría dispuesta a reinsertarme sin ser retribuida, sólo con la convicción de una de las premisas de este proyecto: “Mientras exista un cubano que quiera escribir, existirá Cubanet”.
amarilisrey@yaho.com
Lázaro González Valdés, periodista independiente radicado en Miami, aboga en su trabajo “Peligro de muerte para la prensa libre en Cuba”, por la suerte de Cubanet para quienes la tengan en sus manos.
Leyendo la biografía de esta agencia de prensa escrita por Santiago de Juan, pude conocer de los esfuerzos y desvelos que pasaron todos aquellos que en el exilio ayudaron para que desde la nada, Cubanet naciera y pudiera crecer.
A esta historia, uno a la de quienes en Cuba venciendo obstáculos con dedicación y riesgos de todo tipo, ayudaron a que este proyecto fuera adelante. En sus artículos plasmaron violaciones de derechos humanos, opiniones diversas, reportajes y otros géneros periodísticos que hablan precisamente de lo que el gobierno cubano le interesa ocultar.
Cubanet parió en la isla decenas de pequeñas agencias de prensa, entre ellas Cuba Verdad, en la que aún me encuentro. De entre las miles de anécdotas que ocurrieron al grupo de periodistas que la integrábamos, recuerdo una que mucho me impactó.
En la casa de Celia Jorge, hoy en el exilio, Mario Viera, entonces director de la agencia también exiliado, leía por teléfono una información a Rosa Berre, directora de Cubanet en esa época.
En un momento efusivo de la transmisión producto de un golpe, una lámpara que estaba próxima al teléfono cayó al suelo haciendo un ruido enorme. El auricular del teléfono también cayó enredado con los cables. Rosa, del otro extremo, preguntaba preocupada por lo que decía pareció una explosión. Y entonces pronunció las palabras por lo que cuento esta anécdota: “No te preocupes, así estamos ayudando a escribir la historia de Cuba.”
Y esa es la historia de catorce años que no debe morir, porque también moriría el sacrificio de muchos que aun guardan prisión por ejercer su derecho a informar y ser informados. Y el sacrificio de otros, que lejos de su patria, han contribuido con múltiples apoyos para que este proyecto continuara todo este tiempo.
Sin contar su archivo de denuncias, dolor y de rebeldía que día a día se ha ido conformando y que tampoco debe perderse. Por que está muy claro: ¿A quien podría interesarle que todo ese testimonio desapareciera?
Cubanet es también en alguna medida, el sostén económico de un buen número de periodistas independientes dentro de la isla.
Comencé a escribir para Cubanet en el año 1998, cuando junto a los colegas José Fornaris, Lázaro González, Juan José López y los mencionados Celia y Viera, fundamos Cuba Verdad.
Cubanet debe salvarse, pero para esto hay que salvar también los obstáculos creados entre quienes escribimos desde dentro y quienes editan desde fuera. Causa por la que hace meses me alejé, queriendo aún lo que me dio la posibilidad de romper con décadas de silencio.
En mi caso, estaría dispuesta a reinsertarme sin ser retribuida, sólo con la convicción de una de las premisas de este proyecto: “Mientras exista un cubano que quiera escribir, existirá Cubanet”.
amarilisrey@yaho.com
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