jueves, 6 de noviembre de 2008

EL HOMBRE NUEVO O LA DIGNIDAD PLENA DEL HOMBRE, Pablo Silva Cabrera



Baracoa, La Habana, noviembre 6 de 2008, (SDP) Hace unos días estuve conversando con un amigo que me visitó un tema que me ha dejado pensando: la falta de motivaciones ideológicas en los cubanos.

Mí amigo, al igual que yo, cargamos con unos cuantos años a cuesta; y casi sin percatarnos, fuimos repasando nuestra historia nacional, enfocados en los actores de las diferentes etapas. Contrastamos el liberalismo romántico de Agramonte y el pragmático de Carlos Manuel de Céspedes; la modernidad humanista de José Martí y de otros pensadores que le sobrevivieron como el camagüeyano Enrique José Varona. Pasando por los del siglo XX, posiblemente menos fértil que el siglo precedente.

Aunque el aspecto intelectual es muy importante, le decía a mí amigo, las mayorías no pertenecen a esos grupos de elite; buena parte de los mambises eran analfabetos y lo mismo sucedió con no pocos de los que lucharon contra las dictaduras que padecimos en nuestra etapa republicana. Tienes razón - me dijo – pero se sacrificaron por esas ideas que quizás no entendían bien, pero que cierta experiencia existencial les decía que eran justa ¿quién puede entender mejor lo indigno de la esclavitud que un esclavo?


Mí amigo me relató la siguiente anécdota: Estaba de visita en casa de un viejo amigo, al que siempre he considerado persona seria y cabal, cuando me dijo que al nieto le habían entregado el día anterior el carné de la UJC; como el nieto estaba presente aproveché para preguntarle si había leído el Manifiesto Comunista o la Crítica del programa de Gotha. El muchacho, sin sonrojarse, me contestó: “Puro, esa trova a mí no me interesa; lo mío es conseguir una buena pinchita donde haya busca y si es en fula mejor”.

Lo peor de todo es que el abuelo escuchaba esta declaración del nieto con una aprobadora sonrisa en los labios.

En mí reciente viaje a los Estados Unidos me encontré en el seno de la comunidad cubana, numerosas críticas a los cubanos recién llegados. Entre las que más se repetían estaban las siguientes: que utilizaban un lenguaje soez y chabacano, que eran vagos; y lo que más molestaba a un exilio, que más que un compromiso, tiene una obsesión con la liberación de Cuba, que no mostraban ningún interés por la tragedia cubana.

Este malestar a cada rato se refleja en la prensa. En un artículo del columnista Esteban Fernández publicado en el diario californiano 20 de mayo, bajo el título: ¡Tremenda basura es el hombre nuevo! Señalaba lo siguiente:

Y la cosa más repugnante es cuando nos sueltan: “Yo vine para acá pero A MÍ EN CUBA NO ME FALTABA NADA, y vivía muy bien sin tener que pinchar”. Lo tragicómico es cuando tratan de hacernos creer que nosotros porque vinimos antes estamos en la OBLIGACIÓN de ayudarlos a no tener que trabajar. Yo no sé qué quieren ¿que les regalemos una tremenda residencia de dos pisos en Beverly Hills o quieren vivir al lado de Gloria Estefan en Florida? O, sin hablar ni una papa de inglés, quieren que los nombren Vice Presidentes de la Coca Cola. Y, desde luego, que el trabajo en la empresa de refrescos sea una “botella” porque ¡NO QUIEREN TRABAJAR! Fidel lo que creó fue "el hombre vago".

“Lo más importante: el HOMBRE NUEVO no "barre el piso" con el castrismo, ni jamás toca con limón al régimen asesino. No, de eso nada, son extremadamente parcos en las críticas. Vaya, nos critican más a nosotros, AL EXILIO HISTORICO, y al sistema americano, que a Fidel y a Raúl y mucho menos a los cederistas, guardafronteras y milicianos. No vienen aquí a combatir al desgobierno cubano sino a forrajear y a juntar unos pesos para volver de visita y ostentarlos allá.”

Ese Hombre Nuevo, que a no pocos se les antoja como una especie de Frankestein, es el resultado de una constante violación a la dignidad humana por parte de un todopoderoso Estado. Todo comienza en la infancia con el ejemplo de unos padres que para sobrevivir, fingen y disimulan. Padres que hablan una cosa en el hogar y otra bien distinta en la comunidad. A los seis años le cuelgan una pañoleta y lo hacen repetir diariamente: seremos como el Che, al llegar a la adolescencia ya está convencido de que la única forma de seguir estudios superiores depende de aceptar una militancia comunista y participar disciplinadamente en las movilizaciones del Régimen.

Es un ser humano que se le ha hecho creer que nunca va a cambiar nada en Cuba y la única esperanza está en marcharse del país y seguir portándose bien, porque sino que se olvide de regresar a la tierra que lo vio nacer. En fin, que no se atreve a rebelarse contra el sistema; pero tampoco vive según los preceptos y normas de éste.

Estas personas no pueden disfrutar de la libertad ni cuando se marchan de Cuba. En los Estados Unidos me los encontré hablando bajito y mirando con recelo en todas direcciones – como si estuvieran aquí – cuando conversábamos de los problemas cubanos; cuando les señalé lo absurdo de su actitud me dijeron: Es que aquí hay muchos infiltrados.

Estos cubanos son víctimas de un sistema creado para domeñar la voluntad y anular el carácter. Sólo podrán cambiar, cuando Cuba cambie; cuando cumplamos con esa aspiración martiana de que: La Ley primera de la República sea el culto de los cubanos a la dignidad plena del hombre. Sólo así el cubano volverá a ser ese ser humano independiente, honesto y jovial, siempre dispuesto a deshacer entuertos mientras esgrime una sonrisa.
primaveradigital@gmail.com
Presidente del Partido Solidaridad Democrática.
Integrante de la Unidad Liberal de la República de Cuba.

1 comentario:

VoIPencima InForma dijo...

Yo he escuchado de muchas historias acerca de Cuba y su gente que viene para los EUA. Muchos de nosotros porque desebamos venir para aca,y no os gustaba el counismo de Castro, creemos que muchos otros Cubanos piensan igual. debemos dejar que ellos mismos hagan sus gestiones de salir de CUBA y no debemos ayudarlos a salir, sino que ha prosperar aqui. Si somos nosotros mismos los que hacemos tanto por traerlos, no van a darse cuenta del sacrificio que cuesta, y por ese misma razon, no agradecieran de la manera correcta. Debemos entender que la mayoria de los Cubanos ya han estado bastante tiempo baje el regimende Castro, por lo que deberian estar bastante acostumbrados. Luego llegan aqui y se dan cuenta lo dura que es la vida. La realidad del estilo de vida aqui en los EUA los espanta. Y como no si en Cuba no tienen que dar ni un ajo en defensa propia!!!