viernes, 1 de mayo de 2009

LA METAMORFOSIS DE NICANOR, Víctor Manuel Domínguez


Centro Habana, La Habana, 30 de abril de 2009, (SDP) El día que Nicanor O´Donnell le partió la nariz de un puñetazo a un grande de la cultura cubana, nacía un nuevo personaje condenado a vivir a la sombra de la censura en el país.

Nicanor, protagonista de un cuento escrito por Eduardo del Llano, desnudó a través del humor los tabúes éticos y sociales de personalidades oportunistas, solapadas y decadentes en el ámbito cultural.

Trazado con una destreza que satiriza, confronta y devela los vericuetos íntimos de la falsa identidad, el comportamiento servil y la naturaleza escapista de los fotografiados, el artista Nicanor O´Donnel logró formar un gran mural con las tiras de pellejo podridas de la nación.

Personaje sin cortapisas, chabacanerías, estereotipos, banalidades y otros desperdicios que sirven los censores a los comensales del humorismo artístico y literario que se ofrece en la Isla, Nicanor resume y exterioriza el verdadero pensamiento popular.

Pero más allá de la unánime aceptación por parte de los seguidores del buen humor o la confrontación directa que revelan las problemáticas ocultas de la nación, Nicanor decidió hacer cine, y por supuesto, bajo la dirección de Eduardo del Llano

Y de que le ha ido bien, al menos con el pueblo, lo amerita su primer éxito de taquilla underground.

El corto Monte Rouge, el éxito más sonado de la saga fílmica de Nicanor, junto a High tech, Photoshop, Homo sapiens e Intermezzo son comidilla de gente joven y no tan joven que lo copian en MP3, DVD y cuanto medio informático tienen a mano, según publicó Jorge Fernández Era en la revista Palabra Nueva.

De acuerdo con el autor del trabajo Una idea tormentosa, un buen tema para tesis de sociólogos y comunicadores es la forma en que estos materiales underground, pasan de mano en mano para luego convertirse en eslabones de una cadena de trasmisión interminable que nada tiene que ver con salas de cine y canales de televisión.

Pero si respondemos a esa interrogante, la cuestión no está sólo en el gracejo del personaje y quienes ahora lo secundan, si no en la profundidad con que aborda los temas más candentes de la actualidad y la avidez que tiene el pueblo porque se tomen en cuenta.

Los cubanos conocemos muy bien las diatribas lanzadas en su momento contra los filmes Fresa y Chocolate y Guantanamera, del binomio Tomás Gutiérrez Alea y Juan Carlos Tabío, por esbozar tan solo los tabúes del homosexualismo y la ineficiente burocracia nacional.

Las autoridades cubanas, aún con los rezagos inquisidores de los períodos denominados Quinquenio gris y Parametraje, ven con malos ojos y condenan al ostracismo promocional cualquier ejercicio de libertad artística que atente contra los paradigmas del sistema.

Por eso es la falta de un mecanismo distribuidor para los filmes de Sex Machine Producciones que dirige Eduardo del Llano. De ahí la necesidad de prohibir el sexto corto Brainstorm (tormenta de ideas), “una mirada irónica a la prensa cubana, donde los personajes se refieren a la Cuba que conocemos y no a la que se nos pretende mostrar”.

Que actores de nivel como Albertico Pujol, Adria Santana, Jorge Perogurría, Néstor Jiménez y el popular Nicanor de Luis Alberto García decidan “meterse en candela”, demuestra que aunque los perros ladren, seguimos caminando.

Eduardo del Llano es muy profundo para el gusto de los censores. Su obra y personajes tienen miles de seguidores en Cuba y otros países. Tratarán de mantenerlo abajo. A la sombra de una política que no escatima esfuerzos por silenciarlo. Eso, mientras no escriba la metamorfosis de Nicanor y lo convierta en El hombre de Maisinicú, o al menos, en miliciano
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