viernes, 1 de mayo de 2009

LA PROSTITUCIÓN UNIFORMADA, Guillermo Fariñas


Santa Clara, Villa Clara, 30 de abril de 2009, (SDP) En Cuba, quienes pagan el plato roto por ejercer la prostitución son las archifamosas “jineteras”, esas jóvenes desesperadas por fornicar con cualquier extranjero de paso, siempre con la esperanza de que alguno de esos visitantes las saque de este infierno llamado socialismo cubano.

Pero en cada ceremonia oficial donde el gobierno castrista condecora a alguien, se puede ver otro tipo de meretrices. Visten de completo uniforme y son quienes llevan las condecoraciones. Los televidentes de cualquier tendencia política están de acuerdo en una sola cosa: estas féminas son de rostros sumamente bellos. Además, sus cuerpos están demasiado bien proporcionados, como si una matrona experta y de buen gusto las hubiese escogido a propósito.

El emporio de prostitutas se encuentra en pleno corazón de la céntrica barriada El Vedado, en La Habana, en la calle F entre las arterias 29 y Zapata. Allí radicó durante muchos años la antigua prisión El Príncipe, la que fue desmantelada en la década de los años 70 del pasado siglo XX. Ahora, en ese sitio radica el Batallón de Ceremonias del Ministerio de las Fuerzas Armadas Revolucionarias.

Esta entidad cuenta con no menos de 4 compañías femeninas y aunque su jefe nominal es el coronel Antonio Guerrero Ramos, otros organismos discretamente ejercen la jefatura en ese lugar.

Pertenecer a este sui generis batallón y ser mujer implica muchas cosas. La primera es que deben estar dispuestas a sacrificarlo todo por la Revolución Socialista. Cuando se dice todo, se debe comprender que hasta los amores carnales sean echados a un lado para servir al fidelismo.

Este batallón es la fuente de la cual se nutren en primer lugar las direcciones de Contra-Inteligencia e Inteligencia Militar subordinadas al MINFAR, así como sus homólogas del Ministerio del Interior (MININT) denominadas Dirección General de Contra Inteligencia (DGCI) y la Dirección General de Inteligencia (DGI).

Las integrantes de esta entidad pasan en su batallón el Servicio Militar Voluntario Femenino. En esos 3 años tienen una marcada disposición combativa a dejarse cortejar por mandatarios extranjeros, integrantes de sus delegaciones y hasta por miembros del cuerpo diplomático acreditado en Cuba.

Dicen los expertos en sofisticadas técnicas de penetración a los potenciales enemigos, que estas mujeres que se alquilan son el clímax de la entrega a Fidel y Raúl Castro. Ellas son la primera línea de combate de lo que entre los Agentes Afectivos se clasifican como “Agentes Julietas”.

Es posible que si consiguen enganchar a un representante político de un país amigo o enemigo, sean colocadas en otra ubicación aparente para que comiencen a recibir entrenamiento específico del juego Inteligencia versus Contrainteligencia. Su tarea es satisfacer sexualmente al objetivo e influir en este.

Quienes de ese batallón no tengan la suerte de pescar a una incauta presa, las puertas se les abren por parte de la nomenclatura de los Castro. Demostraron su devoción al sistema social imperante y por tanto serán consideradas personas de alta confianza, porque por la Revolución prostituyeron el amor.

Ya mejor preparadas pueden ejercer el jineterismo político en nombre de la doctrina marxista-leninista en disímiles circunstancias. Pero a estas jineteras ningún cuerpo represivo las va a perseguir, debido a que sus primeros compromisos de venderse fueron por su pertenencia a un secreto cuerpo de prostitución uniformada.
cocofari62@yahoo.es

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