jueves, 7 de mayo de 2009

EN LA NEBLINA DE LA MADRUGADA, Odelin Alfonso Torna

Arroyo Naranjo, La Habana, mayo 7 de 2009, (SDP). Desde las últimas horas de la madrugada del 1 de mayo, ya estaban organizados los bloques para el “gran desfile”. Reiterados pases de listas rectificaban las ausencias injustificadas de obreros y estudiantes convocados.

Los voceros de régimen suelen decir cada año que es “el mayor desfile de la historia”. A juzgar por las casi dos horas de duración, me inclino a pensar que fue, digan lo que digan, la marcha más corta en 50 años.

En la histórica Plaza de la Revolución y sus calles aledañas, bloques humanos aguardaban por el silbatazo que diera inicio al tercer desfile bajo el gobierno de Raúl Castro. A las 8: 13 minutos de la mañana, después de las palabras de Salvador Valdés Mesa, Secretario General de la Central de Trabajadores de Cuba (CTC), arrancó la marcha con trabajadores de la salud y la educación.

Recuerdo la última marcha en la que participé, el primero de mayo de 1991. Apenas tenía 21 años y ya era, por decisión unánime de la prole de trabajadores, Secretario General del Sindicato en una línea de ensamblaje de bicicletas chinas, perteneciente a uno de los complejos de la Industria Electrónica.

Por ese entonces se había desplomado el bloque socialista europeo y se desintegraba la Unión Soviética. Junto a un grupo de aproximadamente 40 radio-electrónicos y más de 100 ensambladores, quedé excedente en la línea de ensamblaje de televisores rusos. Para ese año (1991) la meta era producir 90 000 de estos receptores de televisión, pero sólo se ensamblaron 40 000. Por orden de Comandante Ramiro Valdés, al frente del gremio de las Comunicaciones y la Industria Electrónica, se orientó el ensamblaje de bicicletas chinas. De ahí que muchos colegas que se graduaron y trabajaron conmigo en ese complejo industrial, con el tiempo se dedicasen a otras labores.

Lorenzo y Jaime, hoy son trabajadores por cuenta propia. El primero abrió una cafetería en Alta Habana y el segundo rellena fosforeras desechables en los bajos de la tienda El Cadete. Otros dos, Ricardo y Javier, terminaron de custodios en una base de transporte.

Al ver desfilar este primero de mayo los bloques del CIMEX, CUBALSE y el Ministerio de Turismo, columnas vertebrales en la economía cubana, recordé a mi colega Adolfo (El Chino). Tuvo mejor suerte que los antes mencionados. Terminó de gerente de ventas en la tienda de electrodomésticos de 7ma y 84, en el municipio capitalino de Playa. Es un hombre “comprometido” con los desfiles por partida doble.

Relato este episodio de mi vida porque como dirigente sindical tuve que convocar a los trabajadores a la marcha de ese año. La orientación era desfilar en el último bloque, todos en bicicletas. Como era de esperar, la mayoría dijo haber ido por sus propios medios, aunque no apareciera ni la sombra de la bicicleta.

Este año, bloques dispersos cerraron el desfile a las 10: 09 AM. Lo integraban estudiantes de la FEEM, la FEU, estudiantes de la Universidad de Ciencias Informáticas y Trabajadores Sociales. Todos estaban obligados al holo-castro de mayo, por temor a ser cuestionados dentro de la militancia comunista o ser amonestados por incumplimientos en la docencia.

Quizás el próximo 1 de mayo desfilemos por voluntad propia y sin pase de lista. Por el reclamo a mejores salarios y un puesto digno, sin tantas restricciones laborales.

No creo ser el único que abandonó los desfiles hace 18 años. De seguro aumentó la lista de los que dicen llegar a la Plaza y se pierden en la neblina de la madrugada.
odelinalfonso@yahoo.com

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