Managua, La Habana. 7 de mayo de 2009. (SDP) Durante años y en muchos casos, la oposición interna ha elaborado llamamientos a la opinión internacional para recabar apoyo en la consecución de algún objetivo de orden político.
Hace unos días, representantes de un pequeño grupo de organizaciones volvió hacer pública otra solicitud a la comunidad internacional. En esta ocasión, entre otros asuntos, se pide que se exija al régimen de Cuba la libertad para los presos políticos y que se permita el multipartidismo.
En más de una ocasión he firmado algunos de esos “llamamientos”. En los años 90, ayudé a confeccionar y recogí la mayoría de las firmas, unas cuarenta, para el “Llamamiento desde La Habana”.
El apoyo que se solicitaba en esa ocasión estaba relacionado con pactos y convenios internacionales a los cuales el régimen comunista de la isla no se adhería o no honraba.
Entre ellos estaban los Pactos de Derechos Humanos y Culturales, y de Derechos, Políticos, Económicos y Sociales. En el 2008, La Habana firmó esos Pactos, pero hasta el momento no se sabe si va a ratificarlos.
Cuando hacemos “llamamientos” internacionales después tenemos la impresión de que las líneas están ocupadas porque nadie parece escuchar. La solidaridad internacional es muy importante, pero suele ocurrir que los mecanismos jurídicos para obligar a un país a que acepte normas determinadas de conducta, no existen. El asunto es sobre todo moral, y la moral no es una asignatura de primer orden en las dictaduras.
En todo ese ajetreo, bien intencionado, de querer que la comunidad internacional enmiende el camino político del grupo de poder en Cuba, se olvida algo importante. Que el principal interlocutor es el pueblo intramuros y que esa gran población es pragmática y tiene prioridades básicas de vida.
La lógica indica que hay que poner en primer orden la exigencia al régimen - estos son sólo ejemplos- de que los niños tengan la posibilidad de alimentación adecuada, que haya viviendas para las familias cubanas, que se paguen salarios acordes con la carestía de la vida y que se dé paso a la propiedad privada.
Los ciudadanos todos son los dueños del país. Si el Buró Político del Partido Comunista es quien dirige todo, entonces hay que exigir que sea el pueblo quien elija a esos dirigentes. Y hay que preguntar, en nombre de toda la población, ¿por qué los comunistas deben encabezar todas las instituciones estatales si ellos son una exigua minoría?
El apoyo moral de gobiernos democráticos y de organismos internacionales es de alta importancia, pero ese no debe ser el objetivo primero de los oposicionistas. La oposición política cubana debe tener en cuenta, en cada momento, de forma prioritaria, los intereses fundamentales de la inmensa mayoría de la población.
fornarisjo@yahoo.com
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario