jueves, 14 de mayo de 2009

EXTRAÑO SUCESO, Francisco Chaviano González



Jaimanitas, la Habana, 14 de mayo de 2009, (SDP) El miembro de la UNEAC, periodista independiente e integrante de la Comisión de Prensa de la Agenda para la Transición Cubana, Frank Correa Romero, acaba de sufrir un accidente.

Cuenta que cruzaba la 5ta. Avenida, en la curva que está frente al Club Habana, y sin saber cómo ni cuando fue embestido por una moto marca Suzuki. De pronto se vio cargado en el timón del vehículo, que lo llevó en vilo por el aire unos metros, para luego lanzarlo al césped contiguo a la acera lateral de la avenida. El motorista cayó sobre el pavimento.

Frank, aturdido, quedó sentado sobre el césped, donde lo fue a socorrer un automovilista que venía detrás. Exigió lo llevaran al hospital CIMEQ. La esposa del conductor, asustada por la escena que acababa de presenciar, gritaba: ¡Lo mató, lo mató! La víctima, más asustado que lesionado, continuó sobre la hierba, negó que hiciera falta, aseguró no tener lesión alguna. El chofer lo contradijo, instándole a que no se confiara por no sentirse dañado.

El motorista que tampoco resultó lesionado, se acercó a la víctima y al comprobar que se encontraba bien le reconvino:
--¿Bueno compadre y ahora cómo quedamos? ¡Porque tú venías entretenido!
--Si yo estaba entretenido, usted también porque no frenó y en esta curva hay buena visibilidad.
--¡Mira pa’ eso! --dijo el motorista --, me rompiste el farol delantero. Ahora que yo digo en la Unidad!
Al decir esto y percatarse Frank que la marca de la moto era Suzuki como la que usan los oficiales del G-2 le preguntó:
--¿Usted es de la Seguridad del Estado?
--Si.
--¿Del Departamento 21?
--¡No! – Se apresuró a contestar. – Yo pertenezco a otra dirección. – Y continúa insistiendo. – ¡Imagínate tú, van a pensar que estaba borracho! ¡Que choqué contra una palma!
--Dígale a su jefe que chocó a un individuo en Quinta Avenida.
--¡Qué va…! Nadie me va a creer que choqué a una persona y desbaraté el farol delantero de esa manera y no lo maté, nadie lo va a creer.
--Pues compadre, va tener que decirle entonces que revisen las filmaciones --Frank señaló las copas de los árboles que pululan en la famosa vía – ahí debe estar registrado el accidente. O en último caso, llamar a la policía y vamos a juicio. Aquí la víctima soy yo, y si acaso estaba entretenido como dice, Ud. no estaba atendiendo a la vía porque no frenó, y eso si se puede comprobar.

Con esas palabras terminó el incidente, cada quien continuó su camino. Luego Frank Correa se lamentó de no haber cogido la matrícula de la moto.

Todo resulta indicativo de que se trata de un accidente. El modo en que ocurrieron los hechos se ciñe al de un evento casual y fortuito. Se suma además que sería muy peligroso acometer un atentado de ese tipo, pues como se pudo ver el oficial también se cayó al pavimento, lo cual resulta bien peligroso. Debe agregarse que a solo unos metros del lugar se encuentran dos unidades del MININT a ambos lados de la avenida: Tropas Guardafronteras y el Punto Cero de Seguridad Personal.

En el otro platillo de la balanza habría que poner: que presentar las agresiones como hechos casuales y fortuitos es la impronta de la Policía Política. Es tan así, que asombra y tiende a confundir hasta a los más experimentados opositores, que a golpe de fatalidades dañinas hemos tenido que aprender las lecciones. Utilizan a las personas dándoles pequeños papeles del libreto abyecto de la farsa lesiva que acometen contra sus víctimas, quienes luego asumen el suceso como fatal casualidad.

Solo el tiempo echa a ver que las casualidades fatales se repiten con tanta frecuencia que resulta anormal; o porque al trillarse se exponen a que alguien vea o comente indicios que coadyuvan a barruntar la verdad y con ello, hacen que salgan a flote quienes son los culpables. Es increíble como muchas personas se prestan para participar en cosas que los más elementales principios éticos las califican de bochornosas.

Tirarle un vehículo arriba a los opositores ha sido un método muy recurrente de la policía política. Por lo regular no se les impacta, solo se les asusta. Pero no será ahí donde ocurrió lo fortuito, un error de cálculo y habilidad, donde ni Correa ni el motorista reaccionaron como se debía. Saque Ud. su conclusión, yo no creo en la casualidad de este extraño suceso.
chavi_glez@yahoo.com

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