jueves, 7 de mayo de 2009

LA SUSTITUTA DE LILY, Guillermo Fariñas Hernández

Santa Clara, Villa Clara, mayo 7 de 2009 (SDP) Existe un axioma sistémico en la labor de los agentes infiltrados dentro de disidencia anticastrista que se fundamenta en lograr la penetración de las distintas organizaciones a todos los niveles. La oposición no violenta debe estar penetrada a todas sus cotas bajas, medias y altas.

Cuando el Departamento Nacional de Enfrentamiento a la Actividad Subversiva Enemiga de la Seguridad del Estado obtiene esto, entonces se plantea que todos los estamentos opositores están permeados. El verbo permear, conjugado en boca de los represores castristas, debe ser entendido como controlar.

Otro principio que se cumple de manera constante es que al ser destapado un agente, otro con similares características ya está posesionado. Lo que significa que un equivalente con igual rango está infiltrado y ya asumió las labores del recién destapado.

Entre los 12 agentes sacados a la palestra pública durante los primeros días de abril del 2003, cuando se desató la ola represiva conocida como “La Primavera Negra de Cuba” estuvo Odilia Collazo Valdés, quien al declarar en juicios contra opositores pacíficos, dijo ante los incrédulos espectadores ser la agente “Tania”.

La incredulidad de los anticastristas, tanto en el interior de Cuba como entre los exiliados, se debió a que Lily Collazo contaba con una inmejorable “Deep Cover”. Algo que entre los entendidos en estos asuntos se traduce como que la agente de marras poseía toda una “Fachada Profunda”.

Disfrutaba de un historial familiar impresionante e irrebatible. Su padre había sido uno de los gloriosos presos políticos “plantados”, los prisioneros por combatir al totalitarismo comunista quienes no aceptaron, incluso bajo terribles condiciones carcelarias, reeducarse ni claudicar ante sus verdugos.

Collazo Valdés, a pesar de lo que se pueda decir ahora, logró situarse entre los 10 opositores no violentos más importantes de la disidencia nacional. Fue traidora por partida doble, puesto que traicionó la memoria de su valeroso progenitor y la de las víctimas de los desmanes de las huestes represivas, cosa que conocía cada día.

Quien sustituye a Odilia debe ser sin dudas otra mujer, porque aquella se caracterizaba por saber explotar al máximo su condición femenil. Pero debe ser una dama con mayor nivel cultural que Odilia, debido a que el nivel de instrucción de la disidencia ha ido en aumento, además de la experiencia acumulada en estos gajes.

Por deducción, la sustituta propuesta por el Equipo Multidisciplinario de la Dirección General de Contra Inteligencia del Ministerio del Interior, debe gozar de rasgos en su personalidad y conducta muy parecidos a los de Lily Collazo.

Esta era ante todo una superdotada en cuanto al manejo del trato histriónico con sus hermanos de lucha.

Los de mayor veteranía entre la oposición pacífica recuerdan que Odilia Collazo buscaba estar lo más cercana posible a los diplomáticos de los Estados Unidos de América. Esta era su manera de darle la posibilidad al (des) gobierno de Fidel y Raúl Castro de presentar a sus adversarios como agentes de una potencia extranjera.

La después agente Tania, de modo notorio y sistemático, en lugares donde pudiera ser vista y filmada, hacia abusiva ostentación de los fondos que los exiliados cubanos envían a la disidencia interna. Ese alarde serviría como supuesta prueba de que los anticastristas son “financiados por el gobierno yanqui”.

Odilia era una manipuladora afectiva, al punto de propagar la noticia que padecía de una enfermedad cancerígena, una forma de lograr crear un sentimiento de lástima hacia su persona entre los por ella infiltrados que ya sospechaban, así como manejar sentimentalmente a quienes eran débiles de espíritu.

A los disidentes de provincias venidos a la capital del país los hospedaba en su vivienda o en las de sus cercanos colaboradores, todo un estilo de presión psicológica para que secundaran sus planes. Entre sus íntimos, mantenía un desprecio significativo respecto a los opositores residentes en el interior.

Su arma favorita era el chantaje directo o indirecto a los disidentes que aspiraban a salir del territorio nacional por el Programa de Refugiados de la Oficina de Intereses Norte Americanos (SINA) en La Habana. Esto lo lograba a través de las excelentes relaciones que cultivó con los representantes estadounidenses en la SINA.

¿Cuántos auténticos opositores pacíficos no sufrieron de las sistemáticas acusaciones de ser agentes de la Seguridad del Estado provenientes de la señora Collazo Valdés? Hasta podríamos ir un poco más atrás en la historia de la disidencia, porque a quien sustituyó Odilia, el infiltrado Héctor Castañeda, también usó igual método.

Hizo mucho daño a varias concertaciones unitarias de la disidencia interna, pues introdujo temas polémicos con respecto al exilio y posteriormente se retractó de los mismos. Estas incoherencias por lo general daban al traste con el objetivo buscado entre los pro demócratas, que era alcanzar la unidad de acción ante el régimen comunista.

La agente infiltrada se definía como una persona segura y de muy mal carácter. Poseía características en su personalidad como el egocentrismo de poder, la prepotencia, la autosuficiencia y el desprecio por quienes a pesar de todo no acataban sus puntos de vista políticos.

Quien suplanta a Odilia Collazo Valdés no es conocida todavía, pero debe ser alguien al más alto nivel en el seno de los opositores. Es una persona preparada e inteligente que ha permeado el estamento superior de la disidencia con una excelente fachada profunda. Sería bueno comparar características para otear a la sustituta de Lily.
cocofari62@yahoo.com

1 comentario:

Anónimo dijo...

inteligentisima observacion ,mantengan los ojos bien abiertos con respecto a estos topos , tambien se les pueden poner sebos a ver que tan lejos llegan y desacreditarlos por servir a tan cruel dictador.