viernes, 1 de mayo de 2009

LAS CONVICCIONES SON NUESTRA RUTA

DECLARACIÓN
Los abajo firmantes tenemos asumido que Cuba no tiene una clase política reconocida en términos democráticos universales. Lo que existe es una elite de poder, que si bien no es monolítica mantiene una apariencia de unidad a partir de la represión contra toda señal de independencia de pensamiento y de asociación de la disidencia. No existe clase política porque no hay espacio para que las distintas tendencias puedan expresar libremente sus discrepancias y consensuar sus posiciones. Al no haber democracia ni libertades, resulta risible que le aceptemos al régimen que se abrogue el derecho de hablar precisamente de libertades y democracia.

Como opositores pacíficos al gobierno cubano reconocemos que la geopolítica de Cuba nos está exigiendo nuevos enfoques, divorciados de los esquematismos y de las polarizaciones ideológicas; las cuales, lamentablemente, han contribuido a la fragmentación, no sólo de la disidencia hacia el interior de Cuba, sino también del exilio. Este hecho, que refleja las dificultades nuestras para alcanzar mayor consistencia, debería invitar a la comunidad pro democrática a ser extremadamente cautelosa a la hora de expresarse a nombre de toda la oposición, fundamentalmente cuando parte de ella no ha sido consultada para determinados pronunciamientos. Lo que no limita el derecho de cualquier organización o concertación opositora a hacer las propuestas que mejor estimen. Esto último merece todo nuestro respeto.

El asunto de la asistencia a la oposición cubana es sensible. Ha sido utilizado por el gobierno cubano para acusar a la comunidad democrática de estar al servicio de potencias extranjeras. Es claro que necesitamos apoyo para nuestros proyectos, propuestas e instituciones. No es evidente que el gobierno actual de los Estados Unidos vaya a seguir la misma política en este sentido que sus predecesores. Cualquiera sea su determinación, no es saludable la discusión pública de un asunto controversial que ha estado plagado de muchos problemas tanto en el exilio como en Cuba. En todo caso la ayuda que necesitan los demócratas cubanos no debería ser utilizada como fuente de clientelismo, provenga de donde provenga.

Los desacuerdos en materia de asistencia entre opositores en la isla y ciertas organizaciones del exilio han sido solo una bendición para la elite en el poder. Ello no debe prevalecer en el futuro. Los condicionamientos en las ayudas virtuales o reales solo trasladan rencillas a posibles o reales organizaciones receptoras dentro de Cuba.

Los abajo firmantes declaramos que para nuestros proyectos políticos la ayuda es necesaria, pero no la consideramos como el tema central de nuestra lucha. La cuestión para nosotros no es la de si hay fondos o no. Lo más importante es que nuestra convicción de cambiar a Cuba no se desvanecerá en ninguna circunstancia. No somos, finalmente, responsables de la opinión del gobierno cubano cuando nos acusa de mercenarios y asalariados de los Estados Unidos. Su acusación no resiste la prueba de los argumentos. Sí la utiliza como coartada para esconder el rostro de aquellos que desde hace cincuenta años gobiernan a Cuba como si fuera patrimonio de su propiedad.

Dado en La Habana, a los 27 días del mes de abril de 2009.

Fernando Sánchez López Pedro Fontanal Miranda
Partido Solidaridad Democrática Movimiento Liberal Cubano

Reinaldo Hernández Cardona Manuel Cuesta Morua
Partido Liberal de Cuba Partido Arco Progresista

Lázaro Prieto Álvarez Ángel R. González Salivar
Comisión de Atención a Presos Políticos y Partido Liberal Ortodoxo
Familiares

Silvio Benítez Márquez Jorge Verrier Rodríguez
Partido Liberal de la República de Cuba Confederación de Trabajadores
Democráticos de Cuba
Rafael E. Ávila Pérez
Partido Popular Joven Cuba. Aida Valdés Santana
Coordinadora Nacional
De Presos y Expresos
Políticos

No hay comentarios: