viernes, 1 de mayo de 2009

INCRÉDULOS, Laritza Diversent


Calvario, La Habana, abril 30 de 2009 (SDP) ¿Cree usted que el gobierno acepte los servicios de las empresas norteamericanas? ¿Piensa que eliminará las restricciones que le impone a sus nacionales, como una muestra de voluntad de cambios democráticos en la isla? Recelos y dudas en las respuestas. A Los cubanos le parecen perfectas las recientes medidas de Obama, pero no creen que Cuba acepte.

Este sentimiento es casi unánime. Quieren los cambios, pero no se imaginan a la dirigencia histórica conversando con su enemigo eterno. De este lado del mar, silencio absoluto respecto al tema, ni una sola señal de buena voluntad. No creen que alguien que se aferra al poder, y lo mantiene con fuerza, suelte así de fácil las riendas.

No obstante, esperan alguna acción por parte del gobierno cubano. Algo que vuelva a tensionar las relaciones entre ambos a países. Un acercamiento implica quedarse sin discursos, no solo ante el mundo, también ante el pueblo.

El compañero que reflexiona esta dando pasos en ese sentido. No acepta condiciones, pero intenta condicionar el diálogo. Parece que esta intentando decepcionar a Obama y hacerlo desistir de sus ideas.

¿Elevar el nivel de vida en Cuba? ¡Ni pensarlo! Mientras aquí se pase hambre y haya necesidad, habrá dinero para el gobierno. Familias divididas por un mar de noventa millas, es ganancia y entrada de capital para los comunistas.

Evidentemente en sus escritos, Fidel Castro, deja claro de antemano que no hay intenciones de eliminar restricciones a los cubanos. Más que política, es un negocio que deja millones de dólares al año. El costo de los permisos de entrada y salida y el recargo a las remesas, suplen en una buena parte la ineficiencia de la empresa socialista.

Parece que no es suficiente que exista la posibilidad que entren, solamente este año, alrededor de 1000 millones de dólares a la isla. Tampoco que las familias cubanas a este lado del mar, lo gasten en la tiendas recaudadoras de divisa, todas pertenecientes al sector estatal, con la consiguiente generación de ganancias. De todas formas hay que castigar al dólar.

Si, el dólar es “la moneda del Estado que nos bloquea”, pero también es la de millones de cubanos que aun viviendo en una “sociedad consumista”, trabajan y envían dinero para sus familiares en Cuba. Eso no importa, la eliminación del recargo a las remesas, esta fuera de discusión.

Por eso a este lado del mar hay muchos incrédulos. Saben que los dirigentes necesitan confrontar para poder seguir en el poder. Aunque es lo que más desean, ven muy lejano el día, en que ambos gobiernos, el norteamericano y el cubano, trabajen juntos para ayudar a las familias de la isla.
laritzadiversent@yahoo.es

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