viernes, 1 de mayo de 2009

EDIDEMIA: EN MANOS DE DIOS, Juan González Febles


Lawton, La Habana, abril 30 de 2009, (SDP) La capacidad real para controlar la epidemia de influenza porcina, surgida a partir del virus A, H1N1 y de proteger a la población cubana, es vista con escepticismo por la población y analistas del tema. Las notas aparecidas en los días 27 y 28 de abril en los medios de prensa oficial, específicamente Granma y Juventud Rebelde, dan a conocer un grupo de medidas que en opinión de las autoridades, contribuirán a paliar los efectos de la epidemia en caso de hacerse presente en la Isla.

En una de las notas, las autoridades recomiendan reforzar la higiene personal y colectiva. La población debe taparse la boca y nariz al estornudar y toser. También lavar con frecuencia las manos y reforzar la higiene en la casa y los centros de trabajo. Aseguran además, atención médica oportuna, si fuese necesario. Las autoridades afirman que, “el Ministerio de Salud Pública y sus instituciones, cuentan con los recursos materiales y humanos necesarios a todo lo ancho y largo del país, organizados en un sistema de atención accesible a toda la población”.

Una segunda nota asegura de forma enfática que no se ha producido ningún caso de influenza porcina en el territorio nacional. A tenor de esto se suspendieron los arribos y las salidas hacia México durante 48 horas y se reforzaron las medidas de control en puertos, aeropuertos y otras eventuales puertas de entrada para el virus.

Las opiniones y expectativas dentro de Cuba, al margen del discurso oficial, muestran una profunda reticencia con las seguridades y el optimismo manifestado por las autoridades.

María B., una contadora residente en Lawton, nos refiere con una media sonrisa, que no se dispone de abundante jabón para lavar las manos y ‘reforzar la higiene’, tantas veces como aconsejan las autoridades. El detergente y el jabón de lavar, la pasta de dientes y el resto del paquete de aseo, se vende en divisas convertibles y escasea…

René O., un chofer de un auto de alquiler por cuenta propia (botero) refiere que: “La Habana se convirtió en un gigantesco basurero. Por doquier hay escombros y desperdicios. ¡Vivimos en la mierda!”. Interrogado por este reportero, continúa: “En La Habana y en el resto del país la gente convive con los cerdos y los pollos. La dieta en Cuba es a base de carne de cerdo, eso cuando la encuentras y tienes con qué pagarla. Vivimos en la cochambre y con mucha hambre. Si nos cae arriba la ‘influencia’ mexicana esa; ¡esto se jodió!”.

Más adelante recogimos opiniones sobre consensos de confianza en la capacidad del sistema de salud cubano para lidiar con la epidemia de influenza porcina, si esta apareciera en nuestro medio. En este sentido debemos señalar que el ciudadano promedio perdió, por así decirlo, la confianza en el promocionado sistema de salud cubano. Muchos se quejan amargamente de que los médicos no están al servicio de Cuba y de su pueblo.

La Sra. Laura Pollán de Damas de Blanco manifiesta: “Lamentablemente, aunque tenemos muy buenos médicos, yo no estoy muy confiada, porque la mayoría de esos talentos científicos está fuera del país. Prestan servicios en otros países, por lo que todos conocemos, por el problema económico, etc. Además, en estos momentos creo que no hay los recursos suficientes, como son los medicamentos, para atacar una pandemia como esta. Me parece que ya en este momento, su expansión a nivel mundial le confiere carácter de pandemia”.

Interrogada sobre el impacto de la epidemia entre las capas más desfavorecidas, afirmó: “Los sectores más vulnerables del momento son los barrios más pobres, por tener menos recursos, por ser su alimentación más endeble. Conocemos que los padres de los escolares de la enseñanza secundaria, sólo pueden garantizar que estos tengan algo que comer por las tardes. El menú en las escuelas, no es muy aceptable. Lo que dan por almuerzo es un pan con algo y yogur”.

Más adelante, se refirió a las condiciones de vida y las expectativas entre la nutrida población penal cubana: “Por favor, sabemos que para ellos (los presos) no se cumplen los requisitos que exigen las organizaciones internacionales. ¡Dios permita que allí no entre! De ser así, sería horrible… ¡Horrible!”.

El activista y promotor de la ilegal Comisión Cubana de Derechos Humanos y Reconciliación Nacional (CCDHRN) Elizardo Sánchez-Santacruz, nos ofrece su visión del tema: “Desde el punto de vista policíaco y militar, el control es absoluto. No habrá mayores dificultades para declarar la cuarentena de un pueblo o una villa o una provincia y aislarla del resto. Los ciudadanos no disponen de derechos civiles ni leyes que hacer respetar. No hay a quien demandar o exigir algo”.

Sobre la capacidad del sistema de salud cubano para lidiar con la pandemia, nos dice:
“Frente a un escenario de tragedia epidemiológica, si esta pandemia llegara a nosotros y se requirieran medicamentos complejos y costosos, entonces se harían visibles ciertas deficiencias del sistema de salud existente en Cuba”.

Sobre la población penal, dice: “Si esto alcanzara a la población penal, sería un verdadero desastre. Los presos en Cuba, andan por el orden de la veintena de miles. Hay quien afirma 80 mil y hay quien dice 100 mil. Si fueran alcanzados, sería un desastre. Si la pandemia de influenza porcina cae sobre la población penal en Cuba, más que un desastre, sería un holocausto”.

Un trovador muy conocido, seguro de que preservaré su anonimato, dijo algo que usaré para rematar mi trabajo. “Si ‘eso’ nos cae encima, el único que podrá hacer algo por nosotros será Dios. Será una oportunidad de primera mano, para que le demuestre al pueblo de Cuba, al cabo de cincuenta años que existe y lo principal: ¡Que le importamos!

Al cierre de esta información, no se conoce la existencia de casos de influenza porcina en Cuba.
jgonzafeb@yahoo.com

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