Santos Suárez, La Habana, 14 de mayo de 2009, (SDP) Las legislaciones feudales no se desprendían de España a la hora de establecer sus relaciones comerciales con sus colonias de América. Su sofocante sistema de leyes donde todo estaba previsto, lo legal y lo contra legal, demostraban la avaricia de estos legisladores de largo alcance que sancionaban anticipadamente a cualquiera que tratara de escaparse de estas “trampas legales”.
La historia es una máquina del tiempo a disposición de cualquiera que solo se tome la molestia no solo de leer, sino “interpretar y comparar” con los tiempos que actualmente vivimos.
“No crear leyes que favorezcan un amplio campo de acción del individuo”, concepto este del economista F.A. Hayek se aplica rigurosamente al paso de los siglos. En Cuba, por no llevarlo a la práctica, generó y sigue generando las mismas consecuencias: el Contrabando, (o como modernamente decimos, la Bolsa Negra).
Esta es la razón por la que la mayoría de los cubanos actuales ha heredado una irónica burla o “choteo criollo” como diría Jorge Mañach, en contra de todas estas históricas arbitrariedades.
En 1604, el gobernador Don Pedro de Valdés, escribía al Rey: “El contrabando va en mayor abundancia cada día en razón del desenfreno y osadía con que comercian los habitantes de esta isla con los herejes enemigos de su Majestad.”
Ingleses, franceses y holandeses llegaban a través del río Cauto y comerciaban con Bayamo. Todas las autoridades civiles, militares y hasta eclesiásticas, contrabandeaban con los “enemigos de su ilustrísima Majestad”.
En 1717, los Vegueros de la Habana protagonizaron la primera rebelión en América por las mismas razones, una ley que bloqueaba el progreso individual, el estanco del tabaco.
Desde 1724, los británicos se apoderaron del contrabando y de casi todo el comercio de América al destruir la armada española. En 1762 invadieron y tomaron la Habana.
Antes de esta “hora de los Mameyes”, numerosos incidentes demostraban que no había una “total adhesión” a España como pretenden hacernos creer aún algunos historiadores. En Puerto Príncipe, Camagüey, los vecinos y “hasta las autoridades” se negaron a abandonar el Contrabando. Enviadas tropas por el gobernador, se amotinaron y apresaron a los soldados.
En un informe de 1723 del Ministerio de Hacienda, se hace constar el comercio de” toda la isla” con las colonias francesas y los ingleses de Jamaica. La fuente dice textualmente: “Los géneros se venden por las calles sin moderación y recato”.
Hoy existe a nivel mundial un “Boom Cubano” en los medios de información, como ocurrió a finales del siglo XIX con la guerra del 1895, con la diferencia que en aquellos tiempos solo era la prensa escrita. Hoy hay que agregar a las numerosas publicaciones, una hemorragia de películas y videos de todas las tendencias. Extranjeros que se mueven solo en el mundo del cuc, transmiten ideas que solo sirven para el consumo exterior, construyen argumentos basados en el mundillo que se mueve alrededor de ellos y en mitos y suposiciones. Su único propósito parece ser “to make money”, como dirían los angloparlantes.
El único que hasta ahora ha puesto el dedo sobre la llaga ha sido el Papa Juan Pablo II cuando dijo en una de sus visitas a México: “El capitalismo en América Latina es en realidad una forma distinta y muy anticuada de gestión de la economía”.
Los cubanos hemos llevado la peor parte, pues a ese anticuado Capitalismo heredado de la colonia, hay que sumarle un obsoleto Socialismo que se demostró que no funcionaba en 1989.
Es por eso que abrumados de tantas teorías, teologías y teleologías, nueva palabrita que ha aparecido en el léxico actual para enredar aún más la maraña de “explicaciones y soluciones” que proponen algunos sabihondos internacionales, al hombre común de Cuba, de a pie o como carajo quieran llamarle, solo atina a recurrir a su ya clásico choteo criollo, tirarles a esos sesudos académicos una merecida trompetilla aerodinámica y trasatlántica y seguir contrabandeando.
primaveradigital@gmail.com
La historia es una máquina del tiempo a disposición de cualquiera que solo se tome la molestia no solo de leer, sino “interpretar y comparar” con los tiempos que actualmente vivimos.
“No crear leyes que favorezcan un amplio campo de acción del individuo”, concepto este del economista F.A. Hayek se aplica rigurosamente al paso de los siglos. En Cuba, por no llevarlo a la práctica, generó y sigue generando las mismas consecuencias: el Contrabando, (o como modernamente decimos, la Bolsa Negra).
Esta es la razón por la que la mayoría de los cubanos actuales ha heredado una irónica burla o “choteo criollo” como diría Jorge Mañach, en contra de todas estas históricas arbitrariedades.
En 1604, el gobernador Don Pedro de Valdés, escribía al Rey: “El contrabando va en mayor abundancia cada día en razón del desenfreno y osadía con que comercian los habitantes de esta isla con los herejes enemigos de su Majestad.”
Ingleses, franceses y holandeses llegaban a través del río Cauto y comerciaban con Bayamo. Todas las autoridades civiles, militares y hasta eclesiásticas, contrabandeaban con los “enemigos de su ilustrísima Majestad”.
En 1717, los Vegueros de la Habana protagonizaron la primera rebelión en América por las mismas razones, una ley que bloqueaba el progreso individual, el estanco del tabaco.
Desde 1724, los británicos se apoderaron del contrabando y de casi todo el comercio de América al destruir la armada española. En 1762 invadieron y tomaron la Habana.
Antes de esta “hora de los Mameyes”, numerosos incidentes demostraban que no había una “total adhesión” a España como pretenden hacernos creer aún algunos historiadores. En Puerto Príncipe, Camagüey, los vecinos y “hasta las autoridades” se negaron a abandonar el Contrabando. Enviadas tropas por el gobernador, se amotinaron y apresaron a los soldados.
En un informe de 1723 del Ministerio de Hacienda, se hace constar el comercio de” toda la isla” con las colonias francesas y los ingleses de Jamaica. La fuente dice textualmente: “Los géneros se venden por las calles sin moderación y recato”.
Hoy existe a nivel mundial un “Boom Cubano” en los medios de información, como ocurrió a finales del siglo XIX con la guerra del 1895, con la diferencia que en aquellos tiempos solo era la prensa escrita. Hoy hay que agregar a las numerosas publicaciones, una hemorragia de películas y videos de todas las tendencias. Extranjeros que se mueven solo en el mundo del cuc, transmiten ideas que solo sirven para el consumo exterior, construyen argumentos basados en el mundillo que se mueve alrededor de ellos y en mitos y suposiciones. Su único propósito parece ser “to make money”, como dirían los angloparlantes.
El único que hasta ahora ha puesto el dedo sobre la llaga ha sido el Papa Juan Pablo II cuando dijo en una de sus visitas a México: “El capitalismo en América Latina es en realidad una forma distinta y muy anticuada de gestión de la economía”.
Los cubanos hemos llevado la peor parte, pues a ese anticuado Capitalismo heredado de la colonia, hay que sumarle un obsoleto Socialismo que se demostró que no funcionaba en 1989.
Es por eso que abrumados de tantas teorías, teologías y teleologías, nueva palabrita que ha aparecido en el léxico actual para enredar aún más la maraña de “explicaciones y soluciones” que proponen algunos sabihondos internacionales, al hombre común de Cuba, de a pie o como carajo quieran llamarle, solo atina a recurrir a su ya clásico choteo criollo, tirarles a esos sesudos académicos una merecida trompetilla aerodinámica y trasatlántica y seguir contrabandeando.
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