viernes, 1 de mayo de 2009

LOS ABUSADOS Y LOS ABUSADORES, Juan González Febles


Lawton, La Habana, 30 de abril de 2009, (SDP) De acuerdo a lo que se ha dicho sobre el llamado ‘Síndrome de Estocolmo’, pienso que en justicia debió llamarse Síndrome de Moscú o Síndrome de Berlín, de Varsovia, o de La Habana. Hasta donde sé, Estocolmo no ha sido históricamente plaza de abusadores o de abusos prominentes. El resto de las ciudades mencionadas, si.

Desde la descripción del ‘Síndrome de Estocolmo’, se dice que los abusados se identifican con los abusadores y llegan a buscar afectividad y protección en estos. Esto, según me explica un psicólogo amigo, es una de las manifestaciones de este síndrome. Dice que existen otros niveles de respuesta.

Algunos abusados dan una respuesta consistente en convertirse en abusadores a su vez. En ocasiones, los neo conversos resultan peores que los originales. Ocurre siempre así.

Mi amigo me contó que la educación sentimental de los oficiales SS de la Alemania nazi, concluía con que se les entregaba un cachorro para que se ocuparan de su atención. Cuando el SS llevaba un año de atención y cuidado del cachorro, su jefe le entregaba un cordón negro de seda y le ordenaba que estrangulara al cachorro que había cuidado. Si lo hacía, cuando lo hacía, estaba preparado para ser un oficial de la SS.

No sé por qué asocio esto de los SS, con un excelente relato corto escrito por Ernesto Che Guevara. El relato se titula ‘El cachorro asesinado’. En él, Guevara relata cómo fue estrangulado por orden suya un perrito, que murió por seguir a su jauría verdeolivo.

Muchos entre los hombres al servicio de la familia Castro, están preparados para asesinar cachorros. Algunos de ellos, incluso podrían escribir excelentes relatos sobre el tema. Los hay que hasta disponen de talento. ¡Lástima que esto no les hace mejores personas!

Testimonios de ex guerrilleros anti-comunistas sobrevivientes y de ex confinados en pueblos cautivos, señalan que el difunto comandante Luís Felipe Denis, fusilaba a todos los guerrilleros anticomunistas que caían en sus manos. Los interrogaba y los fusilaba. No creía en juicios y ‘boberías’ de ese estilo. Lo mejor es que cumplía órdenes de sus jefes, Fidel Castro siempre y en su caso, Ramiro Valdés.

Cuando los varones verdeolivo de la guerra capturaron a la guerrillera anti comunista que llamaban ‘La Niña de Placetas’, Fidel Castro personalmente dio orden de no asesinarla. No la fusilaron, ellos no matan mujeres. La sometieron a un abuso psiquiátrico tan atroz, que no ha logrado recuperar la razón. Luego la desterraron a Miami. Por allá anda.

Lo más preocupante del momento no es la horda verdeolivo sin clase, peleadora de gallos, fornicadora y bebedora de ron. El relato de sus atrocidades, sus fusilamientos, sus pueblos cautivos, sus abusos contra prisioneros, todo es menudencia.

Lo que importa para el futuro es cómo conciliar a los abusados y a los abusadores. El problema será la convivencia entre quienes pueden asesinar cachorros y quienes no saben olvidarlo. Para estos últimos, costará mucho que un día, puedan volverles a contar entre sus iguales.
jgonzafeb@yahoo.com

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