jueves, 14 de mayo de 2009

A MODO DE RÉPLICA, Manuel Aguirre Lavarrere (Mackandal)



Perseverar en el cumplimiento del deber y guardar silencio es la mejor respuesta a la calumnia. Jorge Washington
Santa Amalia, La Habana, 7 de mayo de 2009, (SDP) Cuando un grupo, un movimiento o simplemente un hombre con esfuerzo propio y sin recurso alguno es capaz de convencer y convertir su causa en interés nacional, de llevar el sufrir y las esperanzas de su pueblo a la palestra pública, de enfrentar amenazas, la violación de su integridad física y las críticas de los que, en algunos casos con mas preparación académica y visión del conflicto, ni por asomo son capaces de poner su pluma y su talento al servicio de los que sufren, mientras no se les ordene desde arriba, se está en presencia de un periodista independiente cubano.

Luego, de dar a conocer a los que se rebelan, dan la cara y pelean por sus derechos dándose así mismos, lo que el estado les niega. Soportan la peste que se escribe contra ellos en los periódicos del régimen, los únicos admitidos en esta Cuba que llaman democrática bajo un partido totalitario y por esos mismos oportunistas que a la sombra del poder, se saben intocables.

Pero ellos, los periodistas oficiales, son los traidores al oficio que dicen defender. Son los arribistas, los ventajistas que, al estilo de Martín Morúa Delgado, tratan de justificar lo injustificable. Como bien dijo Juan René Betancourt, no ponen coto en calumniar, agredir, atacar, destruir y vejar a hombres que sin ambición alguna de liderazgo, son capaces de señalar los males de una sociedad, tocada por la injusticia y el abuso constante. Tocada por los raseros de una doble moral que el mismo régimen hace florecer en el hombre.

Y esto, es lo que pasa ahora con periodistas y blogueros independientes, hombres y mujeres capaces de llevar adelante un proyecto de equidad y justicia para todos. Sufren las columnias de blasfemias que contra ellos se escriben valiéndose de astucia y golpes bajos para desacreditarlos ante la opinión pública nacional y extranjera.

No hablan de la corrupción administrativa que sufre el país ni de la baja catadura moral de algunos dirigentes y ministros. No hablan de la inquietante demagogia del socialismo en Cuba. No hablan de la mala repartición de los productos alimentarios. No hablan del anticomunismo de Martí y su rechazo al socialismo. No hablan de los privilegios ni del racismo por color de la piel. Hablan, eso sí, para desviar el interés del pueblo, a mandíbula batiente de los que no pueden hablar en la radio ni de llevar sus puntos de vista a las mismas páginas donde se les insulta. Hablan de hombres y mujeres que escriben a lo macho y arriesgan familia y libertad ciudadana, condenados, por machos y valientes, a la muerte cívica y al encarcelamiento.

Pero estos mismos que de forma ponzoñosa agreden al periodismo independiente, son los primeros y más rápido en aclimatarse, de forma altruista, al pensamiento editorial capitalista cuando por cualquier motivo deciden sacudirse del régimen. Ellos no son capaces de criticar, ni someramente, el letargo del gobierno cubano para dar cumplimiento a la ratificación de los pactos políticos, sociales y culturales que dan al ciudadano derecho de libre asociación.

Ellos no son sensibles al dolor del obrero ultrajado en sus derechos laborales ni a los cubanos que viven sin jubilación ahora mismo en Cuba después de ser expulsados arbitrariamente de sus centros de trabajo por disentir o levantar sospechas con respecto a su posición política. A ellos les molesta que personas de buena voluntad en el mundo, tomen causa común y ayuden a los que luchan desde adentro para que no muramos de hambre frente a un régimen que les niega el derecho a trabajar por ser desafectos del sistema, algo no visto en dictadura alguna, y así crear en el subconsciente colectivo, el espíritu de rechazo y odio contra los que luchan por el derecho de todos. Pero nada de que avergonzarse hay en recibir un dinero que se nos ofrece para que no muramos de hambre, ¡bienvenido sea!

También nuestro apóstol José Martí recaudó entre los tabaqueros y pobladores de Tampa dinero para la causa revolucionaria cubana. Más acá, el siempre añorado Camilo Cienfuegos y otros hombres del clandestinaje se dieron a la tarea de recaudar fondos para la revolución que hoy niega los más elementales derechos ciudadanos y lleva a buena parte de su población al ostracismo y la incomprensión.

Pero la oposición siempre triunfa a la larga y la oposición cubana triunfará. Triunfará porque, a pesar de militar en ella elementos indignos de creencia, a pesar de que hayan algunos que se crean por equis motivos dueños y señores del liderazgo opositor interno, a pesar del quítate tú pa׳ ponerme yo, son más los que tienen valores y el hacer de justicia para la causa común. Triunfará porque donde hay un interés colectivo y una razón, el triunfo opositor está garantizado. Triunfará porque estos periodistas y blogueros que andan en su mayoría hambrientos y con huecos en los zapatos, son la sana contraparte frente a un estado de mentiras y obstrucciones al derecho. Triunfará porque ellos son la razón, la vergüenza y el decoro, por lo que vale la pena luchar o morir en el intento.

Para esos adoctrinados, empeñados en mostrar, no ya la verdadera cara de un proceso social tambaleante y estéril, sino una revolución sin manchas. En esto, y sólo en esto tienen toda la razón. Porque cuando algo se pudre, deja de tener manchas para convertirse en estiércol.
makandalmm@yahoo.com

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