jueves, 23 de julio de 2009

ARITMÉTICA DE CÁRCEL Y MERCADO, Pablo Pacheco Ávila



Prisión Provincial Canaletas, Ciego de Ávila, 23 de julio de 2009, (SDP) Los tiempos que corren se prestan para delinquir. El cubano desde que se levanta y se prepara su primer sorbo de delicioso café, transgrede alguna ley. No es secreto que en esta bella isla, lo normado por la libreta de racionamiento, apenas alcanza para la primera semana del mes. Dicen los funcionarios de alto nivel, que en Cuba nadie muere de hambre. Pero la gente, suple sus necesidades en el mercado negro. En ocasiones, menos negro que el mercado regular.

Este panorama es bien diferente para los turistas, los nacionales que tienen ‘FE’, es decir, familiares en el extranjero y por supuesto, la cúpula gobernante. Sin descartar, músicos, artistas, médicos, deportistas y otros que tienen la oportunidad de cumplir misión y aun así, con esa deferencia se ponen las pilas, bueno ya saben, para buscar libertad.

Me excedí un poco para introducir este tema, que por ser tan serio mueve a risa. Ayer en mi destacamento, salieron varios reclusos para la mínima severidad. Tengo entendido que en toda la Prisión Provincial Canaletas, Ciego de Ávila, se fueron para granjas de trabajo y la Cárcel de Morón cerca de 40 reclusos. Paralelo a este traslado, ingresó aquí en Canaletas una ‘cordillera’ de cincuenta convictos de La Habana. A estos, se les martiriza lejos de sus hogares y como medida accesoria, a la familia. Para verlos, deben recorrer más de 450 KM.

En Ciego de Ávila están encarcelados más de doscientos habaneros. En lo personal, me compadezco de ellos pues lo sufrí en carne propia, al principio de mi cautiverio. En realidad, no se sabe de quien fue esta brillante idea del destierro masivo. Debe dormir, si lo hace, con pesadillas. He visto llegar al destacamento a hombres sancionados por la ‘ley del peligro’. Al entrevistarlos, todos dicen vivir ‘de la lucha’. También, haber simpatizado antes con el gobierno, ya no. No quieren unirse a la disidencia, aunque han oído hablar de ella. Como digo, en Cuba, el miedo es más fuerte que el dolor.

Finalizo este comentario con dos frases idénticas. Una en ‘habanero’, la otra de Aguadita en el municipio avileño de Majagua. Parecería que se pusieron de acuerdo, pero les aseguro, que no puede ser. “Político, en las cárceles cubanas salen cuarenta y entran cincuenta”.
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