jueves, 30 de julio de 2009

RAÍCES Y ZAPATOS, Frank Cosme



Santos Suárez, La Habana, 30 de julio de 2009, (SDP) En la década del 70 del pasado siglo se realizó un serial cuyo nombre “Raíces” originó una moda con esta palabra que ha crecido desde el peso pluma hasta el actual de peso completo, convirtiéndose en una metáfora sobre todo para señalar la etnografía de determinados grupos humanos. Para no perder la costumbre, a algunos cubanos también les ha dado por buscar raíces. Desde luego, esta moda obedece más a factores económicos que históricos.

El teatro bufo cubano nos legó un símbolo de lo que constituye la nación cubana. El gallego, el chino y el negrito forman tres ramas de nuestro árbol genealógico; la cuarta es la mulata, que sintetiza el mestizaje. Todos están integrados al tronco que es el género humano junto a otras ramas que representan las demás naciones. A su vez este tiene unas raíces que se pierden hasta Adán y Eva o hasta el caldo de cultivo que según dicen los expertos, provino de las estrellas.

La Química nos enseña que hay dos formas de unir: la mezcla y la combinación. En la primera, los elementos se pueden separar; en la combinación, los elementos están indisolublemente unidos. Así es la nación cubana y todas las americanas, pues aquí más que en ningún otro continente “en la historia moderna” es donde esa combinación, ese mestizaje, ha dado lugar a nuevas culturas.

Es la música un ejemplo notable de lo que afirmamos. En tres países americanos, Estados Unidos, Cuba y Brasil, la combinación de varias culturas ha originado una música que solo de oírla se identifica de donde proviene.

Si a los europeos les diera tan fuerte como aquí en América por buscar raíces, en menudo y agudo problema se meterían, pues en la época en que solo dos pueblos de ese continente, los griegos y los romanos, habían alcanzado una elevada civilización, cientos de tribus bárbaras en otros tantos cientos de años también, no lograban ni llegar a sus calcañares. Estos “blancos brutos” que andaban casi desnudos, (en verano por supuesto), y bailaban al ritmo del Tum-Tum de los tambores, son los antecesores de la “culta, educada y progresista” Europa actual y solo vinieron a civilizarse cuando se “combinaron” con los ya mentados Greco-Romanos.

No se por qué aún se emplea el término de Latinos, Sajones o Eslavos para diferenciar estas naciones de Europa porque esta es un gran “batido de pueblos”.

Para citar un ejemplo; Los Celtas se extendieron desde Europa central y llegaron hasta las Galias (Francia), España y las islas Británicas.

En la Bretaña Francesa, en el país de Gales (Gran Bretaña), en Irlanda y en la Galicia española es donde mejor se ha conservado el tipo celta. Para redondear aún más, hay una “Galitzia” en la Europa central que comparten los polacos y los ucranianos, así que los gallegos, digo, los celtas también son polacos y ucranianos, países que nos dicen que son “eslavos”. Sabe Díos cuantos pueblos más de Europa Central tienen estas “raíces” celtas.

Para seguirnos complicando, en esta misma España estaban los Iberos, (el pueblo más antiguo de Europa), los Romanos (Latinos) del cual “Hispania” formaba parte de su imperio, los Visigodos que acabaron con los Romanos y fundaron en España un reino que duró hasta el año 711, en que los árabes invadieron este país y fundaron el Califato de Al-Andaluz.

A este “caldo gallego” hay que agregarle el condimento de Fenicios, Griegos y Cartagineses, así que según la propia etnografía, los españoles son algo así como: Ibero-Celtas, Griegos-Fenicios, Romano-Cartagineses, y Árabes-Visigodos. De Latinos nada, se les calificó así por la influencia del idioma latín de los romanos que se “combinó” con todas la jerigonzas habladas en la península y formó todos los idiomas que actualmente se hablan en España.

Esta clasificación de latinos solo trae confusión. ¿Acaso por hablar español los indios de América o los descendientes de africanos y asiáticos son latinos? Si un solo país de Europa trae tal dolor de cabeza, que diremos del resto, o de África y Asia.

La Etnografía actual merece un estudio que llegue a todos en una forma mas asimilable, mientras tanto, me quedo con la “combinación cubana” del teatro bufo. Me gusta sentir que somos un pueblo ya formado, pensar en una “combinación”, que como nuestra música o nuestras mulatas, es “cubanía” y no pertenecer al grupo de los que por diversos motivos e influenciados por la moda de las raíces, se visten y actúan como si fueran europeos, africanos, o asiáticos.

Sigo y seguiré de acuerdo con aquel famoso “británico” que escribía en castellano, Guillermo Cabrera Infante, que inmortalizó aquella frase: “Yo no tengo raíces, tengo zapatos.”
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