Habana Vieja, La Habana, 30 de julio de 2009, (SDP) Cuando Cuba sea libre el nivel de criminalidad aumentará porque muchos marginales y gente catalogada hasta ahora como normal (como quizás ellos mismos se auto-piensan) confundirán la libertad con el libertinaje.
En las últimas semanas, hasta donde sabemos, han ocurrido en Cuba hechos sangrientos de asesinato y desproporcionados métodos de terminar con la vida de otras personas como fueron los dos sacerdotes católicos Eduardo de la Fuente el primero, y Mariano Arroyo el segundo quien fuera asesinado dentro de la parte de la iglesia que cumplía la función de su casa en el ultramarino pueblo de Regla y consagrada a la Virgen de Regla más conocida sincréticamente por Yemayá, y los recientes descuartizamientos de dos jóvenes muchachas por las inmediaciones de la carretera de Rancho Boyero aquí en Ciudad de La Habana, sucesos que dan pie para este artículo.
Deben existir muchos más asesinatos de los cuales no nos enteramos porque el estilo totalitarista de hacer periodismo considera que estas malas noticias políticamente son incorrectas ya que el sistema cubano debe dar la imagen de tranquilidad ciudadana para hacer creer que el totalitarismo de estado es un sistema social mejor que el capitalismo brutal de nuestros vecinos del norte.
En Cuba nunca se habían registrado asesinatos contra sacerdotes cualquiera que fuera su denominación religiosa. Es costumbre de siglos que los párrocos y sacerdotes tengan una habitación dentro de la iglesia donde viven. Era proverbial que en la Cuba de hasta 1959 si existía un lugar seguro para refugiarse, y no porque estuviera custodiado, sino porque los asesinos y políticos más recalcitrantes lo respetaban, eran las iglesias.
Uno podía decir que pernoctar en una iglesia era el lugar más seguro del mundo, más seguro que una embajada. Ahora, con la muerte de estos dos sacerdotes ya sabemos que las iglesias no permanecen ajena a ese mundo nocturno donde las personas pueden morir como son las discotecas y los “bonches”, o simplemente por el sólo hecho de caminar por la ciudad a altas horas de la noche.
Hay en Cuba como una pérdida de valores éticos. Se podrán perder los valores religiosos. Pero lo que ninguna sociedad puede permitir es que se pierdan los valores morales esenciales.
Los asesinos y criminales de antes (exceptuando a déspotas como Hitler y Stalin, y los césares de la antigua Roma) tenían una escala de valores, unas reglas del juego que jamás violaban.
Ahora cualquier joven sin necesidad de llegar a la adultez, totalmente deshumanizado, es capaz de perpetrar los más espantosos crímenes sin que en su conciencia individual haya una pizca de entendimiento, de auto análisis.
Más allá del modelo político de cualquier país tenemos que concluir que vivimos en un mundo enfermo que hay que curar no sólo a nivel de MEDIO AMBIENTE (como se está haciendo) sino a nivel individual. Pero no creo que esa cura la puedan ofrecer un Totalitarismo de Estado o un Capitalismo brutal. Creo que esa cura sólo puede venir de la simbiosis de lo mejor de ambos sistemas políticos.
No obstante, al escribir estas líneas no piensen que no tengo en cuenta otros factores a los que habrá que buscarles una solución como podrían ser, por ejemplo: la idiosincrasia de los pueblos, y la latitud donde viven. No es lo mismo vivir en un país caluroso, que vivir en un país frío. No obstante en todos los climas se comenten crímenes. Así que me estoy refiriendo a las circunstancias sociales, económicas, genéticas, y de todas las que puedan existir y hasta la fecha desconocemos.
Creo en la ciencia humana y en la voluntad política cuando todos los países del mundo se unan en una hermandad, y no se solucionen los problemas a través de las guerras y nos dediquemos a curar a nuestras sociedades enfermas.
Sé que esta pérdida de valores éticos no es una manifestación propia de Cuba, sino que estas mentes enfermas se encuentran en estos momentos en cualquier lugar de nuestra tierra.
ramon597@correodecuba.cu
En las últimas semanas, hasta donde sabemos, han ocurrido en Cuba hechos sangrientos de asesinato y desproporcionados métodos de terminar con la vida de otras personas como fueron los dos sacerdotes católicos Eduardo de la Fuente el primero, y Mariano Arroyo el segundo quien fuera asesinado dentro de la parte de la iglesia que cumplía la función de su casa en el ultramarino pueblo de Regla y consagrada a la Virgen de Regla más conocida sincréticamente por Yemayá, y los recientes descuartizamientos de dos jóvenes muchachas por las inmediaciones de la carretera de Rancho Boyero aquí en Ciudad de La Habana, sucesos que dan pie para este artículo.
Deben existir muchos más asesinatos de los cuales no nos enteramos porque el estilo totalitarista de hacer periodismo considera que estas malas noticias políticamente son incorrectas ya que el sistema cubano debe dar la imagen de tranquilidad ciudadana para hacer creer que el totalitarismo de estado es un sistema social mejor que el capitalismo brutal de nuestros vecinos del norte.
En Cuba nunca se habían registrado asesinatos contra sacerdotes cualquiera que fuera su denominación religiosa. Es costumbre de siglos que los párrocos y sacerdotes tengan una habitación dentro de la iglesia donde viven. Era proverbial que en la Cuba de hasta 1959 si existía un lugar seguro para refugiarse, y no porque estuviera custodiado, sino porque los asesinos y políticos más recalcitrantes lo respetaban, eran las iglesias.
Uno podía decir que pernoctar en una iglesia era el lugar más seguro del mundo, más seguro que una embajada. Ahora, con la muerte de estos dos sacerdotes ya sabemos que las iglesias no permanecen ajena a ese mundo nocturno donde las personas pueden morir como son las discotecas y los “bonches”, o simplemente por el sólo hecho de caminar por la ciudad a altas horas de la noche.
Hay en Cuba como una pérdida de valores éticos. Se podrán perder los valores religiosos. Pero lo que ninguna sociedad puede permitir es que se pierdan los valores morales esenciales.
Los asesinos y criminales de antes (exceptuando a déspotas como Hitler y Stalin, y los césares de la antigua Roma) tenían una escala de valores, unas reglas del juego que jamás violaban.
Ahora cualquier joven sin necesidad de llegar a la adultez, totalmente deshumanizado, es capaz de perpetrar los más espantosos crímenes sin que en su conciencia individual haya una pizca de entendimiento, de auto análisis.
Más allá del modelo político de cualquier país tenemos que concluir que vivimos en un mundo enfermo que hay que curar no sólo a nivel de MEDIO AMBIENTE (como se está haciendo) sino a nivel individual. Pero no creo que esa cura la puedan ofrecer un Totalitarismo de Estado o un Capitalismo brutal. Creo que esa cura sólo puede venir de la simbiosis de lo mejor de ambos sistemas políticos.
No obstante, al escribir estas líneas no piensen que no tengo en cuenta otros factores a los que habrá que buscarles una solución como podrían ser, por ejemplo: la idiosincrasia de los pueblos, y la latitud donde viven. No es lo mismo vivir en un país caluroso, que vivir en un país frío. No obstante en todos los climas se comenten crímenes. Así que me estoy refiriendo a las circunstancias sociales, económicas, genéticas, y de todas las que puedan existir y hasta la fecha desconocemos.
Creo en la ciencia humana y en la voluntad política cuando todos los países del mundo se unan en una hermandad, y no se solucionen los problemas a través de las guerras y nos dediquemos a curar a nuestras sociedades enfermas.
Sé que esta pérdida de valores éticos no es una manifestación propia de Cuba, sino que estas mentes enfermas se encuentran en estos momentos en cualquier lugar de nuestra tierra.
ramon597@correodecuba.cu
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