Santos Suárez, La Habana, julio 23 de 2009, (SDP) Todo un andamiaje bibliográfico ha sido construido alrededor de un pasaje histórico que pertenece a tres naciones: Cuba, España y los Estados Unidos. Como siempre ha sucedido, sucede y parece que sucederá, se tiende a resaltar lo más espectacular, audaz o lo que más puede afectar a una nación desde el punto de vista del fanatismo nacionalista.
Así ocurrió con la destrucción de la escuadra española en la bahía de Santiago de Cuba, en plena guerra de independencia y en la que por la explosión de un buque de Estados Unidos en la bahía de La Habana, esta nación entró en guerra con España.
En esta historia, el nombre que más resalta es el del Almirante español Pascual Cervera y Topete. Muy cierto es también que los historiadores se refieren a esta historia como “la destrucción de la escuadra del Almirante Cervera”, como si esa escuadra hubiera sido de su pertenencia y no de la nación española. Claro está que esta referencia tiene su connotación, pues para estos señores de la política española de aquella época, la culpa de la derrota no fue de España, sino del desdichado Almirante.
Cervera fue uno de los hombres más humillados e insultados en la historia de España y sólo recientemente se ha limpiado su nombre. Viéndose atrapado en el puerto, propuso una serie de medidas tácticas que los propios estadounidenses reconocieron que si se hubieran llevado a cabo, la batalla naval de Santiago de Cuba no hubiera sido para ellos el paseo que fue. Pero la orden de Madrid fue terminante, salir a enfrentar la escuadra norteamericana, en aquel momento la segunda más poderosa del mundo después de la inglesa. Cervera sabía que aquello era un suicidio.
Dejemos momentáneamente América y viajemos imaginariamente hacia el otro lado del globo.
Situada entre la Península de Indochina por el Oeste, el Océano Pacífico por el Este, Taiwán por el Norte y Borneo, las Célebes y Nueva Guinea por el Sur, se encuentran las islas Filipinas. Como podrán apreciar por las coordenadas, estas islas, como la de Cuba en las Américas, están estratégicamente situadas, en este caso en el continente asiático.
Luzón es la mayor isla de este archipiélago. Hacia el sur, al igual que Santiago de Cuba, tiene una amplia bahía de bolsa que cobija dos ciudades, una muy nombrada, Manila y la otra desconocida, Cavite. Aquí tenía España la otra parte de su escuadra de Ultramar, precisamente para defender esta estratégica posición. Hacia allá fueron “los malditos y odiados yankees” y también lograron hacer trizas la escuadra situada en Cavite.
Es realmente lamentable que todavía en tiempos recientes, en 1998 para ser más exactos, al cumplirse 100 años del desastre en Santiago de Cuba, la TV Cubana exhibió un documental español sobre esta batalla naval que tergiversa el hecho de la participación de los cubanos en la misma y que levantó ronchas en la intelectualidad y la población. Los autores del documental tampoco reconocieron que la derrota obedecía a las estúpidas órdenes del gobierno de Madrid y no a Cervera, que fue el que pagó los platos rotos. Por supuesto, a Cavite ni la mientan. La fijación ha sido y es siempre con Cuba.
Pero no hay nada oculto que no llegue a saberse. El desastre de Cavite en las Filipinas fue el que definitivamente obligó a España a capitular y firmar el tratado de París.
¿Cuál era el nombre del Almirante que comandaba la escuadra en Filipinas? ¿También le dieron la orden terminante de salir a combatir? ¿Por qué esa obsesión con Santiago de Cuba y el Almirante Cervera si la batalla de Cavite fue un desastre mayor?
Cuando se cruzan entre sí las historias de dos naciones a veces salen a relucir hechos que llaman la atención. En los casos de Filipinas y Cuba resaltan sucesos curiosamente idénticos. Si no lo cree así, le invito a investigar en la historia de estos dos países.
Tanto Cuba como las Filipinas ocupan posiciones estratégicas. Cuando los ingleses invadieron La Habana en 1762, invadieron también Manila. En 1851, Joaquín de Agüero encabezó una rebelión en Cuba. En 1854, José Cuesta se sublevó en las Filipinas. En 1895 Martí logró comenzar la definitiva guerra de independencia en Cuba. En 1866 José Rizal hizo otro tanto en Filipinas, la lucha la continuó Emilio Aguinaldo. Cuando los Estados Unidos declararon la guerra a España, Cuba y las Filipinas peleaban por sus respectivas independencias. Los sucesos que precipitaron la derrota de España fueron consecutivamente la destrucción de sus escuadras en Cuba y Filipinas.
Pero lo más curioso, simbólico y tal vez un tanto enigmático es que la escuadra española en Cavite tenía en esa bahía el buque más moderno y a la vez insignia de la armada española. Su nombre era: “ISLA DE CUBA”
primaveradigital@gmail.com
Así ocurrió con la destrucción de la escuadra española en la bahía de Santiago de Cuba, en plena guerra de independencia y en la que por la explosión de un buque de Estados Unidos en la bahía de La Habana, esta nación entró en guerra con España.
En esta historia, el nombre que más resalta es el del Almirante español Pascual Cervera y Topete. Muy cierto es también que los historiadores se refieren a esta historia como “la destrucción de la escuadra del Almirante Cervera”, como si esa escuadra hubiera sido de su pertenencia y no de la nación española. Claro está que esta referencia tiene su connotación, pues para estos señores de la política española de aquella época, la culpa de la derrota no fue de España, sino del desdichado Almirante.
Cervera fue uno de los hombres más humillados e insultados en la historia de España y sólo recientemente se ha limpiado su nombre. Viéndose atrapado en el puerto, propuso una serie de medidas tácticas que los propios estadounidenses reconocieron que si se hubieran llevado a cabo, la batalla naval de Santiago de Cuba no hubiera sido para ellos el paseo que fue. Pero la orden de Madrid fue terminante, salir a enfrentar la escuadra norteamericana, en aquel momento la segunda más poderosa del mundo después de la inglesa. Cervera sabía que aquello era un suicidio.
Dejemos momentáneamente América y viajemos imaginariamente hacia el otro lado del globo.
Situada entre la Península de Indochina por el Oeste, el Océano Pacífico por el Este, Taiwán por el Norte y Borneo, las Célebes y Nueva Guinea por el Sur, se encuentran las islas Filipinas. Como podrán apreciar por las coordenadas, estas islas, como la de Cuba en las Américas, están estratégicamente situadas, en este caso en el continente asiático.
Luzón es la mayor isla de este archipiélago. Hacia el sur, al igual que Santiago de Cuba, tiene una amplia bahía de bolsa que cobija dos ciudades, una muy nombrada, Manila y la otra desconocida, Cavite. Aquí tenía España la otra parte de su escuadra de Ultramar, precisamente para defender esta estratégica posición. Hacia allá fueron “los malditos y odiados yankees” y también lograron hacer trizas la escuadra situada en Cavite.
Es realmente lamentable que todavía en tiempos recientes, en 1998 para ser más exactos, al cumplirse 100 años del desastre en Santiago de Cuba, la TV Cubana exhibió un documental español sobre esta batalla naval que tergiversa el hecho de la participación de los cubanos en la misma y que levantó ronchas en la intelectualidad y la población. Los autores del documental tampoco reconocieron que la derrota obedecía a las estúpidas órdenes del gobierno de Madrid y no a Cervera, que fue el que pagó los platos rotos. Por supuesto, a Cavite ni la mientan. La fijación ha sido y es siempre con Cuba.
Pero no hay nada oculto que no llegue a saberse. El desastre de Cavite en las Filipinas fue el que definitivamente obligó a España a capitular y firmar el tratado de París.
¿Cuál era el nombre del Almirante que comandaba la escuadra en Filipinas? ¿También le dieron la orden terminante de salir a combatir? ¿Por qué esa obsesión con Santiago de Cuba y el Almirante Cervera si la batalla de Cavite fue un desastre mayor?
Cuando se cruzan entre sí las historias de dos naciones a veces salen a relucir hechos que llaman la atención. En los casos de Filipinas y Cuba resaltan sucesos curiosamente idénticos. Si no lo cree así, le invito a investigar en la historia de estos dos países.
Tanto Cuba como las Filipinas ocupan posiciones estratégicas. Cuando los ingleses invadieron La Habana en 1762, invadieron también Manila. En 1851, Joaquín de Agüero encabezó una rebelión en Cuba. En 1854, José Cuesta se sublevó en las Filipinas. En 1895 Martí logró comenzar la definitiva guerra de independencia en Cuba. En 1866 José Rizal hizo otro tanto en Filipinas, la lucha la continuó Emilio Aguinaldo. Cuando los Estados Unidos declararon la guerra a España, Cuba y las Filipinas peleaban por sus respectivas independencias. Los sucesos que precipitaron la derrota de España fueron consecutivamente la destrucción de sus escuadras en Cuba y Filipinas.
Pero lo más curioso, simbólico y tal vez un tanto enigmático es que la escuadra española en Cavite tenía en esa bahía el buque más moderno y a la vez insignia de la armada española. Su nombre era: “ISLA DE CUBA”
primaveradigital@gmail.com
La flota española al mando del almirante Patricio Montojo fue derrotada el 1 de mayo de 1898 cerca de la ciudad filipina de Cavite. La fotografía muestra los restos del Reina Cristina, buque insignia de la escuadra de Montojo, hundido en las aguas de la bahía de Manila por las fuerzas navales del comodoro estadounidense George Dewey.
Foto tomada de Enciclopedia Encarta
No hay comentarios:
Publicar un comentario