Jaimanitas, La Habana, 16 de julio del 2009, (SDP) Resulta muy difícil después de conocerla, imaginar que en esta mujer pueda existir poesía, refinamiento estructural en la praxis y la breve, sugestiva y musical voz de las flores.
Después de conocerla, se piensa solo en lucha, truenos, en la inmensa algarabía de masas sublevadas marcando el apretado paso de la historia y en fríos barrotes, soledades y una luz por ver al final del camino.
Pero Tania Díaz Castro, la mujer con agallas, la fundadora del Partido Pro Derechos Humanos y para algunos, la más firme voz de la disidencia dentro de Cuba, sorprende todos los días con algo nuevo. No se estanca en el tiempo, ni se marchita, aunque los años intenten jugar su papel y las circunstancias conspiren a veces y pensemos que se retrocede de tanto caminar en círculos.
Con su último volumen de poemas Inventar un hombre, Tania restituye su arista de poeta, iluminando páginas en blanco que son privilegiadas al enmarcar tanto verso viril.
A voz de contralto recorre parajes espirituales y volubles, desde esa falsa candidez de los espejos, la versatilidad de las flores, su isla inventada para el hombre imaginario, hasta los mecanismos digitales y fantásticos de su inseparable laptop.
Logra crear un sub mundo necesario, agenciarse una victoria contundente sobre la necedad y el espanto de la vida y triunfa al recordar, al ser feliz con la nostalgia, al eternizar esos pequeños instantes de placer que ya nadie podrá arrebatarle. Hay tanta dulzura y fuerza en su pluma y tanto amor que no ha podido dar, que será necesario otro volumen para soltar a todas sus palomas.
Inventar un hombre lo dedica a sus tres hijos, Vladimir, Maricarmen y Gretel y a cuatro amigos luchadores por la libertad de Cuba, Ileana Fuentes, Ricardo Bofill, Frank Hernández Trujillo y Juan Benemelis y exige que el producto de su venta sea destinado para la organización REDFEM, que dirige Ileana Fuentes, lo que demuestra sencillez y delicadeza de espíritu.
Su extensa obra periodística hubiera bastado para que le reservaran un palco en las letras, pero inconforme con su tiempo y con ella misma, va más allá de la denuncia, la crónica y la noticia y penetra con paso apresurado en el divino laberinto iniciado hace tanto siglos atrás por el griego Homero.
Al inventar un hombre, Tania Díaz se fuga del convencionalismo y los cánones históricos que han vuelto a la mujer no solo objeto del deseo, sino esclava de ese objeto, con tanto verso femenino en función del yugo y la fusta enmascarados en caricias y besos. Tania inventa a su hombre modelo y lo ama cuando quiere y lo despide con la facilidad insultante de apretar una tecla de su computadora; luego lo revive, como si fuera la cosa más natural del mundo, al disfrutar de un poder reservado solo al omnipotente.
Diógenes una vez salió a buscar un hombre con un farol al mediodía, esta poeta no lo busca, lo encuentra cuando desea, pues es la fuerza femenina sublevada como el río Nilo en sus famosas crecidas, pero oculta bajo la candidez de las bugambilas, en un nuevo tipo de conquista del siglo XXI
A media noche, Hombre dormido, Tu beso, Voz de ave, Pájaro desamparado, El amor es el diablo, El animal mas triste y La tarde del fin, parecen un solo poema, que establecen de principio a fin las bases de este amor que Tania Díaz Castro inventó con un hombre a su gusto, porque los otros, los reales, los Adonis de la perfidia, la falsedad y la decrepitud de voces alicaídas dejaron de inspirarle confianza.
Con su invento de hombre, esta mujer poderosa y conspirativa aporta un recurso más a la literatura cubana y otro pétalo al rosal de la cultura.
beilycorrea@yahoo.es
Después de conocerla, se piensa solo en lucha, truenos, en la inmensa algarabía de masas sublevadas marcando el apretado paso de la historia y en fríos barrotes, soledades y una luz por ver al final del camino.
Pero Tania Díaz Castro, la mujer con agallas, la fundadora del Partido Pro Derechos Humanos y para algunos, la más firme voz de la disidencia dentro de Cuba, sorprende todos los días con algo nuevo. No se estanca en el tiempo, ni se marchita, aunque los años intenten jugar su papel y las circunstancias conspiren a veces y pensemos que se retrocede de tanto caminar en círculos.
Con su último volumen de poemas Inventar un hombre, Tania restituye su arista de poeta, iluminando páginas en blanco que son privilegiadas al enmarcar tanto verso viril.
A voz de contralto recorre parajes espirituales y volubles, desde esa falsa candidez de los espejos, la versatilidad de las flores, su isla inventada para el hombre imaginario, hasta los mecanismos digitales y fantásticos de su inseparable laptop.
Logra crear un sub mundo necesario, agenciarse una victoria contundente sobre la necedad y el espanto de la vida y triunfa al recordar, al ser feliz con la nostalgia, al eternizar esos pequeños instantes de placer que ya nadie podrá arrebatarle. Hay tanta dulzura y fuerza en su pluma y tanto amor que no ha podido dar, que será necesario otro volumen para soltar a todas sus palomas.
Inventar un hombre lo dedica a sus tres hijos, Vladimir, Maricarmen y Gretel y a cuatro amigos luchadores por la libertad de Cuba, Ileana Fuentes, Ricardo Bofill, Frank Hernández Trujillo y Juan Benemelis y exige que el producto de su venta sea destinado para la organización REDFEM, que dirige Ileana Fuentes, lo que demuestra sencillez y delicadeza de espíritu.
Su extensa obra periodística hubiera bastado para que le reservaran un palco en las letras, pero inconforme con su tiempo y con ella misma, va más allá de la denuncia, la crónica y la noticia y penetra con paso apresurado en el divino laberinto iniciado hace tanto siglos atrás por el griego Homero.
Al inventar un hombre, Tania Díaz se fuga del convencionalismo y los cánones históricos que han vuelto a la mujer no solo objeto del deseo, sino esclava de ese objeto, con tanto verso femenino en función del yugo y la fusta enmascarados en caricias y besos. Tania inventa a su hombre modelo y lo ama cuando quiere y lo despide con la facilidad insultante de apretar una tecla de su computadora; luego lo revive, como si fuera la cosa más natural del mundo, al disfrutar de un poder reservado solo al omnipotente.
Diógenes una vez salió a buscar un hombre con un farol al mediodía, esta poeta no lo busca, lo encuentra cuando desea, pues es la fuerza femenina sublevada como el río Nilo en sus famosas crecidas, pero oculta bajo la candidez de las bugambilas, en un nuevo tipo de conquista del siglo XXI
A media noche, Hombre dormido, Tu beso, Voz de ave, Pájaro desamparado, El amor es el diablo, El animal mas triste y La tarde del fin, parecen un solo poema, que establecen de principio a fin las bases de este amor que Tania Díaz Castro inventó con un hombre a su gusto, porque los otros, los reales, los Adonis de la perfidia, la falsedad y la decrepitud de voces alicaídas dejaron de inspirarle confianza.
Con su invento de hombre, esta mujer poderosa y conspirativa aporta un recurso más a la literatura cubana y otro pétalo al rosal de la cultura.
beilycorrea@yahoo.es
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