jueves, 19 de marzo de 2009

¡AY DIANTRE QUE PAN TAN DURO!, Ana Aguililla Saladrigas




Jaimanitas, La Habana, marzo 19 de 2009, (SDP) “¿Hay pan?” Preguntó un niño minutos antes de partir para el colegio alrededor de las 7.30, en la panadería sita en calle 1era B entre 238 y 242. El panadero lo mira con cierta lástima y responde: “¡No hay, el horno está roto!” Luego se vuelve hacia las otras personas que esperaban la respuesta y les explica: “Estamos interruptos de nuevo, el pan se trae desde otros lugares y llega alrededor de las 11 AM. cada día”.

“De nuevo la tragedia del pan duro, mal elaborado y a deshora,” dice malhumorado un usuario que agrega: “Al menos cuando se hace aquí nos lo comemos acabado de hacer y con un poco más de calidad; pero ese que viene de no se sabe qué lugar, como no tienen que poner la cara los panaderos, lo hacen incomible”. Una señora entrada en años se suma argumentando: “Ahora una se ve obligada a tener que comprar la libra de pan de 10 pesos que venden frente al parque, pero imagínate, ese es mi salario del día, no puedo darme semejante lujo”. Por último, un hombre de mediana edad se retira expresando a baja voz: “No solo de pan vive el hombre”, parafraseando la expresión Bíblica para expresar la necesidad de proveerse de otra manera y en este caso además cierta resignación.

La panadería de referencia produce pan normado para el consumo de la población, el cual es vendido a través de la libreta de racionamiento a razón de un panecillo por consumidor. A pesar de ser tan reducida la oferta, es una ayuda para la generalidad de la empobrecida población.

También se oferta la libra de pan por un valor de $ 10 pesos antes señalada y un producto de mayor calidad en las tiendas donde se compra con divisas

Los trabajadores de esta panadería dicen que los hornos se han roto ya tres veces desde que empezó el año, y que en igual caso se encuentra la panadería de Santa Fe, el pueblo aledaño. Aseguran que los motores eléctricos que hace rotar el carro con las bandejas de panes dentro del horno para su cocción, se quema con mucha frecuencia y ya no da más, debe sustituirse pero no lo hacen.

Cada vez que se rompe este motor, son dos semanas y más con la tragedia del pan de la población, no hay preocupación en la dirección de la empresa; tampoco quienes nos gobiernan se preocupan por el asunto a pesar de conocerlo. Solo el Delegado de Circunscripción, que también padece de necesidad y está en contacto con la penuria generalizada; hace gestiones infructuosas. Por esto y tal vez por otras razones que desconozcamos, acaba de renunciar el delegado de la zona.

El problema de esta panadería no es un hecho aislado, por el contrario, se trata del paradigma de las penurias que vive el pueblo y que mi padre, quien nació en Jiguaní al Oriente de Cuba, hubiera resumido en vida diciendo: ¡Ay diantre, que pan tan duro!
primaveradigitral@gmail.com

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