jueves, 12 de marzo de 2009

MIEL DE PURGA, Luís Cino



Arroyo Naranjo, La Habana, marzo 12 de 2009 (SDP) A la luz de la más reciente purga en las alturas, presentada oficialmente como una sana reestructuración gubernamental, me pregunto si existe alguna fórmula para luego de estar arriba, jamás caer en desgracia en el castrismo. Creo que no. Jamás, una palabra que pronunciada enfáticamente es de las preferidas por el Máximo Líder, es un tiempo demasiado largo. Incluso para un gobierno que dura más de medio siglo

De existir tal fórmula, de la que debe estar excluida toda miel que no sea la miel de purga, sólo la conocen tres comandantes históricos y un reducido grupo de ancianos que se pueden contar con los dedos de la mano izquierda. Ellos saben donde dice peligro. ¡Más sabe el diablo por viejo que por diablo!

Visto el caso y comprobado el hecho de la defenestración de Felipe Pérez Roque, parece que ni siquiera la obediencia incondicional y la interpretación fiel del pensamiento del Jefe valen mucho. De cualquier modo, sólo los miembros del Politburó saben cuales fueron los pecados de Lage y Pérez Roque.

¿Quién se habrá hecho ilusiones y frotado las manos con Pérez Roque? ¿El canciller Moratinos o el presidente Lula?

Ahora dicen los que lo han sabido por demasiado tiempo que el Poder es dulce. Y demasiada miel empalaga e indigesta. Peor aún si se prueba sin vestir de verde olivo y sin sacrificio, entendido este como haber tirado tiros en la Sierra Maestra hace más de medio siglo.

Parece ser que la miel de purga, además de servir para cebar a los cerdos, es el único remedio contra la miel de la ambición de los advenedizos indignos.

Pobres los académicos, los tecnócratas, los cuadros de la UJC, los pupilos de la Escuela Ñico López, los diputados de la Asamblea Nacional y los secretarios provinciales del Partido. Siempre correrán el riesgo de resbalar. Es un axioma. O una película demasiado vista. Ningún menor de 75 años tiene el antídoto contra la miel de la ambición. Del truene de Landy Domínguez a la carta de renuncia con tufo de confesión stalinista de Lage y Felipito, la historia (de creer la versión oficial) lo ha probado con creces

La continuidad es incierta. Los que ayer eran el Número Uno y el Número Dos, ahora intercambiados en sus puestos y casi indistinguibles en sus propósitos, lograda la sucesión, se preguntan como Charles Aznavour?: ¿Quién será mi relevo? Y lo que es peor, los que se suponen sean el relevo de los dirigentes históricos, deben, con tales truenos y con la paranoia a millón, andar preguntándose, con las manos en la cabeza: ¿qué será de nosotros?

Un amigo que se dice revolucionario no sale de su asombro ante la reflexión del compañero Fidel en que se desentendió de Lage y Pérez Roque sin siquiera nombrarlos. Él pensaba que en política, incluso en la política que se cuece en el Palacio de la Revolución o el MINFAR (no estoy seguro), se agradecían las lealtades.

Por mi parte, no sé a qué atenerme. Las intrigas palaciegas no son mi fuerte. No obstante, como buen cubano me atreveré a opinar. Aunque sea para hablar mierda, como suelen hacer mis compatriotas a menudo, cuando no entienden nada de las jugadas en las altas esferas.

Las defenestraciones con sabor a miel de purga pueden ser el preludio de modestas reformas para las que había que soltar lastre. De lo contrario, no queda más remedio que recurrir a otra teoría, que excluye la reforma. El compañero Fidel, que oye crecer la hierba y viene de vuelta cuando los demás van, vio la camisa de fuerza que se le venía encima al régimen con la firma de los pactos en la ONU, el ingreso de Cuba al Grupo de Río y las peregrinaciones a La Habana de presidentes democráticos . Entonces, ahora que dicen que está mucho mejor, decidió cortar por lo sano.

No sé, son solo suposiciones. Hay muchas más, ni mejores ni peores, que ruedan por la calle. Después de todo, tengo que aceptar que fallé cuando vaticiné hace meses que Pérez Roque, debido a los buenos resultados para el régimen de su diplomacia gamberra, era insumergible. Sin embargo, lo lanzaron en mitad de un río con pirañas y se hundió. Imagino su cara (y la de Lage) si el fiscal Escalona conversó con ellos antes que escribieran sus cartas de hara-kiri.

Dice mi amigo que cuando leyó la última reflexión del compañero Fidel sintió miedo hasta cuando se refirió al II Clásico de Béisbol. Más miedo aún siente por el día que falte el Jefe. Tengo que confesar que, por razones diferentes, yo también. Supongo sea porque acabo de leer la biografía apócrifa de Fidel Castro que escribió Norberto Fuentes. Sin dudas es un magnífico escritor que, por haber estado muy próximo al círculo de poder, conoce aterradoramente bien el tema y los personajes. Tanto que a veces, sólo a veces, el libro de Norberto Fuentes se parece más a Fidel Castro que algunas de las reflexiones del Compañero Fidel.
luicino2004@yahoo.com

No hay comentarios: