jueves, 26 de marzo de 2009

LEER SIN PERMISO, Juan González Febles


Lawton, La Habana, marzo 26 de 2009, (SDP) Desde su surgimiento, las bibliotecas No son pocos los bibliotecarios independientes que se convirtieron en blanco primado de la policía de Seguridad del Estado. Es muy fácil comprender por qué. No son pocos los bibliotecarios independientes que sufren largas condenas de cárcel a partir de su necesario servicio. Iván Hernández Carrillo, José Miguel Martínez y José Luís García Paneque dan fe de esta afirmación con su sufrimiento.

Sucede que los libros son muy importantes; son enemigos terminales de las dictaduras. Una de las primeras gabelas que los regímenes autoritarios imponen a los pueblos que caen bajo sus garras, es la que representan sus censores.

‘Lectura sin censura’, es el lema escogido por el Proyecto de Bibliotecas Independientes de Cuba. Para exponer la importante labor de esta organización de la sociedad civil, dejaremos que sean los bibliotecarios en la base los que expongan el trabajo que en silencio, sin pausa y con modestia realizan a lo largo de todo el país.

La Biblioteca Independiente Susan Browner Anthony, está ubicada en una barriada de ensueño. En pleno Miramar del privilegio. En la calle 110 entre calles 3ra y 3ra A. Toma su nombre de una importante feminista norteamericana del siglo XIX. La biblioteca se integra en la mecánica social cubana, atenida a su aprensión y al riesgo que esto representa.

La Biblioteca Susan Browner Anthony se especializa en temas sobre la mujer. Su directora, Caridad Montaña es una conocida activista del Frente Femenino. Me explica que se vinculó al Proyecto Nacional de Bibliotecas Independientes que dirige la Sra. Gisela Delgado Sablón, porque vio una vía para servir a la sociedad civil. La biblioteca patrocinada por el Frente Femenino cuenta con unos 700 ejemplares. Como sucede con la mayoría de estas instalaciones, carece de salas de lectura. El préstamo de libros, revistas y otros materiales como videos y CD constituyen su oferta y su razón de ser.

Hasta el momento, no ha sido acosada por la actividad que lleva adelante. Atiende entre 30 y 35 lectores mensualmente. De forma ocasional, 40. Entre sus usuarios se cuentan personas conocidas, gente de confianza o los que llegan recomendados. También llegan niños necesitados de un diccionario y de la novedad que sólo tienen allí o van sus madres por ellos, que es igual.

Casi en el otro extremo de la ciudad y de la cuerda social, visito la Biblioteca Independiente Juan Gualberto Gómez. Integrante del Proyecto de Bibliotecas Independientes de Cuba, está patrocinada por el Movimiento de Integración Racial (MIR). La biblioteca está dirigida por la Sra. Esperanza Almería. Se ubica en el municipio Arroyo Naranjo, uno de los más humildes y proletarizados de la capital y el país. Aunque administrativamente se encuentra en el Reparto Ampliación del Sevillano, esto es sólo impresión epidérmica o a lo sumo burocrática. Emocional, sentimental y geográficamente, estamos en Santa Amalia. El reparto de los negros.

De acuerdo con su directora, la biblioteca atiende un promedio de 30 o quizás 35 usuarios por mes y dispone de unos 350 o 400 ejemplares. Los mecanismos para acceder al préstamo están basados en la confianza y el contacto personal. La ‘Juan Gualberto Gómez’ tampoco reporta incidencias recientes de acoso policial contra su actividad.

De acuerdo con informaciones recibidas de directivos del Proyecto de Bibliotecas Independientes de Cuba, existen en el país 160 bibliotecas independientes que anualmente atienden una media de 67 mil a 76 mil lectores. Como cada lector que se lleva a su casa un libro lo comparte con uno o dos familiares o amigos. El servicio de esta rama de la sociedad civil lleva libros a un aproximado de 134 a 152 mil lectores a lo largo de la Isla.

Lo que esto representa es de fácil deducción: Cada una de las personas que acuden a beneficiarse de la actividad de las bibliotecas independientes se enriquece con el conocimiento de autores censurados y de libros de muy difícil adquisición a través de los canales oficiales.

Anualmente más de 100 mil personas entran en contacto con la obra de Zoe Valdés, Pedro Juan Gutiérrez, Milan Kundera y Mario Vargas Llosa. Sólo algunos, entre los autores más censurados o no divulgados en Cuba, puestos al alcance de quien lo desea por la labor silenciosa y necesaria de las bibliotecas independientes.

A esta labor de promoción y circulación de obras se unen 2000 círculos de lectores en escuelas, centros de trabajo, logias, etc. La ventaja que prestan los círculos resulta obvia. Son muchos los que se benefician de este servicio de extensión. Pero además existen los certámenes y concursos literarios, de diseño etc., patrocinados por el Proyecto Nacional de Bibliotecas Independientes. Los concursos ‘El Heraldo’ y ‘Voces de Cambio’, han alcanzado amplia difusión nacional e internacional. No son pocos los talentos descubiertos por este esfuerzo.

El circuito cerrado de la censura, se ha visto rebasado por estos actores civiles. Pero también es justo reconocer el aporte hecho en esta dirección por los Bancos de Video clandestinos y por los osados empresarios por cuenta propia, que asumieron a su cuenta y riesgo el muy perseguido servicio de TV satelital por cable.

La labor de estos actores civiles ha sido determinante para la polarización de la sociedad cubana en contra de la dictadura militar. La dictadura ya no tiene como ocultar que la democracia es una respuesta y una solución a los males sociales y económicos de la Isla. La combativa sociedad civil cubana y sus bibliotecas independientes han contribuido de forma decisiva a que esto sea posible.
jgonzafeb@yahoo.com



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