jueves, 26 de marzo de 2009

RECORDAR A GORDON, Tania Díaz Castro


Santa Fe, La Habana, marzo 26 de 2009, (SDP) Gordon Willard Allport no fue mi amigo. Es más, nunca lo conocí personalmente. Sin embargo, durante días lo defendí a capa y espada y por su culpa perdí mi empleo como escritora radial en marzo de 1983. Gordon había muerto dieciséis años antes, a los sesenta años de edad.

Nacido en Indiana, Estados Unidos, Willard Allport estudió en las universidades de Harvard, Berlín y Cambridge, y se convirtió en uno de los psicólogos más importantes y aceptados del siglo. Hizo importantes y novedosos aportes a la psicología moderna con su libro La personalidad, escrito en 1937, donde plantea que cada personalidad individual, herencia que se trasmite desde el punto de vista genético y distingue a un hombre de los demás, constituye un patrón único.

Usé su teoría, que aún me parece magnífica, muy acorde con el desarrollo de la humanidad y confeccioné un libreto para el programa Educación para la salud, espacio radial de media hora de duración que yo escribí desde 1977 en la emisora Radio Progreso. Pero el día fijado para la trasmisión de mi programa, no salió al aire. Los asesores de la emisora habían formado tanto revuelo con mi libreto, que días después me citaron a la dirección del Instituto Cubano de Radio y Televisión -ICRT-, para preguntarme de dónde yo había sacado aquella teoría de la personalidad. Hasta sospecharon que Gordon Willard Allport fuera un agente de la CIA. Desgraciadamente en aquellos momentos no pude saber la fecha de su muerte.

Más tarde me dijeron claramente que por consultar y utilizar materiales no orientados por la Revolución, como por ejemplo la obra de Sigmund Freud, la revista soviética Sputnik -censurada desde hace décadas en Cuba-, pero sobre todo por el psicólogo norteamericano Gordon Willard Allport, quedaba despedida definitivamente de mi empleo en el ICRT.

El rechazo a Gordon consistía en que echaba por tierra el concepto de ¨ el hombre nuevo ¨, sugerido por Ernesto Che Guevara desde los inicios de la Revolución Cubana con el fin de que todos los cubanos pensaran igual.

Y cosa curiosa: la teoría sobre la personalidad, de Gordon Willard Allport, iba además en contra de la política de Adolfo Hitler, quien procuró durante sus años de dictadura lograr un hombre nuevo ario para la construcción de su Alemania nazi.

Aquel valioso libro La personalidad, que conseguí no me acuerdo dónde, lo vendí para darle de comer a mi familia en los años noventa. También los dos hermosos volúmenes impresos en España de la obra completa del fundador del psicoanálisis, encuadernada en piel y papel biblia, y muchos otros que no he podido volver a obtener.
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