Arroyo Naranjo, La Habana, marzo 12 de 2009, (SDP). Un vecino de Parcelación Moderna, en el municipio capitalino de Arroyo Naranjo, pone a la venta un cerdo de aproximadamente 60 libras. Listo para consumir, exige 900 pesos por el animal, equivalentes a 36 pesos convertibles. Se suman a la oferta dos zapatillas de buceo que el propio vendedor coloca en las patas delanteras del cerdo.
¿Qué pasó después que el Estado bloqueó el surtido, en manos de los intermediarios, de viandas, frutas, hortalizas y carne de cerdo a la capital?
¿Por qué la agricultura privada se atrincheró ante la estrategia raulista de topar los precios del mercado agropecuario?
La peor secuela que nos dejó el paso de tres fenómenos atmosféricos, en el último trimestre de 2008, fue que se exacerbaran los mecanismos de auditoria y control por parte del régimen. La Policía Nacional Revolucionaria (PNR) intensificó su guardia operativa en los puntos de acceso a la capital para evitar la entrada de camiones particulares cargados de productos agrícolas.
Algunos pequeños agricultores y ganaderos particulares, ante la eminente merma de sus productos cosechados, vendieron su mercancía al Estado a menor precio. Otros prefirieron arriesgarse y venderlas en su localidad o auto consumirlas.
¿Estará sujeta la producción privada de carne de cerdo, en estos últimos cinco meses, al férreo control del Estado?
El pasado año, el gobierno reconoció que los criadores particulares que tienen contratos con el estado, aportaron dos tercios de la producción nacional, superior a lo que producen las granjas estatales. Por ello, en los períodos 2007-2008, la producción nacional rondaba las 148 mil toneladas de cerdo en pie.
Cada productor particular sujeto a los convenios debe entregar al plan porcino el 70% de su producción. Recibe de este un pago de dos pesos en moneda nacional (MN) por cada libra de carne que produce y una cuota de pienso que apenas alcanza para el período de ceba.
El resto de la producción, el 30%, el criador puede distribuirla directamente en el mercado a los precios actuales. Puede también optar por venderla a la Empresa Porcina, a un costo en pie de 12 pesos (MN) por libra.
La vendetta entre el clan estatal y los productores particulares fue debido a la especulación por parte de los intermediarios. El precio de la carne de cerdo se disparó en el mercado informal de 23 hasta 25 y 30 pesos por cada libra.
Es sabido que el Estado no se desmarca de los precios que impone el mercado de oferta y demanda sobre la carne de cerdo. El gobierno de la capital habilita puntos de ventas en todos los municipios. Se oferta cerdo en su variante ahumada a un costo de 30 pesos la libra y tocino (27 pesos por libra). También disponen de medallones (tres pesos) y picadillo, dicen que es de chorizo, a 20 pesos por libra.
Pero ahí no termina la historia del cerdo y sus disfraces. El picadillo, que hoy se gana la vanguardia en estos puntos de ventas, suele cambiar su color según el territorio. Dicen que en el centro de la capital pinta más pálido que en las afueras.
Afortunadamente mi vecino logró vender su cerdo de un solo golpe. Argumenta que no tenía comida para mantenerlo otros seis meses. No tuvo igual suerte con las zapatillas de buceo. Quizás para el verano cambien las cosas. También los disfraces para cerdo.
odelinalfonso@yahoo.com
¿Qué pasó después que el Estado bloqueó el surtido, en manos de los intermediarios, de viandas, frutas, hortalizas y carne de cerdo a la capital?
¿Por qué la agricultura privada se atrincheró ante la estrategia raulista de topar los precios del mercado agropecuario?
La peor secuela que nos dejó el paso de tres fenómenos atmosféricos, en el último trimestre de 2008, fue que se exacerbaran los mecanismos de auditoria y control por parte del régimen. La Policía Nacional Revolucionaria (PNR) intensificó su guardia operativa en los puntos de acceso a la capital para evitar la entrada de camiones particulares cargados de productos agrícolas.
Algunos pequeños agricultores y ganaderos particulares, ante la eminente merma de sus productos cosechados, vendieron su mercancía al Estado a menor precio. Otros prefirieron arriesgarse y venderlas en su localidad o auto consumirlas.
¿Estará sujeta la producción privada de carne de cerdo, en estos últimos cinco meses, al férreo control del Estado?
El pasado año, el gobierno reconoció que los criadores particulares que tienen contratos con el estado, aportaron dos tercios de la producción nacional, superior a lo que producen las granjas estatales. Por ello, en los períodos 2007-2008, la producción nacional rondaba las 148 mil toneladas de cerdo en pie.
Cada productor particular sujeto a los convenios debe entregar al plan porcino el 70% de su producción. Recibe de este un pago de dos pesos en moneda nacional (MN) por cada libra de carne que produce y una cuota de pienso que apenas alcanza para el período de ceba.
El resto de la producción, el 30%, el criador puede distribuirla directamente en el mercado a los precios actuales. Puede también optar por venderla a la Empresa Porcina, a un costo en pie de 12 pesos (MN) por libra.
La vendetta entre el clan estatal y los productores particulares fue debido a la especulación por parte de los intermediarios. El precio de la carne de cerdo se disparó en el mercado informal de 23 hasta 25 y 30 pesos por cada libra.
Es sabido que el Estado no se desmarca de los precios que impone el mercado de oferta y demanda sobre la carne de cerdo. El gobierno de la capital habilita puntos de ventas en todos los municipios. Se oferta cerdo en su variante ahumada a un costo de 30 pesos la libra y tocino (27 pesos por libra). También disponen de medallones (tres pesos) y picadillo, dicen que es de chorizo, a 20 pesos por libra.
Pero ahí no termina la historia del cerdo y sus disfraces. El picadillo, que hoy se gana la vanguardia en estos puntos de ventas, suele cambiar su color según el territorio. Dicen que en el centro de la capital pinta más pálido que en las afueras.
Afortunadamente mi vecino logró vender su cerdo de un solo golpe. Argumenta que no tenía comida para mantenerlo otros seis meses. No tuvo igual suerte con las zapatillas de buceo. Quizás para el verano cambien las cosas. También los disfraces para cerdo.
odelinalfonso@yahoo.com
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