jueves, 5 de marzo de 2009

NO ENFRENTAR A LOS RESPONSABLES, Guillermo Fariñas Hernández



Santa Clara, Villa Clara, marzo 5 de 2009, (SDP) Muchos observadores extranjeros de la dura y controversial realidad cubana se preguntan asombrados como los hijos de esa tierra han podido sobrevivir a tantos avatares sin perder la estabilidad psíquica.

Los foráneos no salen de su sorpresa y admiración respecto a las restricciones que agobian al cubano a cada paso.

El ciudadano español doctor en ciencias psicológicas y profesor de esa facultad en la Universidad Central Marta Abreu de Las Villas, Emilio Melgarejo Merino, decía en sus clases que el cubano sabía reírse de sus propias desgracias.

Tomar en broma las grandes vicisitudes a que se enfrenta cada día es un arte patrio. Un filme de factura nacional recién estrenado ha sacado a flote esta hipótesis científica. La obra fílmica de marras se titula “El Cuerno de la Abundancia”. A pesar de contar con excelentes actores, una buena fotografía y una inmejorable dirección, en este trabajo no haremos una crítica cinematográfica de la obra artística.

En ella se pueden ver descarnadamente las debilidades de la sociedad cubana actual, todo en un tono de sátira hilarante con un ritmo constante de episodios. A veces, los directores de cine se escudan en el género comedia para sacar a la superficie las suciedades de un contexto social adverso.

Muchos nacidos en este archipiélago, tras desternillarse de la risa con problemas reflejados en la cinta, se percatan con dolor que esos mismos problemas los afectan a ellos. Las carcajadas son sinceras pero no profundas en cuanto a por qué se ríen de sus mismas desdichas.

Lo paradójico de la situación descrita es que cada ser conciente y con un coeficiente de inteligencia normal, siempre se pregunta las causas de que un hecho ocurra. Sin embargo, los residentes en Cuba obvian hacerse esa pregunta y mucho menos expresar estos cuestionamientos a otros.

La más elemental de las lógicas dice que toda causa tiene un responsable plausible, pero en esta isla mencionar el nombre de los responsables huele a subversión antigubernamental. Esa precisamente es la esencia del problema social de la isla: nadie se atreve a enunciar al o los culpables.

Las represalias por decidirse a decir los problemas que existen, algo que proyecta abiertamente el filme, en los momentos actuales no está de moda aplicarlas. La época en que por decir se sancionaba ya pasó, muchos creen que es casi imposible que estas represiones regresen algún día.

Pero quien haya estudiado la asignatura Metodología de la Investigación conoce que lo importante en una indagación no es para nada el efecto y sí es cardinal la causa. Todo origen de las problemáticas y carencias cubanas tiene nombre y apellido, aunque algunos prefieran aceptarlas como huérfanas.

Tener arrestos suficientes para pronunciar en alta voz los nombres completos de aquellos coterráneos que tienen a Cuba en el mayor retraso tecnológico, económico, cultural y social de su historia como nación, es una tarea de personas con francas ideas suicidas y tendencias masoquistas en sus fueros internos.

Las tendencias al masoquismo y al suicidio van en franco ascenso dentro de la sociedad cubana. Las desigualdades, unidas a las precariedades materiales, convierten a la isla en una caldera a punto de explotar. La pregunta que todos se hacen, debido a un modo de gobernar obsoleto, es cuando estallará la presión social.

Se hace necesario que quienes miran a Cuba y vean las risas que suscitan en los cubanos las escenas de El Cuerno de la Abundancia, sepan ver que es un mecanismo de defensa psicológico con el cual los isleños prefieren reírse de sus mismas desventuras para no tener que enfrentar a los responsables.
cocofari62@yahoo.es

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