jueves, 12 de marzo de 2009

LA IMPORTANCIA DE SER EQUINO, Amarilis C. Rey


Managua, La Habana. Marzo 12 de 2009. (SDP). Es probable que en la mayor parte del mundo tener un caballo, una yegua o un joven potro sea una decisión donde tomen parte, de manera decisiva, el que cede o vende el animal y el que lo va adquirir.

Pero en mi país esa transacción no es tan simple. En Cuba para tener un equino tiene que autorizarlo la Oficina Pecuaria.

Para que esa entidad, presente en casi todos los municipios del territorio nacional, autorice el traspaso de dueño es requisito indispensable que el nuevo pretendiente sea propietario de otros cuadrúpedos y que posea una porción de tierra que pueda albergar al equino. También es necesario residir en la misma provincia que el noble bruto, porque no es posible mudar de provincia a uno de esos animales.

El precio promedio de un caballo cualquiera en nuestro verde caimán es de unos 30 000 (mil) pesos. Pero tener ese dinero no significa casi nada para aspirar a poseer un caballo. El control estatal sobre los equinos es rígido.

A todo lo anterior se agrega que cada seis meses, con el pretexto de una revisión veterinaria, caballos, yeguas y potros, tienen que ser presentados en un punto indicado por las autoridades pecuarias municipales.

Además, es de carácter obligatorio que esos animales duerman en el lugar donde están empadronados. Ningún caballo puede andar de juerga hasta al amanecer, ni ningún jinete puede, como se veía en las viejas películas mexicanas, andar fuera de zona, montado en su cabalgadura y guitarra en ristre para cantar “Las mañanitas”.

Pegaso, el último y esplendoroso caballo alado, y los centauros, de seguro estarían de pláceme ante tanta “preocupación” oficial por sus congéneres. Pero hay otro detalle que tendrían que tener en cuenta: Los equinos también están censados en el orden militar.
Si hay situaciones bélicas, si el imperio ataca, los caballos estarían en la defensa.

En la frontera entre las dos provincias habaneras, frente a un asentamiento poblacional de nombre Marrero, está situada la llamada Recría de Caballos. Es una dependencia de la Empresa Flora y Fauna que dirige el Comandante de la Revolución Guillermo García.

Este jueves en la mañana, dos custodios del lugar tuvieron la gentiliza de pasar por mi casa y mostrarme el único alimento que les dieron durante una jornada de 16 horas, de cuatro de la tarde del miércoles a las ocho de la mañana del siguiente día: un huevo hervido.

Ser equino en Cuba casi es una suerte. Pertenecer a la especie humana no es tan halagüeño.
amarilisrey@yahoo.com

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