Lawton, La Habana, 2 de julio de 2009, (SDP) Cuentan (en broma, por supuesto) que al despedirse del Kremlin, Nikita Jruschov le dio a sus sucesores 2 cartas. La primera, decía que si algo salía mal, le echaran toda la culpa, la segunda aconsejaba preparar las suyas.
Aunque comencé con una broma, no voy a usar un tono jocoso. El tema es muy serio, se refiere al futuro de mi país.
Soy contador y no economista, mi trabajo consiste en analizar resultados y no proyecciones. Es lo mismo que el ingeniero y el arquitecto. El segundo diseña la belleza y funcionalidad de un edificio, el primero como hacerlo. Juntos, en fraterna emulación, crean maravillas.
La crónica es muy pragmática y objetiva. Es necesario un poco de historia con tal de sacar conclusiones.
Mi país, la República de Cuba, tenia en 1958, el 3er lugar en nivel de vida en el Hemisferio Occidental, incluso por encima de Canadá, México y Brasil, a los que superaba en más de 10 renglones.
Era el 1er productor de azúcar de caña del mundo, el 4to de níquel y cobalto, el 6to en volúmenes de tabaco pero el 1ro en calidad.
Su actividad comercial generaba (en USD de la época) no menos de 3 billones anuales en construcción de viviendas e infraestructura. Era el 5to del Hemisferio, sólo superado por Estados Unidos, Brasil, Argentina y Méjico.
Era el destino turístico de 3 millones de norteamericano y si no lo era de los europeos, era porque una parte de estos se recuperaban de la pesadilla de la 2da Guerra Mundial y la otra vivía bajo la pesadilla del comunismo. Este turismo generaba, ingresos por 600 millones de USD (a la cotización actual, serian 4,2 billones) con un costo de competencia de cerca de 100,000 empleos.
Las importaciones cubanas no rebasaban el 15% de las exportaciones, que tenían un mercado asegurado en su totalidad.
La producción industrial cubría el 50 % de las necesidades del pueblo. El nivel de inversión extranjera era de 2 billones de USD. El peso era equivalente al USD.
La deuda externa no rebasaba los 400 millones de USD (hoy serian 3 billones), solo el 10% de la actual y se concentraba en bancos americanos que tenían una liquidez que envidiarían los jeques árabes.
Cuba era autosuficiente en producción agropecuaria, y agroindustrial, solo importaba productos alimentarios como complementos.
La situación de los más desposeídos hoy seria envidiada por el pueblo (no me refiero a la nomenclatura y sus miñones). ¿Quieren un ejemplo? Un trabajador de los muelles habaneros se podía dar el lujo de desfilar en una comparsa de carnaval con un traje de dril 100 Taylor y una cadena de oro como el Blin Blin de Daddy Yankee y zapatos Florsheim blancos que costaban 30 pesos. (Hoy serían 200 USD).
Era un destino migratorio donde encontraban oportunidades lo mismo un judío que un español, sin discriminación alguna.
¿Qué tenemos hoy a 50 años de experimentos castristas? De esto han hablado prestigiosos economistas opositores, con meridiana claridad y enfoques. Baste citar a Carmelo Mesa, Oscar Espinosa y Jorge Sanguinetti, entre otros, que en su momento, cifraron grandes esperanzas en la recuperación de nuestro país, de la oscura noche castrista. Por eso y con mucha humildad, expongo mi nada optimista punto de vista.
Actualmente, la productividad nacional se ha hundido ,al extremo que El Heredero entrega a regañadientes tierras ociosas a los campesinos para ver si obran el milagro de recuperar el 30% de la producción agropecuaria del año 1989 (sic), que en relación a la del 58 ( con los Castro, Che Guevara y comparsa alzados en el territorio nacional ) era sólo el 10 % de aquella, para alimentar a 11.5 millones de cubanos, no 6.5 millones como por entonces.
Producto de la siembra indiscriminada de caña salida de los “laboratorios castristas” de bajísima calidad y rendimiento, con una baja atención cultural, salinizaron los suelos al igual que los antiguos idiotas del estalinismo hicieron en su momento en la Europa Oriental.
Hoy quieren que el guajiro se convierta en Merlín y con un chasquido de sus dedos, haga producir la tierra de la noche a la mañana, sin insumos de ningún tipo, sin maquinaria para trabajarla y además por el 20% del valor real de la producción obtenida, como la leche de Raúl, que paga a 0.02 centavos el litro cuando cuesta 0.08 producirlo.
Solo hay 654 empresas que malamente, califican dentro de los parámetros de las PyMES, (calificación internacional de la empresas) por la rentabilidad tan baja que muestran. En estas se incluyen las turísticas, tabacaleras, niquelíferas y biotecnológicas.
Lo mismo ocurre con la producción pecuaria. Hoy hay 10,5 habitantes, por cabeza de de ganado. En 1958 había 1.5 cabezas por habitante.
A pesar de haber creado “cooperativas” agropecuarias, todas, sin excepción, arrastran una irrentabilidad promedio del 60 % y como el estado les traspasó las deudas de las antiguas empresas estatales y reciben muy poco por sus producciones, (con excepción de las tabacaleras) todas son subsidiadas.
El turismo no rebasa el 56% del de 1959, sólo que con el triple del costo y no por culpa del embargo, sino por los ingresos del mismo. En su 90% es turismo lagarto o caracol (entiéndase, el ultimo por estudiantes que viajan con la mochila al hombro) o enfermos del ALBA y participantes en los innumerables eventos políticos, subsidiados por el castrismo, que se contabilizan como tal.
La producción azucarera descendió en 50 años en 5 millones de toneladas y el rendimiento industrial del 14 al 7%. La pesca, de 100 000 tons anuales, (uno de los pocos logros productivos del castrismo) pasó a 0.00, lo que obliga al régimen a adquirir el poco pescado que se le da a los enfermos, a través de firmas pesqueras rusas que operan en Chile y Sudáfrica, convertir su flota pesquera en chatarra y alquilar sus tripulaciones a extranjeros en un negocio digno de los coyotes mejicanos.
Hoy tenemos el 20 % de la población en el extranjero, desde EE.UU hasta Australia y si no hay cubanos en la Luna, es por lo caro del pasaje.
Lo único que da ganancia es el níquel y esto por Sherrit, pero al tratar de aumentar la producción hasta 90 000 toneladas antes de 2012, se invirtió fuerte. Esto generó gastos que afectan la tasa de rendimiento de esta inversión, que no están compensados con el precio actual del producto.
La deuda externa de 29.3 billones USD contraída por el castrismo obligará a cada cubano a pagar al Club de París la modesta cifra de $ 2584.07 USD.
Yo creo en mi Patria, pero sinceramente, estos resultados son los más desalentadores que haya enfrentado cualquier país en los últimos 50 años. Si hubo un milagro alemán, yo imploro a Dios, por el milagro cubano. A mi modo de ver la cosas, sólo así se salvaría lo que un día fue un país próspero y feliz.
palest44@yahoo.com
Aunque comencé con una broma, no voy a usar un tono jocoso. El tema es muy serio, se refiere al futuro de mi país.
Soy contador y no economista, mi trabajo consiste en analizar resultados y no proyecciones. Es lo mismo que el ingeniero y el arquitecto. El segundo diseña la belleza y funcionalidad de un edificio, el primero como hacerlo. Juntos, en fraterna emulación, crean maravillas.
La crónica es muy pragmática y objetiva. Es necesario un poco de historia con tal de sacar conclusiones.
Mi país, la República de Cuba, tenia en 1958, el 3er lugar en nivel de vida en el Hemisferio Occidental, incluso por encima de Canadá, México y Brasil, a los que superaba en más de 10 renglones.
Era el 1er productor de azúcar de caña del mundo, el 4to de níquel y cobalto, el 6to en volúmenes de tabaco pero el 1ro en calidad.
Su actividad comercial generaba (en USD de la época) no menos de 3 billones anuales en construcción de viviendas e infraestructura. Era el 5to del Hemisferio, sólo superado por Estados Unidos, Brasil, Argentina y Méjico.
Era el destino turístico de 3 millones de norteamericano y si no lo era de los europeos, era porque una parte de estos se recuperaban de la pesadilla de la 2da Guerra Mundial y la otra vivía bajo la pesadilla del comunismo. Este turismo generaba, ingresos por 600 millones de USD (a la cotización actual, serian 4,2 billones) con un costo de competencia de cerca de 100,000 empleos.
Las importaciones cubanas no rebasaban el 15% de las exportaciones, que tenían un mercado asegurado en su totalidad.
La producción industrial cubría el 50 % de las necesidades del pueblo. El nivel de inversión extranjera era de 2 billones de USD. El peso era equivalente al USD.
La deuda externa no rebasaba los 400 millones de USD (hoy serian 3 billones), solo el 10% de la actual y se concentraba en bancos americanos que tenían una liquidez que envidiarían los jeques árabes.
Cuba era autosuficiente en producción agropecuaria, y agroindustrial, solo importaba productos alimentarios como complementos.
La situación de los más desposeídos hoy seria envidiada por el pueblo (no me refiero a la nomenclatura y sus miñones). ¿Quieren un ejemplo? Un trabajador de los muelles habaneros se podía dar el lujo de desfilar en una comparsa de carnaval con un traje de dril 100 Taylor y una cadena de oro como el Blin Blin de Daddy Yankee y zapatos Florsheim blancos que costaban 30 pesos. (Hoy serían 200 USD).
Era un destino migratorio donde encontraban oportunidades lo mismo un judío que un español, sin discriminación alguna.
¿Qué tenemos hoy a 50 años de experimentos castristas? De esto han hablado prestigiosos economistas opositores, con meridiana claridad y enfoques. Baste citar a Carmelo Mesa, Oscar Espinosa y Jorge Sanguinetti, entre otros, que en su momento, cifraron grandes esperanzas en la recuperación de nuestro país, de la oscura noche castrista. Por eso y con mucha humildad, expongo mi nada optimista punto de vista.
Actualmente, la productividad nacional se ha hundido ,al extremo que El Heredero entrega a regañadientes tierras ociosas a los campesinos para ver si obran el milagro de recuperar el 30% de la producción agropecuaria del año 1989 (sic), que en relación a la del 58 ( con los Castro, Che Guevara y comparsa alzados en el territorio nacional ) era sólo el 10 % de aquella, para alimentar a 11.5 millones de cubanos, no 6.5 millones como por entonces.
Producto de la siembra indiscriminada de caña salida de los “laboratorios castristas” de bajísima calidad y rendimiento, con una baja atención cultural, salinizaron los suelos al igual que los antiguos idiotas del estalinismo hicieron en su momento en la Europa Oriental.
Hoy quieren que el guajiro se convierta en Merlín y con un chasquido de sus dedos, haga producir la tierra de la noche a la mañana, sin insumos de ningún tipo, sin maquinaria para trabajarla y además por el 20% del valor real de la producción obtenida, como la leche de Raúl, que paga a 0.02 centavos el litro cuando cuesta 0.08 producirlo.
Solo hay 654 empresas que malamente, califican dentro de los parámetros de las PyMES, (calificación internacional de la empresas) por la rentabilidad tan baja que muestran. En estas se incluyen las turísticas, tabacaleras, niquelíferas y biotecnológicas.
Lo mismo ocurre con la producción pecuaria. Hoy hay 10,5 habitantes, por cabeza de de ganado. En 1958 había 1.5 cabezas por habitante.
A pesar de haber creado “cooperativas” agropecuarias, todas, sin excepción, arrastran una irrentabilidad promedio del 60 % y como el estado les traspasó las deudas de las antiguas empresas estatales y reciben muy poco por sus producciones, (con excepción de las tabacaleras) todas son subsidiadas.
El turismo no rebasa el 56% del de 1959, sólo que con el triple del costo y no por culpa del embargo, sino por los ingresos del mismo. En su 90% es turismo lagarto o caracol (entiéndase, el ultimo por estudiantes que viajan con la mochila al hombro) o enfermos del ALBA y participantes en los innumerables eventos políticos, subsidiados por el castrismo, que se contabilizan como tal.
La producción azucarera descendió en 50 años en 5 millones de toneladas y el rendimiento industrial del 14 al 7%. La pesca, de 100 000 tons anuales, (uno de los pocos logros productivos del castrismo) pasó a 0.00, lo que obliga al régimen a adquirir el poco pescado que se le da a los enfermos, a través de firmas pesqueras rusas que operan en Chile y Sudáfrica, convertir su flota pesquera en chatarra y alquilar sus tripulaciones a extranjeros en un negocio digno de los coyotes mejicanos.
Hoy tenemos el 20 % de la población en el extranjero, desde EE.UU hasta Australia y si no hay cubanos en la Luna, es por lo caro del pasaje.
Lo único que da ganancia es el níquel y esto por Sherrit, pero al tratar de aumentar la producción hasta 90 000 toneladas antes de 2012, se invirtió fuerte. Esto generó gastos que afectan la tasa de rendimiento de esta inversión, que no están compensados con el precio actual del producto.
La deuda externa de 29.3 billones USD contraída por el castrismo obligará a cada cubano a pagar al Club de París la modesta cifra de $ 2584.07 USD.
Yo creo en mi Patria, pero sinceramente, estos resultados son los más desalentadores que haya enfrentado cualquier país en los últimos 50 años. Si hubo un milagro alemán, yo imploro a Dios, por el milagro cubano. A mi modo de ver la cosas, sólo así se salvaría lo que un día fue un país próspero y feliz.
palest44@yahoo.com
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