jueves, 2 de julio de 2009

LOS MISTERIOSOS QUESOS DEL PALCO, Tania Díaz Castro


Jaimanitas, La Habana, 2 de julio de 2009, (SDP) Es muy cierto que la verdad no se puede bloquear. Hace poco escuché decir que en la Zona Cero, como llaman a los tres kilómetros cuadrados que pertenecen a la residencia principal de Fidel Castro, en el antiguo reparto aristocrático Cubanacán del oeste habanero, también había una fábrica suya de leche y quesos. Entonces sospeché que los quesos que vende la tienda El Palco, situada a poca distancia de la Zona Cero, provenían de allí.
En los estantes de los productos lácteos de dicha tienda, que por cierto, se dice que la administra uno de los hijos del Comandante, no hay gran variedad de quesos, pero aún así pueden verse algunos de procedencia francesa, española, argentina, todos con sus etiquetas como es lo normal y otros envueltos en nylon transparente donde no se lee nada, ni siquiera el tipo de queso que es.
A la tienda El Palco, como es de suponer, no concurre el pueblo. En ella se venden los productos alimenticios más sofisticados, principalmente de producción norteamericana y europea y a precios a los que sólo pueden tener acceso extranjeros con un alto poder adquisitivo, algunos cubanos que reciben buenas remesas de Estados Unidos y ciertos personajes que, por su apariencia, parecen pertenecer a la cúpula gubernamental del país.
Pregunté a un empleado de dónde era una libra de queso amarillo valorada en 32.00 pesos, moneda convertible equivalente a dólares, y no supo contestarme. Era, seguramente, de la Zona Cero, a la que se refirió en un video el ex mayor de la Inteligencia Cubana, Roberto Hernández del Llano, exiliado recientemente en Estados Unidos.
En un programa de la televisión de Miami, en Mega TV, captado en La Habana a través de satélites, y conducido por la periodista María Elvira Salazar, el ex mayor explicó con lujo de detalles cómo era la Zona Cero. Todo ha sido visto y escuchado por muchos a través de copias de vídeos que pasan de mano en mano por las calles capitalinas, algunas, muy cerca de la residencia castrista.
En la tienda El Palco, posiblemente la mejor surtida de La Habana, se vende además una gran variedad de panes de buena calidad, pero tan caros que el trabajador cubano jamás puede llevar a la mesa. Tampoco las carnes, los cereales, los jugos de frutas, los mariscos, los bombones, los helados, los alimentos para perros y gatos producidos por la firma chilena NutriPro S. A.

En El Palco muy pocos productos de Cuba se colocan en sus elegantes estantes, a no ser bandejitas cada una con cinco ajíes grandes a un precio de 1.80 de dólares, otras con cinco cabezas grandes de ajo a tres, o siete rábanos medianos a cuatro. Seguramente traído del Complejo Agrícola de Punta Brava, perteneciente a la Zona Cero.
vlamagre@yahoo.com

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