jueves, 16 de julio de 2009

LOS PSÍQUICOS CUBANOS, Ramón Díaz-Marzo

Sin embargo ¿de qué puede hablar un hombre honrado con más placer?
Respuesta: de sí mismo. ¡Por lo tanto, voy a hablarles de mí mismo!
Fedor Dostoiewski “Memorias del Subsuelo”

Llegué a la casa de Orrio con un estado alterado de conciencia que ni dependía de las circunstancias ni de mi voluntad. Este estado alterado de mi conciencia ahora puedo concientizarlo, pero en el momento en que transcurría, no podía observarme a mí mismo. Este estado alterado de mi conciencia comenzó a dominarme días antes de volver a reanudar mi amistad con Orrio. Si desde siempre yo había medido mi comportamiento ante Orrio, ahora esa auto vigilancia se incrementaba. Era como tener dentro de mi voluntad una fuerza que dirigía no sólo mis pensamientos sino las palabras que yo emitiera en presencia de Orrio. Ya habían transcurrido 48 horas de la reunión en la casa del embajador James Cason, era de mañana y me encontraba en la casa de Orrio para transmitir un paquete de fotos por el Laptop que le habían regalado. Reglita no se encontraba, y mientras Orrio se hallaba en la cocina preparando el té, y yo junto a él, le dije, sin que para ello hubiera mediado ninguna conversación que lo justificara:
-¡Porque alguien tiene que hacer el trabajo sucio!

Y el trabajo sucio Orrio lo haría un 4 de abril, cuando se presentó en los juicios de marzo del 2003, y testificó contra Manuel Vázquez Portal y otros periodistas independientes más.

Después de los sucesos de marzo-2003, cuando pude asociar esta afirmación, me sorprendí mucho, y pensé que tanto Orrio como los oficiales a cargo, si él informó esta afirmación mía, tendrían que estar: o muy sorprendidos o pensar que mi nivel dentro del Aparato de Inteligencia cubana era o respondía al Alto Mando.

Si yo fuera Orrio, pensé, no tendría ninguna duda en afirmar que Ramón Díaz-Marzo es un miembro de la Seguridad del Estado. Pero yo, que soy Ramón, y creo tener memoria de todo cuanto he dicho y hecho, no soy parte de la policía política cubana. Entonces ¿por qué le dije a Orrio algo que, quizás, luego, cuando le avisaron que tenía que dechavarse, el propio Orrio habrá pensado de que yo formaba parte de un plan psíquico de preparación de su personalidad para condicionarlo a que testificara en un juicio?
ramon597@correodecuba.cu

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