Arroyo Naranjo, La Habana, julio 9 de 2009, (SDP) “Si me dijeran pide un deseo, preferiría un rabo de nubes”, así dice en una de sus trovas el cantautor cubano Silvio Rodríguez. ¿Por cuánto la media luna de un estadio municipal, enyerbada hasta la mismísima médula o esa piscina abandonada que emula con agua de lluvia como si fuese vino en tonel, desearían un vendaval de tal magnitud?
A decir verdad, todas aquellas instalaciones deportivas al amparo de vaya usted a saber quien o quienes, son enemigas de la urgencia o de esa autogestión que dicen, suele engavetarse hasta el próximo presupuesto. Sólo esperan, de vez en vez, la cámara para tomar videos o fotos de un reportero asignado por la prensa oficial. O peor aún, la visita del vándalo que hurta a plena luz del día los retazos de lo que un día fue y no será.
El Órgano Oficial del Partido Comunista de Cuba, Granma, publicó en su edición ampliada del viernes 3 de julio, un reportaje sobre el deterioro de las instalaciones deportivas en la capital. El reportaje, a la cuenta de Alejandro Pantín y Ariel B. Coya, tiene como blanco los terrenos del José Ramón Rodríguez, el Parque Martí, el universitario Juan Abrahantes y el Pontón.
Al parecer alguna orientación “desconocida” o quizás el llamado al ahorro de combustible, limitó los vehículos para conseguir y exhibir el testimonio a cargo de los verdaderos organismos y administrativos responsables. Aún cuando este binomio de reporteros no tiene limitantes para realizar periodismo investigativo, facultad que por razones obvias yo no tengo, prefieren no jugar con brasas.
“No basta con rescatar las instalaciones” es el titulo que se designó para éste material. Además de entrevistar a ex peloteros que hoy imparten sus clases de béisbol en las diferentes categorías, enumera la escasez de algunos implementos deportivos de fabricación nacional suministrados por la Industria Deportiva.
¿Quiénes son los verdaderos responsables? ¿Sobre qué subterfugios se justifica el abandono, el desabastecimiento o el detrimento de la práctica masiva en estas instalaciones?
Más de lo mismo o menos de nada encuentro en este otro reportaje. Véase como las burbujas de la emulación o el compromiso de satisfacer el plan mensual con algo tan cotidiano como el bache, el salidero de agua, el pan de la cuota o la leche de vaca por venir.
¿Cuántas veces el tema ha estado en debate a puertas cerradas o se ha publicado en la página de un diario oficial?
Hace más de diez años que se limita la producción nacional de aquellos implementos deportivos marca Batos. La única vía posible de acceder a estos es mediante el mercado informal o la venta en moneda convertible.
Ya que estamos vacunados contra el espanto, no nos sorprende que el precio de un bate de aluminio infantil de facturación extranjera (66.20 cuc) en las Tiendas Recaudadoras de Divisas, sea similar al de un colchón personal.
Según Alejandro o Ariel, “la interrogante bien podría dar pie a otro trabajo”. Yo diría que a cientos o miles de opiniones vistas de uno y otro ángulo. Sin dudas un gasto innecesario que no resolverá o justificará los criaderos de mosquitos en las piscinas. Tampoco eliminará la hierba que espiga hasta la cintura y que parece ser maleza de nadie.
“Un barredor de tristezas, un aguacero en venganza”. Es justamente lo que haría falta, cómo dice Silvio Rodríguez en esa misma canción.
odelinalfonso@yahoo.com
A decir verdad, todas aquellas instalaciones deportivas al amparo de vaya usted a saber quien o quienes, son enemigas de la urgencia o de esa autogestión que dicen, suele engavetarse hasta el próximo presupuesto. Sólo esperan, de vez en vez, la cámara para tomar videos o fotos de un reportero asignado por la prensa oficial. O peor aún, la visita del vándalo que hurta a plena luz del día los retazos de lo que un día fue y no será.
El Órgano Oficial del Partido Comunista de Cuba, Granma, publicó en su edición ampliada del viernes 3 de julio, un reportaje sobre el deterioro de las instalaciones deportivas en la capital. El reportaje, a la cuenta de Alejandro Pantín y Ariel B. Coya, tiene como blanco los terrenos del José Ramón Rodríguez, el Parque Martí, el universitario Juan Abrahantes y el Pontón.
Al parecer alguna orientación “desconocida” o quizás el llamado al ahorro de combustible, limitó los vehículos para conseguir y exhibir el testimonio a cargo de los verdaderos organismos y administrativos responsables. Aún cuando este binomio de reporteros no tiene limitantes para realizar periodismo investigativo, facultad que por razones obvias yo no tengo, prefieren no jugar con brasas.
“No basta con rescatar las instalaciones” es el titulo que se designó para éste material. Además de entrevistar a ex peloteros que hoy imparten sus clases de béisbol en las diferentes categorías, enumera la escasez de algunos implementos deportivos de fabricación nacional suministrados por la Industria Deportiva.
¿Quiénes son los verdaderos responsables? ¿Sobre qué subterfugios se justifica el abandono, el desabastecimiento o el detrimento de la práctica masiva en estas instalaciones?
Más de lo mismo o menos de nada encuentro en este otro reportaje. Véase como las burbujas de la emulación o el compromiso de satisfacer el plan mensual con algo tan cotidiano como el bache, el salidero de agua, el pan de la cuota o la leche de vaca por venir.
¿Cuántas veces el tema ha estado en debate a puertas cerradas o se ha publicado en la página de un diario oficial?
Hace más de diez años que se limita la producción nacional de aquellos implementos deportivos marca Batos. La única vía posible de acceder a estos es mediante el mercado informal o la venta en moneda convertible.
Ya que estamos vacunados contra el espanto, no nos sorprende que el precio de un bate de aluminio infantil de facturación extranjera (66.20 cuc) en las Tiendas Recaudadoras de Divisas, sea similar al de un colchón personal.
Según Alejandro o Ariel, “la interrogante bien podría dar pie a otro trabajo”. Yo diría que a cientos o miles de opiniones vistas de uno y otro ángulo. Sin dudas un gasto innecesario que no resolverá o justificará los criaderos de mosquitos en las piscinas. Tampoco eliminará la hierba que espiga hasta la cintura y que parece ser maleza de nadie.
“Un barredor de tristezas, un aguacero en venganza”. Es justamente lo que haría falta, cómo dice Silvio Rodríguez en esa misma canción.
odelinalfonso@yahoo.com
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