jueves, 13 de agosto de 2009

DOLOR DE MUELAS, Frank Correa


Jaimanitas, La Habana, 13 de agosto de 2009, (SDP) El martes pasado, el profesor de Física Benedicto Ruiz, que ejerce en la Escuela Politécnica Mártires de Girón del municipio Playa, tuvo que abandonar su clase porque le atacó un fuerte dolor de muelas.

Cada vez que Benedicto sufre con sus caries dice que un dolor de muelas es más tormentoso que un parto. No lo soporta, se vuelve loco. Sin perder un minuto, corrió a la clínica estomatologica de Siboney para que le sacaran la pieza.

Encontró que la clínica tiene un nuevo método de trabajo. A diferencia de las interminables colas que se hacían antes para acceder al servicio, ahora han implementado un sistema de reservaciones. La recepcionista le explicó que por su lugar de residencia le correspondía la doctora Beatriz, que atiende solamente los lunes. Benedicto puso el grito en el cielo, no podía esperar hasta el próximo lunes con aquel terrible dolor.

--No es el próximo lunes --corrigió la recepcionista --, es el lunes más arriba.

Benedicto no creyó que tuviera que esperar 14 días para sacarse la muela. Desesperado, intentó sobornarla. La muchacha confesó que con gusto lo haría, pero no depende de ella ni de los médicos, la administración entrega la anestesia contra el control de turnos.

Benedicto tuvo que regresar a su casa con el turno de extracción fijado para el lejano lunes 26, a las dos de la tarde, con la doctora Beatriz.

Como los calmantes no lo mejoraron, en las dos semanas probó todos los remedios caseros imaginables. Le recomendaron buchadas de orine, apretarse una moneda caliente sobre la muela, masticar sábila, llantén, hojas de eucalipto, introducirse pedazos de amitriptilina en el hueco. En fin, los 14 días los pasó ocupado en comprobar que nada le calmaba su martirio.

Por fin llegó el lunes 26. A la hora señalada y agotado de tanto dolor, Benedicto llegó corriendo a la clínica y entregó su turno a la recepcionista. Pero un golpe del destino puso fuera de combate sus esperanzas de alivio cuando la recepcionista le informó que la doctora Beatriz no había ido a trabajar ese día.

--¿Y ahora qué? --preguntó Benedicto.

--Hay que cambiarle su turno para otro lunes --dijo la empleada.

--¡¿Cómo…?! ¡No es posible! ¡¿Otra semana más de dolor…?!

--Dos semanas, exactamente --corrigió la recepcionista mientras revisaba exhaustivamente el libro de turnos --. El lunes que queda disponible es el lunes más arriba. Este lunes ya está completo.
beilycorrea@yahoo.es

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