jueves, 27 de agosto de 2009

TRABAS, Odelín Alfonso

Arroyo Naranjo, La Habana, agosto 27 de 2009 (SDP) A veces cuesta decir las cosas tal y como uno las piensa en ese 15 % que, según los científicos, aprovechamos de nuestro cerebro. Aún después que lo dicho, dicho está, no todo sale a pedir de boca. ¿Quién asegura que lo que se dijo funcione o en el mejor de los casos, perdure?

Después de los más recientes soliloquios del general Raúl Castro, solo resta buscarle acotejo a las reglamentaciones que están por venir.

Por estos días, la Dirección Municipal de la Vivienda en Arroyo Naranjo, conjuntamente con los trabajadores sociales, realizan un levantamiento sobre las ilegalidades constructivas en el sector residencial. Entre las sanciones se establecen multas desde 500 hasta 1200 pesos. Según el criterio de los inspectores, una pared divisoria, puerta adicional, escalera interior o exterior, que no esté contemplada en el documento o propiedad original de la vivienda, clasifican como ilegales.

Una vez más, el Estado pone trabas y se declara en zafarrancho de combate contra las ilegalidades en el sector habitacional. Sin embargo, desde el año 2005 mantiene congelados “hasta nuevo aviso” los permisos de construcción. En este sentido, ¿no es el propio Gobierno quien estimula las ilegalidades en materia constructiva?

¿Por qué se han detectado en los edificios múltiples pertenecientes al Reparto Eléctrico, uno de los consejos populares inspeccionados recientemente, apartamentos divididos donde conviven dos y tres familias, garajes improvisados, balcones transformados en habitaciones o los llamados pasos de escaleras que se cierran con igual propósito?

Nadie fabrica los conflictos de convivencia familiar. Simplemente se dan y hay que resolverlos a como dé lugar. Pero la ley sobre la propiedad de viviendas, aunque sea desconocida para la mayoría de los cubanos, existe y se aplica. Este no será el primero ni el último de los levantamientos sobre las construcciones ilegales, incluidas arbitrariedades y multas a “consideración” de los inspectores.

¿Cómo pretender conseguir un ligero crecimiento poblacional si es el propio Estado quien genera el déficit habitacional con sus trabas burocráticas?

En Ciudad de La Habana, el plan inicial de entregar 4 mil 758 viviendas terminadas para el cierre de 2009, tuvo que reajustarse a 2 mil 753. Esto sin duda obligará a las familias más necesitadas a iniciar construcciones por la izquierda con materiales robados adquiridos en el mercado negro.

Raúl Castro dijo: “Nuestra democracia es participativa como pocas, pero debemos estar concientes de que el funcionamiento de las instituciones del Estado y del Gobierno aún no alcanzan el nivel de efectividad que nuestro pueblo exige con todo derecho.”

¿Cómo aspirar después de 50 años a la búsqueda de funcionalidad y efectividad en las instituciones del Estado y el Gobierno cuando la Revolución Cubana ha sido el más largo, tedioso e impositivo de los proyectos?

Ya sabemos que el cambio en Cuba es un asunto olvidado, lo que supone cero libertad y cero oportunidad individual, además de más represión política y económica. El Estado no está en condiciones de solucionar los problemas de vivienda y alimentación, pero tampoco admite que el ciudadano los resuelva por sí solo.

Para resarcir las ilegalidades en la vivienda, está en camino una nueva resolución. Tal vez disponga el autorizo de construcciones o las convalidaciones de estas tras multas a “criterio” de los inspectores. Veremos cuál es el trabalenguas, si merma el saco de reclamaciones a raíz del zafarrancho contra las ilegalidades en la capital. Tal vez la solución se materialice y perdure. ¿Quién sabe?
odelinalfonso@yahoo.com

Dividir áreas de la vivienda, barbacoas, y todo lo que permita la creatividad es puesto en práctica para hacer espacio a la familia que crece. Foto: Ana Torricella

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