jueves, 13 de agosto de 2009

MÁS RESPETO PARA OSCAR ARIAS, Adolfo Fernández Sainz





Prisión Provincial Canaletas, Ciego de Ávila, 13 de agosto de 2009, (SDP) Costa Rica fue bautizada por el almirante Cristóbal Colón con este nombre en 1502 por sus playas de arenas blancas. El pequeño país despierta una gran admiración en toda Centro América. Pero este sentimiento no parte de los gobiernos y las cancillerías, se inicia en los propios pueblos centroamericanos.

En una región que ha padecido de una pobreza crónica y una miseria que ha pasado de los abuelos a los padres a los hijos, donde están algunos de los países más pobres del hemisferio, Costa Rica es la gran excepción. En una región víctima de constantes golpes de estado, gobernantes corruptos, nepotismo, analfabetismo e insalubridad, a Costa Rica la llaman la Suiza de América.

Cuando América Latina estaba plagada de guerrillas comunistas, infiltraciones armadas cubanas, guerra sucia, narcotráfico y violencia, allí se han dado el lujo de vivir sin ejército.

Cuando El Salvador se desangraba en una situación de desespero para el pueblo. Cuando allí hubo niños armados en combate contra niños. En aquella guerra civil en que el gobierno cubano tuvo participación directa, recordada a Fidel Castro por el ex presidente salvadoreño Francisco Flores, en la Cumbre Ibero Americana de Panamá, fue una iniciativa del presidente costarricense Oscar Arias, la que aportó la solución final que trajo la paz y puso fin al conflicto.

Los acuerdos de Esquipulas le valieron al presidente Arias, el Premio Nobel de la Paz. Que prestigio para una nación, ser elegida como mediadora en conflictos, por las otras. Costa Rica es un país que tiene credenciales revolucionarias y anti dictatoriales. Cuando la guerra revolucionaria en la Sierra Maestra, de Costa Rica vino Huber Matos con un avión cargado de armas, que aterrizó en Oriente jugándose la vida. Las armas fueron entregadas a los rebeldes a los que Matos se unió.

Costa Rica entregó esas armas a Matos porque confió en él, como luchador por la democracia, contra la dictadura de Batista. También confiaron en Fidel Castro, porque este decía que la revolución cubana no era comunista. Él inauguró, por primera vez en Cuba, la moda de andar con una careta puesta.

Ahora bien: Si como dice el gobierno cubano, los Estados Unidos apadrinaban a Batista y como es un hecho, Costa Rica apoyó a Fidel Castro con armas en la Sierra Maestra, ¿cómo creer que es Washington quien dicta la política exterior de San José?

Costa Rica tiene excelentes relaciones con los Estados Unidos, Cuba las tenía con la Unión Soviética. Con menos de la mitad de Cuba en territorio y población, Costa Rica es un ejemplo de prosperidad modesta, con sabia administración de sus recursos. Hacia allí han emigrado cubanos trabajadores y hacendosos, que han encontrado magnífica acogida.

Los costarricenses sin embargo, no emigran a ninguna parte, porque encuentran felicidad en su país. Uno nunca oye decir la ‘comunidad costarricense en Miami o New York’, allí no hay grandes yacimientos de petróleo o de metales preciosos. Costa Rica es famosa por su alto nivel educativo su alta esperanza de vida y su buen sistema de salud. Tiene un gobierno democrático y estable con un elevado producto interno bruto per cápita y escasas diferencias entre ricos y pobres.

Vive del café, el plátano y los bosques que han sabido conservar, una gran diversidad biológica y el turismo. Se auto abastece de energía por las excelentes hidroeléctricas de que disfruta ese pueblo. Costa Rica puede dar lecciones a Cuba de como se administra un país.

Lo que mejor indica que allí todo funciona a las mil maravillas, es que jamás se oye mentar a Costa Rica en el Noticiero de la Televisión Cubana, ni en la prensa castrista. Ellos se especializan en dar malas noticias sobre países que no mantienen buenas relaciones con Cuba y en decir buenas noticias sobre sus amigos. ¿Alguien ha escuchado por el noticiero algo negativo sobre Rusia o China?

Muy al principio de la revolución, visitó Cuba un presidente costarricense: José Figueres. Este habló en la Plaza Cívica. Su discurso no gustó a los nuevos mandatarios, porque elogió la democracia y las elecciones libres. Sugirió a Cuba que este era el camino que debía seguir.

Por último, si el presidente Zelaya aceptó ir a Costa Rica a la cita convocada por el presidente Oscar Arias, fue porque le vio posibilidades a esta mediación. Si era una maniobra dilatoria organizada por el Departamento de Estado, con haber dicho que no negociaría con golpistas, habría puesto punto final al asunto.
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