Habana Vieja, La Habana, agosto 13 de 2009, (SDP) El señor presidente de la República de Cuba, señor Raúl Castro Ruz, ha dicho que a él no lo nombraron presidente para restaurar el modelo capitalista sino para fortalecer los patrones del sistema socialista.
Aquí todos sabemos que no se trata de restablecer ningún patrón capitalista, sino crear mecanismos sociales que sean eficientes para el desarrollo de la sociedad cubana.
¿Qué patrones del sistema socialista el señor presidente pretende fortalecer? ¿Acaso la corrupción y el desgobierno que reina en el país? Un país que, entre otras muchas cosas, nada produce y los que trabajan hacen como que trabajan. El señor presidente tiene que saber que en Cuba nada se produce y que los sueños y quimeras de la revolución han fracasado.
¿El señor presidente desconoce que el Hombre Nuevo no existe, y en su lugar han surgido monstruos, adolescentes y jóvenes, que no moverán un dedo por el bienestar del país?
Ninguna persona con sentido común desea regresar al capitalismo salvaje. Aquí lo que hay que buscar es un consenso, dentro y fuera de Cuba, para encontrar una gobernabilidad rentable.
El señor presidente habla de “La Cabaña” como si el “Castillo del Morro” no existiera. Y toda la población sabe que la luz que debería emitir el faro del Morro no es la ideal. Toda la ciudad es testigo de cómo hay noches de completa oscuridad en el “Castillo del Morro” porque el sereno no vino a trabajar o porque la bombilla se fundió y aunque hay repuesto, nadie quiere cambiarla.
¿Cómo es posible que el señor presidente hable de “La Cabaña” en un tono donde tal parece que “El Castillo del Morro” no existe? El señor presidente pasará todo el tiempo hablando de “La Cabaña” sin mencionar la farola que tiene que dar luz a la entrada del puerto, pero toda la población sabe que esa farola existe y su función es dar luz.
El señor presidente ha dicho “...el modelo económico que regirá a la nación en beneficio de nuestros compatriotas...”. ¿A cuál modelo económico el señor presidente se refiere? Actualmente sufrimos un modelo económico que si funciona en algo, es gracias al mercado negro. Los cubanos en diferentes frentes se las ingenian para robarle al estado sin dejar huellas. No soy economista pero pienso que la cuenta del presupuesto fiscal que el estado contabiliza cada año no guarda relación con la realidad.
¿Cuál es el impedimento o el problema para que el gobierno comprenda que la economía que nos impone no funciona y no nos beneficia en nada? ¿Y por qué los diputados cuando se reúnen en la Asamblea del Poder Popular no son transmisores de los problemas que el pueblo afronta diariamente y que han sido discutidos en las reuniones en la calle con el delegado de cada municipio?
¿No dijo en su discurso inaugural como Presidente de Cuba, el señor Raúl Castro Ruz, que todos podíamos hablar y exponer nuestro punto de vista y no andarnos con “chismes de pasillo”? Entonces si de todas partes, al señor presidente, le llega información de que hay que hacerle cambios a la sociedad nuestra para que funcione, ¿por qué dice que “...a mi no me nombraron presidente de Cuba para restaurar el modelo capitalista, sino para fortalecer los patrones del sistema socialista...”? ¿Esta declaración significa que los cambios necesarios que nos prometió no se harán efectivos y continuaremos sufriendo las mismas carencias de siempre, entre otros motivos, por la falta de disciplina y baja moral que padecen algunos cubanos como respuesta a los mecanismos absurdos del gobierno que ahora el señor presidente dice serán perpetuados?
Le diré algo muy importante al señor presidente: si le hubiéramos hecho caso a los esclavistas de siglos anteriores, todavía andaríamos arrastrando cadenas. Aunque soy de los que opina que en nuestro mundo moderno la esclavitud continúa, porque se ha enmascarado bajo otras maneras sutiles, la libertad existe. Nuestra actual sociedad o el modelo económico de Cuba, como dice el señor presidente, no goza de libertad. Somos esclavos de los designios del estado que no permite la propiedad privada de la pequeña y mediana empresa.
Han transcurrido 50 años, son suficientes para comprobar que no estamos capacitados a nivel de conciencia para demostrar el altruismo que se nos pide. Las gentes quieren resultados. Llevamos medio siglo esperando que se cumplan las promesas que la Revolución nos hizo cuando triunfó en 1959. Creo que somos un pueblo aplastado por los mecanismos de contrainteligencia más sofisticados que pueda practicar un Ministerio del Interior. Creo que nuestro pueblo se merece algo mejor. Hay cosas que el gobierno puede hacer a favor de su pueblo que no necesariamente depende de políticas foráneas.
Pero como debo ser breve, expondré un hecho que demuestra que es el propio gobierno quien no nos permite ser felices. Hasta que recientemente el gobierno levantó la prohibición, los cubanos no tenían derecho a adquirir una línea de teléfono móvil. Una arbitrariedad que no perseguía ningún objetivo, que no nacía del sentido común, y que sólo demostraba el profundo desprecio que el gobierno cubano actual siente por sus compatriotas. Todavía ocurren arbitrariedades con la telefonía móvil en Cuba.
¿Por qué el señor presidente no le da un alegrón al pueblo de Cuba y quita las medidas absurdas?
Y yo le pregunto al señor presidente Raúl Castro Ruz, ¿ese es el modelo económico que regirá a la nación en beneficio de nuestros compatriotas, el de un gobierno o estado que comete arbitrariedades porque no tiene competidor y es el dueño absoluto de todos los medios de producción del país?
Tal vez la causa sea otra y el señor presidente no la menciona en sus discursos e intervenciones públicas, pero yo apuesto a que el gobierno cubano tiene que cambiar. Estoy tan seguro de ello como del aire que respiro. Y fíjese bien, señor presidente Raúl Castro Ruz, un cambio en Cuba no nos llevará necesariamente de vuelta al capitalismo brutal. Al capitalismo brutal nos llevará renunciar a ese cambio.
ramon597@correodecuba.cu
Aquí todos sabemos que no se trata de restablecer ningún patrón capitalista, sino crear mecanismos sociales que sean eficientes para el desarrollo de la sociedad cubana.
¿Qué patrones del sistema socialista el señor presidente pretende fortalecer? ¿Acaso la corrupción y el desgobierno que reina en el país? Un país que, entre otras muchas cosas, nada produce y los que trabajan hacen como que trabajan. El señor presidente tiene que saber que en Cuba nada se produce y que los sueños y quimeras de la revolución han fracasado.
¿El señor presidente desconoce que el Hombre Nuevo no existe, y en su lugar han surgido monstruos, adolescentes y jóvenes, que no moverán un dedo por el bienestar del país?
Ninguna persona con sentido común desea regresar al capitalismo salvaje. Aquí lo que hay que buscar es un consenso, dentro y fuera de Cuba, para encontrar una gobernabilidad rentable.
El señor presidente habla de “La Cabaña” como si el “Castillo del Morro” no existiera. Y toda la población sabe que la luz que debería emitir el faro del Morro no es la ideal. Toda la ciudad es testigo de cómo hay noches de completa oscuridad en el “Castillo del Morro” porque el sereno no vino a trabajar o porque la bombilla se fundió y aunque hay repuesto, nadie quiere cambiarla.
¿Cómo es posible que el señor presidente hable de “La Cabaña” en un tono donde tal parece que “El Castillo del Morro” no existe? El señor presidente pasará todo el tiempo hablando de “La Cabaña” sin mencionar la farola que tiene que dar luz a la entrada del puerto, pero toda la población sabe que esa farola existe y su función es dar luz.
El señor presidente ha dicho “...el modelo económico que regirá a la nación en beneficio de nuestros compatriotas...”. ¿A cuál modelo económico el señor presidente se refiere? Actualmente sufrimos un modelo económico que si funciona en algo, es gracias al mercado negro. Los cubanos en diferentes frentes se las ingenian para robarle al estado sin dejar huellas. No soy economista pero pienso que la cuenta del presupuesto fiscal que el estado contabiliza cada año no guarda relación con la realidad.
¿Cuál es el impedimento o el problema para que el gobierno comprenda que la economía que nos impone no funciona y no nos beneficia en nada? ¿Y por qué los diputados cuando se reúnen en la Asamblea del Poder Popular no son transmisores de los problemas que el pueblo afronta diariamente y que han sido discutidos en las reuniones en la calle con el delegado de cada municipio?
¿No dijo en su discurso inaugural como Presidente de Cuba, el señor Raúl Castro Ruz, que todos podíamos hablar y exponer nuestro punto de vista y no andarnos con “chismes de pasillo”? Entonces si de todas partes, al señor presidente, le llega información de que hay que hacerle cambios a la sociedad nuestra para que funcione, ¿por qué dice que “...a mi no me nombraron presidente de Cuba para restaurar el modelo capitalista, sino para fortalecer los patrones del sistema socialista...”? ¿Esta declaración significa que los cambios necesarios que nos prometió no se harán efectivos y continuaremos sufriendo las mismas carencias de siempre, entre otros motivos, por la falta de disciplina y baja moral que padecen algunos cubanos como respuesta a los mecanismos absurdos del gobierno que ahora el señor presidente dice serán perpetuados?
Le diré algo muy importante al señor presidente: si le hubiéramos hecho caso a los esclavistas de siglos anteriores, todavía andaríamos arrastrando cadenas. Aunque soy de los que opina que en nuestro mundo moderno la esclavitud continúa, porque se ha enmascarado bajo otras maneras sutiles, la libertad existe. Nuestra actual sociedad o el modelo económico de Cuba, como dice el señor presidente, no goza de libertad. Somos esclavos de los designios del estado que no permite la propiedad privada de la pequeña y mediana empresa.
Han transcurrido 50 años, son suficientes para comprobar que no estamos capacitados a nivel de conciencia para demostrar el altruismo que se nos pide. Las gentes quieren resultados. Llevamos medio siglo esperando que se cumplan las promesas que la Revolución nos hizo cuando triunfó en 1959. Creo que somos un pueblo aplastado por los mecanismos de contrainteligencia más sofisticados que pueda practicar un Ministerio del Interior. Creo que nuestro pueblo se merece algo mejor. Hay cosas que el gobierno puede hacer a favor de su pueblo que no necesariamente depende de políticas foráneas.
Pero como debo ser breve, expondré un hecho que demuestra que es el propio gobierno quien no nos permite ser felices. Hasta que recientemente el gobierno levantó la prohibición, los cubanos no tenían derecho a adquirir una línea de teléfono móvil. Una arbitrariedad que no perseguía ningún objetivo, que no nacía del sentido común, y que sólo demostraba el profundo desprecio que el gobierno cubano actual siente por sus compatriotas. Todavía ocurren arbitrariedades con la telefonía móvil en Cuba.
¿Por qué el señor presidente no le da un alegrón al pueblo de Cuba y quita las medidas absurdas?
Y yo le pregunto al señor presidente Raúl Castro Ruz, ¿ese es el modelo económico que regirá a la nación en beneficio de nuestros compatriotas, el de un gobierno o estado que comete arbitrariedades porque no tiene competidor y es el dueño absoluto de todos los medios de producción del país?
Tal vez la causa sea otra y el señor presidente no la menciona en sus discursos e intervenciones públicas, pero yo apuesto a que el gobierno cubano tiene que cambiar. Estoy tan seguro de ello como del aire que respiro. Y fíjese bien, señor presidente Raúl Castro Ruz, un cambio en Cuba no nos llevará necesariamente de vuelta al capitalismo brutal. Al capitalismo brutal nos llevará renunciar a ese cambio.
ramon597@correodecuba.cu
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