El Vedado, La Habana, 20 de agosto de 2009, (SDP) Pequeño y desgarbado, el vasco se despidió de la empleomanía y montó en el Mercedes Benz. Con el último saludo, hizo la señal al chofer, un cubano maduro y simpático, quien condujo suavemente el auto por la pendiente hasta llegar a la Avenida 125. Miró a su izquierda, aceleró el potente motor y tras doblar a la derecha, el auto salió hacia el aeropuerto internacional José Martí. De esa manera se marchó de la isla el diplomático más impopular en 100 años de historia de relaciones entre la ex colonia y su metrópoli.
La despedida sin luces del embajador Zaldívar preveía un nuevo escalón para el sector pro dictadura del Partido Socialista Obrero Español, en el gobierno desde 2004, que pone sus aspiraciones en la visita del jefe de gobierno José Luis Rodríguez Zapatero a la Habana a finales de 2009. Se rompería de esa manera el hechizo: 10 años sin visitas de presidentes de gobierno. José María Aznar y el Rey Juan Carlos fueron los últimos, en 1999.
En la isla, los entusiastas con la idea del viaje, eran los artífices de las relaciones exteriores, ahora caídos en desgracia. Carlos Lage, Fernando Remirez y Felipe Pérez, pusieron todo su empeño en una normalización de las relaciones con el reino ibérico y la aceptación por la comunidad democrática de los desmanes de la dictadura.
A finales del año pasado, se estimaba que el encuentro entre mandatarios sería en un ambiente cordial, con el gobierno socialista presionando y en algunos casos logrando tender puentes entre la Unión Europea y la “dictadura del proletariado”. Las aspiraciones subieron el tono tras aceptar José Rodríguez la invitación del Comandante en Jefe R. Castro para un dialogo bilateral.
La mejor de esas fotografías se hizo durante la visita del depuesto canciller a su homólogo Miguel Moratinos en octubre del pasado año. En medio de sonrisas y apretones de manos, Moratinos dijo: “En principio, hemos aceptado la invitación”. Más prudente, la frase fue corregida por el Presidente Rodríguez al señalar: “Es un proyecto que está ahí. Ya veremos si se consuma y cómo se consuma.”
Un año después del aciago 2008, la realidad parece poner en el despeñadero el esperado desplazamiento del jefe de gobierno español.
Los viajes a la isla de los inquilinos del Palacio de la Moncloa son infrecuentes con relación a las ínfulas de negociadores que tienen con el gobierno militar. El primero en aterrizar luego de la salida del último gobernador de la isla en 1898, tras ser derrotado por tropas cubanas y norteamericanas, fue Adolfo Suarez en 1978. Luego llegó el simpático y complaciente Felipe González en 1986. El Barón Socialista se fumó unos puritos mientras “vacilaba” las mulatas del Cabaret Tropicana, junto al ex Comandante en Jefe. Por ultimo, en 1999, llegó “la espinita” José Aznar, en un marco multilateral y con un claro mensaje: “es Castro quien tiene que mover las fichas.”
Ahora correspondería a José Rodríguez. Desde el 2006, los pronósticos avalaban la posibilidad. La monarquía castrista hacía un giro retórico hacia los “cambios estructurales” y la racionalidad y en febrero de 2008 designaba oficialmente al sucesor del trono. Se reanudaba el dialogo político entre las dos naciones y España lograba movilizar a la UE hacia el levantamiento unilateral de las sanciones del 2003.
No obstante, el año 2009 echa por tierra las aspiraciones a la visita. En el plano de las relaciones bilaterales, primero la detención del Presidente de la Cámara de Empresarios Vascos en La Habana, Conrado Hernández. Luego, la destitución de los mas altos cargos de la política exterior acusados de trabajar para potencias extranjeras (España) y mas tarde la expulsión de los oficiales del Centro Nacional de Información (CNI) español acusados de espionaje, vinculados con el caso.
En el plano interno, el flamante Comandante en Jefe echó por tierra cualquier posibilidad de apertura del régimen en dos discursos trascendentes. El primero ante la Asamblea Nacional del Poder Popular a principios de Agosto y una semana después en Quito, Ecuador, durante los festejos por la asunción presidencial de Rafael Correa. En su intervención ante los “parlamentarios” cubanos, R. Castro habló directamente a la Unión Europea y por extensión a España.
En el gobierno de España, la posición del canciller Miguel Moratinos es enfrentada por el responsable de política exterior del Partido Popular, el mayor de la oposición. Jorge Moragas argumenta desde el principio que el previsto recorrido del ejecutivo será “un despropósito, si antes no se produce un proceso de apertura política y dialogo” en la isla.
Recientemente, la Secretaria de Política Internacional y Cooperación del gobierno, Elena Valenciano, afirmó que R. Castro debe hacer “algún gesto aperturista”, para que el presidente del gobierno viaje a la isla.
Mientras los españoles se ponen de acuerdo sobre el viaje de su presidente a la capital de todos los cubanos, los periodistas Adolfo Fernández Saínz y Ricardo González Alfonso, además de otros doscientos presos políticos, purgan sus injustas condenas y el Partido Comunista sigue cerrando el espacio de modernización a la sociedad cubana.
aleagapesant@yahoo.es
La despedida sin luces del embajador Zaldívar preveía un nuevo escalón para el sector pro dictadura del Partido Socialista Obrero Español, en el gobierno desde 2004, que pone sus aspiraciones en la visita del jefe de gobierno José Luis Rodríguez Zapatero a la Habana a finales de 2009. Se rompería de esa manera el hechizo: 10 años sin visitas de presidentes de gobierno. José María Aznar y el Rey Juan Carlos fueron los últimos, en 1999.
En la isla, los entusiastas con la idea del viaje, eran los artífices de las relaciones exteriores, ahora caídos en desgracia. Carlos Lage, Fernando Remirez y Felipe Pérez, pusieron todo su empeño en una normalización de las relaciones con el reino ibérico y la aceptación por la comunidad democrática de los desmanes de la dictadura.
A finales del año pasado, se estimaba que el encuentro entre mandatarios sería en un ambiente cordial, con el gobierno socialista presionando y en algunos casos logrando tender puentes entre la Unión Europea y la “dictadura del proletariado”. Las aspiraciones subieron el tono tras aceptar José Rodríguez la invitación del Comandante en Jefe R. Castro para un dialogo bilateral.
La mejor de esas fotografías se hizo durante la visita del depuesto canciller a su homólogo Miguel Moratinos en octubre del pasado año. En medio de sonrisas y apretones de manos, Moratinos dijo: “En principio, hemos aceptado la invitación”. Más prudente, la frase fue corregida por el Presidente Rodríguez al señalar: “Es un proyecto que está ahí. Ya veremos si se consuma y cómo se consuma.”
Un año después del aciago 2008, la realidad parece poner en el despeñadero el esperado desplazamiento del jefe de gobierno español.
Los viajes a la isla de los inquilinos del Palacio de la Moncloa son infrecuentes con relación a las ínfulas de negociadores que tienen con el gobierno militar. El primero en aterrizar luego de la salida del último gobernador de la isla en 1898, tras ser derrotado por tropas cubanas y norteamericanas, fue Adolfo Suarez en 1978. Luego llegó el simpático y complaciente Felipe González en 1986. El Barón Socialista se fumó unos puritos mientras “vacilaba” las mulatas del Cabaret Tropicana, junto al ex Comandante en Jefe. Por ultimo, en 1999, llegó “la espinita” José Aznar, en un marco multilateral y con un claro mensaje: “es Castro quien tiene que mover las fichas.”
Ahora correspondería a José Rodríguez. Desde el 2006, los pronósticos avalaban la posibilidad. La monarquía castrista hacía un giro retórico hacia los “cambios estructurales” y la racionalidad y en febrero de 2008 designaba oficialmente al sucesor del trono. Se reanudaba el dialogo político entre las dos naciones y España lograba movilizar a la UE hacia el levantamiento unilateral de las sanciones del 2003.
No obstante, el año 2009 echa por tierra las aspiraciones a la visita. En el plano de las relaciones bilaterales, primero la detención del Presidente de la Cámara de Empresarios Vascos en La Habana, Conrado Hernández. Luego, la destitución de los mas altos cargos de la política exterior acusados de trabajar para potencias extranjeras (España) y mas tarde la expulsión de los oficiales del Centro Nacional de Información (CNI) español acusados de espionaje, vinculados con el caso.
En el plano interno, el flamante Comandante en Jefe echó por tierra cualquier posibilidad de apertura del régimen en dos discursos trascendentes. El primero ante la Asamblea Nacional del Poder Popular a principios de Agosto y una semana después en Quito, Ecuador, durante los festejos por la asunción presidencial de Rafael Correa. En su intervención ante los “parlamentarios” cubanos, R. Castro habló directamente a la Unión Europea y por extensión a España.
En el gobierno de España, la posición del canciller Miguel Moratinos es enfrentada por el responsable de política exterior del Partido Popular, el mayor de la oposición. Jorge Moragas argumenta desde el principio que el previsto recorrido del ejecutivo será “un despropósito, si antes no se produce un proceso de apertura política y dialogo” en la isla.
Recientemente, la Secretaria de Política Internacional y Cooperación del gobierno, Elena Valenciano, afirmó que R. Castro debe hacer “algún gesto aperturista”, para que el presidente del gobierno viaje a la isla.
Mientras los españoles se ponen de acuerdo sobre el viaje de su presidente a la capital de todos los cubanos, los periodistas Adolfo Fernández Saínz y Ricardo González Alfonso, además de otros doscientos presos políticos, purgan sus injustas condenas y el Partido Comunista sigue cerrando el espacio de modernización a la sociedad cubana.
aleagapesant@yahoo.es
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