Lawton, La Habana, 27 de agosto de 2009, (SDP) El sábado en la noche Tom Cruise se apropió de la atención habanera. En horario estelar el canal Cubavisión exhibió ‘Valquiria’. La película trata sobre el fallido atentado a Hitler llevado a cabo por el coronel Claus von Stauffenberg. En ella vimos a altos oficiales en la Alemania nazi, horrorizados por el abismo a que Hitler empujó a ese país.
Lo que más sensibilizó a la teleaudiencia cubana, fue que en el comienzo del filme, Stauffenberg-Cruise, participaba en una campaña africana en nombre de su Füehrer. La película puede decirse que comienza con una decepción que crece y se fortalece en África. Luego de la campaña africana en el África Korps, a las órdenes de Rommel, von Stauffenberg, jamás volverá a ser el mismo. África parece tener un encanto especial para decepcionar soldados.
Más allá de las coincidencias y paralelismos que el televidente habanero encontró entre las guerras africanas del Füehrer alemán y las del Comandante en jefe de Cuba, hubo otras significativas coincidencias. Las precauciones extremas para cuidar la vida del Füehrer y del Comandante, La Guarida del Lobo-Punto Cero, el desprecio por el elemento civil, pero más allá de todo, ese estilo depurado de gobernar contra la voluntad y el sentido común de casi todo el mundo.
Para acentuar las semejanzas, en Alemania nazi existía un plan contingencial destinado a salvar un gobierno leal a Hitler, bautizado como ‘Valkiria’. En Cuba, existe la ‘Operación Atlántida’, con propósitos similares y la misma identidad criminal básica. Ambos planes fueron concebidos para ser llevados a la práctica por militares profesionales.
Como mismo hubo en Alemania nazis en contra de Hitler, en Cuba deben existir militares anticastristas. Muchos pasan por alto que el error está en el sistema y no en los Hitler, los Stalin o los Castro. La película del sábado deja claro que la atmósfera totalitaria fue igualmente opresiva en el Berlín de 1945 como en La Habana de 2009. Curioso como una película hecha por anglo sajones, sobre un sitio tan distante como la Alemania en 1945, guarda tantas semejanzas con la Cuba de nuestros días.
En la película, un grupo de militares alemanes conspira para sacar a Hitler de la escena. Se trata de hombres básicamente decentes que pusieron en juego su vida, para salvar a su patria y a su pueblo. En su momento, estos hombres lucharon para que nadie dijera ‘la Alemania de Hitler’. Hoy, se lucha para que no se diga, ‘la Cuba de Castro’. Porque no existió la Alemania de Hitler, como no existe ni existió la ‘Cuba de Castro’.
Dicen los que sirvieron a su mando, que el general Arnaldo Ochoa se ocupaba de veras de sus soldados y amaba devotamente a sus hijos. Von Stauffenberg, no era muy diferente. Quiero pensar que entre algunos altos oficiales cubanos hay tanto honor como entre Von Stauffenberg y sus asociados, o entre el general Ochoa y sus hombres. Quiero creer que existen hombres con esta estatura.
Quizás, entre los altos oficiales de las Fuerzas Armadas de Cuba, también hay hombres decepcionados y honorables. Quizás los haya que sientan vergüenza por la miseria en que vive Cuba, que se sientan ofendidos porque las adolescentes se prostituyan en las escuelas o que los hombres roben para sobrevivir.
Si de veras estos hombres existen, cruzo los dedos porque la suerte y el aliento del Dios que nos hizo libres, les acompañe. Si van a unirse en el Olimpo de los soldados de la libertad con el general Ochoa y con el coronel Stauffenberg, que lo hagan y se lleven no sólo el agradecimiento de sus pueblos, sino la victoria y el éxito de la libertad conquistada. Para concluir, ciertamente la oferta televisiva de la noche del sábado, no pudo ser mejor ni más aleccionadora.
jgonzafebster@gmail.com
Tom Cruise interpreta al coronel Claus von Stauffenberg.
Lo que más sensibilizó a la teleaudiencia cubana, fue que en el comienzo del filme, Stauffenberg-Cruise, participaba en una campaña africana en nombre de su Füehrer. La película puede decirse que comienza con una decepción que crece y se fortalece en África. Luego de la campaña africana en el África Korps, a las órdenes de Rommel, von Stauffenberg, jamás volverá a ser el mismo. África parece tener un encanto especial para decepcionar soldados.
Más allá de las coincidencias y paralelismos que el televidente habanero encontró entre las guerras africanas del Füehrer alemán y las del Comandante en jefe de Cuba, hubo otras significativas coincidencias. Las precauciones extremas para cuidar la vida del Füehrer y del Comandante, La Guarida del Lobo-Punto Cero, el desprecio por el elemento civil, pero más allá de todo, ese estilo depurado de gobernar contra la voluntad y el sentido común de casi todo el mundo.
Para acentuar las semejanzas, en Alemania nazi existía un plan contingencial destinado a salvar un gobierno leal a Hitler, bautizado como ‘Valkiria’. En Cuba, existe la ‘Operación Atlántida’, con propósitos similares y la misma identidad criminal básica. Ambos planes fueron concebidos para ser llevados a la práctica por militares profesionales.
Como mismo hubo en Alemania nazis en contra de Hitler, en Cuba deben existir militares anticastristas. Muchos pasan por alto que el error está en el sistema y no en los Hitler, los Stalin o los Castro. La película del sábado deja claro que la atmósfera totalitaria fue igualmente opresiva en el Berlín de 1945 como en La Habana de 2009. Curioso como una película hecha por anglo sajones, sobre un sitio tan distante como la Alemania en 1945, guarda tantas semejanzas con la Cuba de nuestros días.
En la película, un grupo de militares alemanes conspira para sacar a Hitler de la escena. Se trata de hombres básicamente decentes que pusieron en juego su vida, para salvar a su patria y a su pueblo. En su momento, estos hombres lucharon para que nadie dijera ‘la Alemania de Hitler’. Hoy, se lucha para que no se diga, ‘la Cuba de Castro’. Porque no existió la Alemania de Hitler, como no existe ni existió la ‘Cuba de Castro’.
Dicen los que sirvieron a su mando, que el general Arnaldo Ochoa se ocupaba de veras de sus soldados y amaba devotamente a sus hijos. Von Stauffenberg, no era muy diferente. Quiero pensar que entre algunos altos oficiales cubanos hay tanto honor como entre Von Stauffenberg y sus asociados, o entre el general Ochoa y sus hombres. Quiero creer que existen hombres con esta estatura.
Quizás, entre los altos oficiales de las Fuerzas Armadas de Cuba, también hay hombres decepcionados y honorables. Quizás los haya que sientan vergüenza por la miseria en que vive Cuba, que se sientan ofendidos porque las adolescentes se prostituyan en las escuelas o que los hombres roben para sobrevivir.
Si de veras estos hombres existen, cruzo los dedos porque la suerte y el aliento del Dios que nos hizo libres, les acompañe. Si van a unirse en el Olimpo de los soldados de la libertad con el general Ochoa y con el coronel Stauffenberg, que lo hagan y se lleven no sólo el agradecimiento de sus pueblos, sino la victoria y el éxito de la libertad conquistada. Para concluir, ciertamente la oferta televisiva de la noche del sábado, no pudo ser mejor ni más aleccionadora.
jgonzafebster@gmail.com
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