jueves, 20 de agosto de 2009

GEOPOLÍTICA DEL ESPACIO AÉREO, Ramón Díaz-Marzo

Habana Vieja, La Habana, 20 de agosto de 2009, (SDP) Supongamos que cada país es un avión. Los que conocen de aeronáutica saben cuáles son las reglas de juego de los aviones en el cielo. Aunque muchas personas miran hacia el cielo y piensan que es un terreno despejado, se equivocan. El tráfico aéreo es más intenso de lo que algunos imaginan. Para que los aviones no choquen en el cielo, están los controladores aéreos.

¿Quiénes son los controladores aéreos de los países-aviones?­ Los propios pilotos, los medios de comunicación, los bloques de opinión de otros pilotos y pasajeros, los escritores, los oportunistas y los intermediarios de buena fe.

Cada país es un modelo de avión. Algunos tienen más recursos, de modo que todos los países no pueden alcanzar la misma altitud y velocidad de crucero.

Los Jefes de Estado, los vicepresidentes, son los pilotos y los copilotos de estas naves, y toda la caravana de segundos al mando de cualquier cosa representan el fuselaje y los controles que hacen que estos maravillosos artefacto se mantengan en el aire.

Dentro de cada avión existen los secretos, los compromisos, y las complicidades. Esto hace que casi siempre el piloto de un avión, junto con toda la tripulación, puedan ser sustituidos por cualquier pasajero que nadie sabía que en su currículo tiene el certificado de haber pasado por una Escuela de Aviación. Por supuesto que hay pasajeros que nada saben del arte de volar, pero toman el mando y aprenden mientras vuelan.

Filosóficamente hablando, la velocidad aerodinámica (una ley fundamental para el vuelo) está determinada por las condiciones meteorológicas que son las circunstancias, los imponderables y errores humanos concientes o inconscientes.

Cada avión tiene un plan de vuelo que debe ser conocido por los demás aviones, pues las rutas de vuelo son los caminos de la política en el cielo del poder. No obstante, hay que incluir a los aviones que no tienen un plan de vuelo preestablecido. Improvisan sobre la marcha precisamente por causa de las circunstancias climáticas.

Todos los aviones no son iguales. Los hay más desarrollados en tecnología que le brindan a los pasajeros confort y disponen de una velocidad de crucero mayor y en un par de horas pueden cubrir grandes distancias. Por ejemplo, en estos momentos el avión de los United States se encuentra en una peligrosa recesión económica. Esto significa que hay “pérdida en la velocidad aerodinámica”.

Pero el avión de Cuba es un viejo cacharro que por causas mágicas o en respuesta a la “teoría de la conspiración internacional” se mantiene en el aire, no se cae (a pesar de que técnicamente ha perdido velocidad aerodinámica), y no aterriza en otros aeropuertos por temor a que sus pasajeros abandonen el avión y sólo se quede en la nave el piloto y el copiloto.

Los pasajeros de cada avión son el pueblo de un país. Gracias a Dios, la mayoría de los pasajeros de todos los aviones del mundo entran y salen de los aviones. Pero ¡ay! de aquellos pasajeros que han nacido en un avión y jamás han descendido las escalerillas (de su avión) en cualquier aeropuerto para estirar las piernas y montarse en otros aviones. ¡Ay de los pasajeros del avión de Cuba que hace 50 años se mantiene en el aire! La desesperación de algunos pasajeros ha hecho que estos abran las escotillas y se arrojen al vacío.

Aunque hemos dicho que los controladores aéreos se encargan de que cada avión mantenga su altitud y ruta, a veces las colisiones entre dos aviones son inevitables y ocurren igual que un accidente automovilístico. Cuando estas tragedias ocurren se dice que tal lugar en el cielo ha sido declarado una zona de guerra. Entonces el tráfico aéreo es desviado y se puede hablar de aviación civil y militar. Los controladores aéreos mantienen informados a todos los comandantes de las naves. Entonces algunas de estas máquinas volantes corrigen su rumbo o se vinculan directamente en el conflicto.

Ahora mismo hay una amenaza de colisión en la zona sur de Latinoamérica. Nosotros estamos muy preocupados a pesar de saber que la historia de la aviación es la historia de sus guerras. Pero pensamos que ha llegado la hora de escribir la historia con paz. Todos los aviones pueden reajustar sus rutas en el cielo si por razones de turbulencias naturales han perdido el rumbo y las comunicaciones con los controladores aéreos, o existe una falla mecánica y no saben dónde se encuentran.

Todos los aviones, a pesar de que el cielo no es tan libre y despejado como algunos piensan, deben tener la oportunidad de ejecutar “un vuelo recto y nivelado”.

Nosotros exhortamos a las máquinas en conflicto de esta zona a que busquen un consenso. Invitamos al avión que representa a los Estados Unidos a que no cometa ningún error por temor a quedarse sin combustible. Sí, porque de eso se trata siempre, de que los aviones para volar necesitan combustible y cuando ven que se están quedando sin energía, son capaces de cualquier maniobra en el cielo del poder.

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