jueves, 18 de junio de 2009

20 AÑOS DESPUÉS; UNA ENTREVISTA EXTRAÑA, Juan González Febles



Lawton, La Habana, 18 de junio de 2009, (SDP) A veinte años de los procesos conocidos como Causa # 1 y Causa # 2, los muertos siguen muertos y los licenciados o excluidos del antiguo Ministerio del Interior, (Minint) viven orgullosos de lo que fueron, con mucho miedo. Son quizás, el sector más cauteloso de nuestra sociedad civil.

Aunque han recibido la parte del ‘pastel’ que se ganaron. Aunque disfrutan de la capacidad de marchar al frente de la corrupción a altos niveles en corporaciones, negocios de ‘joint venture’, divulgación literaria de información controlada, licencias de trabajo por cuenta propia, etc. El caso es que tienen miedo. Mucho más que el resto del entramado social cubano.

Vencidos por el poder de Fidel Castro y su miedo patológico a perderlo. Avasallados por la capacidad conspirativa de su hermano Raúl, combinada con su paciencia y su tenacidad, los antiguos pretorianos de la revolución, lo perdieron todo y desde 1989, se cuidan mucho. Cuando deciden hablar con la prensa, escogen de forma muy selectiva al periodista. Exigen que este se convierta para ellos en un genio de la ambigüedad y en términos generales, convierten una conversación o una entrevista distendida en un encuentro urticante, peligroso y preñado de adversas connotaciones.

Debe señalarse, que para estar ‘desconectados’ del poder, cuentan con un impresionante nivel de información sobre el movimiento opositor, el periodismo independiente y la sociedad civil alternativa o contestataria. También conocen con exactitud la situación internacional y los gambitos políticos más probables.

G tiene 76 años. Acumuló 25 años de servicio en la policía de Seguridad del Estado. Fue licenciado en 1989 con grados de mayor. Disfruta de una salud de hierro, aclara que hoy día, y lo cito, ‘cualquier comemierda es coronel de la Seguridad’. Pero que en sus tiempos no era así. “Un primer teniente de la Seguridad en mi tiempo-dice- tenía una autoridad del carajo. Uno de nosotros, atendía una zona y hasta tres o cuatro organizaciones CR (contrarrevolucionarias), por eso los vencimos”.

G le otorga una connotación muy especial a aquel tiempo. Lo llama ‘la mística’. “Estos bigotudos -dice refiriéndose a los oficiales procedentes de las FAR- tienen un culo por cabeza. Esa gente no puede salirse de lo que le mandan. No pueden improvisar. Nosotros, del plan que hacíamos originalmente cambiábamos tanto, que lo que sucedía al final, estaba a un larguísimo trecho del plan original, pero siempre para mejor. Antes lo primordial era la creatividad y el espíritu de cuerpo que existía entre nosotros. No se comía tanta mierda con el uniforme, los grados y las medallas. El único que se vestía de aguacate y no siempre, era Ramiro…”

En relación con la oposición interna y la emergente sociedad civil, G se muestra muy precavido. Dice: “Ustedes han crecido, pero sólo como potencial CR. Numéricamente tienen más gente que las que tuvimos en el 58, lo que desorganizados. Ahora es que están más en peligro, porque el pueblo en masa está en contra de esta gente y ellos no se van a quedar con los brazos cruzados. Raúl Castro tiene que estar en los preparativos de lo que hará contra ustedes. Primero tendrá que matar a los más ‘cojonú’, luego a las cabezas. Los primeros en irse del aire, serán los Biscet y los Antúnez, esos son los ‘timbalúos’. Luego, los inteligentes. Ni sueñen que les van a entregar esto. Si lo quieren coger, decídanse a pagarlo en lo que cuesta”.

Cuando dejo ver mi escepticismo y pregunto si matarán a todos, dice: “Menos a los ‘tramitados’ por el aparato y los insignificantes, a todo el que moleste. Mejor: a quien haga falta. El Viejo –dice- ya ni pincha ni corta. Los viejos menos viejos, tienen que dejarle un escenario adecuado a los elegidos. Algunos entre ustedes están con la gente de Miami y otros están completamente solos y en contra de ellos y esta gente no va a transar. Piensan que ustedes, (la contra) de seguro encontrarán un lenguaje común con los enemigos jurados. Entonces, también habrá que eliminarlos”.

Sobre el exilio, me dice: “Esa gente está tan penetrada, que poco o nada hacen que no se sepa aquí, enseguida. Esa gente no puede hacer nada desde donde está, de ahí la necesidad de Raúl de acabar con ustedes. Hay que hacerlo aunque aparentemente sean buenos, inofensivos y pacíficos. Ustedes siempre acabarán entendiéndose. Aunque no todos, los hay que si les interesa acabar con esto. Son los menos, pero los hay…”.

En relación con los Estados Unidos, prima la ambivalencia. Me confiesa que los admira a pesar de considerarlos los peores aficionados dentro de la comunidad internacional de espías. También, que el sueño de muchos compañeros de otros años, fue que Cuba sería una especie de Israel en el Caribe. “Los americanos son unos cabrones. Nunca les interesó esto, ni les interesa. Ellos se van a limitar a esperar a que a esto se le acabe la cuerda… entonces veremos”.

Dejo a G afanado con el tránsito. Me dice que de botero le va mejor. “Yo duermo tranquilo. Nunca le di una galleta a un detenido. Yo era un oficial operativo. Lo mío fue detectar, infiltrar y neutralizar. Lo demás, era tema de otra gente”. Le deseo buena suerte, me dice adiós con una mano y se aleja en su almendrón con motor Toyota petrolero reforzado.
jgonzafebster@gmail.com


No hay comentarios: