El Vedado, La Habana, 25 de junio de 2009, (SDP) La Habana es una ciudad multifacetica de llamativos espacios urbanos, con carácter y personalidad propia. Reserva secretos que aun no han podido ser interpretados. Su arquitectura y también su temperamento están próximos a nuevas metamorfosis. Se desliza junto al mar y deja su huella en el malecón como paseo icónico y marítimo.
En esta ciudad habita el reino del mestizaje, verdadero laboratorio de mezcla y transculturación pues la convivencia exige establecer verdaderos vínculos de integración. La Habana aún se siente iluminada por la presencia de ilustres personajes como la sensual Cecilia Valdés, Maria Antonia, Bola de Nieve, Dulce María Loynaz, Lezama Lima, Santa Camila.
La Habana borbónica es el punto de partida de la ciudad, museo arquitectónico y parque temático con tiendas de marcas del primer mundo. Junto a San Juan de Puerto Rico, Santo Domingo, Trinidad y Santiago de Cuba, continúa siendo la perla de una invisible corona: La Habana de la monarquía, en la cual aún reina la arrogante figura de Fernando VII.
La Habana es un espacio definido no solo por su arquitectura sino por su mapa social que sufre poderosas transformaciones. La ciudad apenas se levanta sobre el diálogo.
La Habana fue una Venecia silvestre que en la tercera década del siglo xx era considerada junto a Buenos Aires, una de las grandes capitales de América Latina. Bazar donde podían hallarse las más recientes novedades, hoy se presenta como testimonio y ruina contemporánea del esplendor de una cultura pasada que sobrevive gracias a la dinámica de sus habitantes. Su entorno exhibe la mayor desigualdad social, fragmentada en la estructura urbana y el desorden migratorio. Es un catalogo de varias épocas que sobrevive a duras penas.
El Vedado y Miramar simbolizan joyas del urbanismo republicano golpeado por el deterioro físico y social. Son las manifestaciones más coherentes del urbanismo moderno, ambos forman parte de los espacios más nobles y mejor diseñados de nuestra ciudad.
A partir de la crisis económica de los noventas, tras el derrumbe del muro de Berlín, comenzaron a desarrollarse pequeñas islas sociales de progreso para una minoría y otras muchas y extensivas islas de pobreza y miseria en las cuales sus pobladores se sienten náufragos. Dos Habanas: la presentable, la Habana del norte, de la costa, monumentos históricos, rascacielos años 50, cultura y movimiento, y la otra, que simboliza el patio trasero de la ciudad, interminables y anónimos barrios que están al sur, al fondo, no aparecen en los planos ni en la maqueta de la ciudad, trastienda olvidada y poco visible.
Es una ciudad que se expresa pluralmente en sus formas de vestir, filiaciones estéticas, donde la gente se mira indiscreta, impúdica constantemente, no pasa inadvertida. Es un coto de caza de múltiples velos y desgarraduras, donde florecen nuevos escenarios, estratos sociales, patrones de vida, terminologías, ghettos y costumbres. El aislamiento es mutuo, la ciudad abierta, integradora, se reemplaza por la ciudad de islas, habitada por sirenas incansables, donde se promueve la subversión de valores básicos para la convivencia, grietas en la disciplina urbana, ausencia de cultura ciudadana, vulnerabilidad y segmentación social.
La Habana azul es un mundo que desconoce al otro y sin embargo convive con él. Es La Habana costera, orgullo metropolitano, ciudad de fronteras y exclusiones, enclave de la clase dominante, antes privilegiada, ahora también. Territorio privado donde la elite de verdes arios vive cada día en una burbuja artificial, copiando los patrones de vida del norte blanco. Su desarrollo es la inauguración de una segregación diversa. Se mantiene alejada de las zonas donde existen problemas sociales. La segregación física del hábitat debido al color de la piel y la marginalidad es real. No existen opciones para la población de ingresos medios y bajos. Islote de riquezas donde se levantan colmenas inmobiliarias, residencias VIP con serenos privados, áreas comerciales de alto standing, edificios de apartamentos para extranjeros, centros de convenciones, barrios emergentes como zonas de negocios, en los cuales las alturas y los materiales de las rejas, cercas y tapias son símbolos de prestigio social, donde el desarrollo se presenta mas alejado y dependiente del auto privado.
.
La Habana sur es el bajo vientre de la ciudad, puro realismo sucio, exhibe fragmentos del territorio literario de Pedro Juan Gutiérrez. Es la cara opuesta y oculta del discurso mediático oficial. En su interior se reproducen pautas culturales signada por la pobreza y la marginalidad, la violencia intrafamiliar, las relaciones incestuosas, el hacinamiento. Nichos de supervivencias donde habitan las agresiones al entorno, un trozo de ciudad hundido en las aguas muertas de la miseria y la invisibilidad. Los asentamientos y barrios insalubres son volcanes que esperan la erupción. Tugurios salpicados por tormentas de indigencia.
46 asentamientos y 114 focos insalubres dispersos en los 15 municipios, se concentran en La Lisa, Marianao, Arroyo Naranjo, Diez de Octubre, Habana Vieja, Centro Habana y San Miguel del Padrón el más poblado. Los tugurios urbanos, contaminados por la porno- miseria, son montados sobre frágiles puertas de latones viejos y oxidados, cartones, pedazos de tablas, materiales que son recogidos en vertederos y contenedores. Los pisos son de tierra, no existen calles sino trillos, no hay tendido eléctrico sino tendederas. Estos graneros humanos alteran radicalmente el equilibrio social.
El Mirador, Puente Negro, El Palenque, Simba, Los Tostones, Bayoculto, Indalla, El Hueco, Las Piedras, Los Mangos, El Palo, El Bote, Los Ángeles, Cambute, El Palmar, son algunos de los espacios periféricos ocupados por emigrantes internos, los llamados peyorativamente palestinos y naturales de los enclaves municipales.
Ciudad dual, ocupada por nuevos sujetos sociales, contaminada por el espantoso urbanismo del socialismo real, fragmentación de sus espacios, donde la intimidad es cada vez más pública… Se siente la urgente necesidad de salvarla, rehabilitarla, pues es una ciudad con temperamento propio que merece un mejor destino, la oportunidad de ser seducida por la sinfonía de un nuevo contrato social. Su identidad es el linaje de nuestro atlas espiritual.
cubainterracial.gl@gmail.com
En esta ciudad habita el reino del mestizaje, verdadero laboratorio de mezcla y transculturación pues la convivencia exige establecer verdaderos vínculos de integración. La Habana aún se siente iluminada por la presencia de ilustres personajes como la sensual Cecilia Valdés, Maria Antonia, Bola de Nieve, Dulce María Loynaz, Lezama Lima, Santa Camila.
La Habana borbónica es el punto de partida de la ciudad, museo arquitectónico y parque temático con tiendas de marcas del primer mundo. Junto a San Juan de Puerto Rico, Santo Domingo, Trinidad y Santiago de Cuba, continúa siendo la perla de una invisible corona: La Habana de la monarquía, en la cual aún reina la arrogante figura de Fernando VII.
La Habana es un espacio definido no solo por su arquitectura sino por su mapa social que sufre poderosas transformaciones. La ciudad apenas se levanta sobre el diálogo.
La Habana fue una Venecia silvestre que en la tercera década del siglo xx era considerada junto a Buenos Aires, una de las grandes capitales de América Latina. Bazar donde podían hallarse las más recientes novedades, hoy se presenta como testimonio y ruina contemporánea del esplendor de una cultura pasada que sobrevive gracias a la dinámica de sus habitantes. Su entorno exhibe la mayor desigualdad social, fragmentada en la estructura urbana y el desorden migratorio. Es un catalogo de varias épocas que sobrevive a duras penas.
El Vedado y Miramar simbolizan joyas del urbanismo republicano golpeado por el deterioro físico y social. Son las manifestaciones más coherentes del urbanismo moderno, ambos forman parte de los espacios más nobles y mejor diseñados de nuestra ciudad.
A partir de la crisis económica de los noventas, tras el derrumbe del muro de Berlín, comenzaron a desarrollarse pequeñas islas sociales de progreso para una minoría y otras muchas y extensivas islas de pobreza y miseria en las cuales sus pobladores se sienten náufragos. Dos Habanas: la presentable, la Habana del norte, de la costa, monumentos históricos, rascacielos años 50, cultura y movimiento, y la otra, que simboliza el patio trasero de la ciudad, interminables y anónimos barrios que están al sur, al fondo, no aparecen en los planos ni en la maqueta de la ciudad, trastienda olvidada y poco visible.
Es una ciudad que se expresa pluralmente en sus formas de vestir, filiaciones estéticas, donde la gente se mira indiscreta, impúdica constantemente, no pasa inadvertida. Es un coto de caza de múltiples velos y desgarraduras, donde florecen nuevos escenarios, estratos sociales, patrones de vida, terminologías, ghettos y costumbres. El aislamiento es mutuo, la ciudad abierta, integradora, se reemplaza por la ciudad de islas, habitada por sirenas incansables, donde se promueve la subversión de valores básicos para la convivencia, grietas en la disciplina urbana, ausencia de cultura ciudadana, vulnerabilidad y segmentación social.
La Habana azul es un mundo que desconoce al otro y sin embargo convive con él. Es La Habana costera, orgullo metropolitano, ciudad de fronteras y exclusiones, enclave de la clase dominante, antes privilegiada, ahora también. Territorio privado donde la elite de verdes arios vive cada día en una burbuja artificial, copiando los patrones de vida del norte blanco. Su desarrollo es la inauguración de una segregación diversa. Se mantiene alejada de las zonas donde existen problemas sociales. La segregación física del hábitat debido al color de la piel y la marginalidad es real. No existen opciones para la población de ingresos medios y bajos. Islote de riquezas donde se levantan colmenas inmobiliarias, residencias VIP con serenos privados, áreas comerciales de alto standing, edificios de apartamentos para extranjeros, centros de convenciones, barrios emergentes como zonas de negocios, en los cuales las alturas y los materiales de las rejas, cercas y tapias son símbolos de prestigio social, donde el desarrollo se presenta mas alejado y dependiente del auto privado.
.
La Habana sur es el bajo vientre de la ciudad, puro realismo sucio, exhibe fragmentos del territorio literario de Pedro Juan Gutiérrez. Es la cara opuesta y oculta del discurso mediático oficial. En su interior se reproducen pautas culturales signada por la pobreza y la marginalidad, la violencia intrafamiliar, las relaciones incestuosas, el hacinamiento. Nichos de supervivencias donde habitan las agresiones al entorno, un trozo de ciudad hundido en las aguas muertas de la miseria y la invisibilidad. Los asentamientos y barrios insalubres son volcanes que esperan la erupción. Tugurios salpicados por tormentas de indigencia.
46 asentamientos y 114 focos insalubres dispersos en los 15 municipios, se concentran en La Lisa, Marianao, Arroyo Naranjo, Diez de Octubre, Habana Vieja, Centro Habana y San Miguel del Padrón el más poblado. Los tugurios urbanos, contaminados por la porno- miseria, son montados sobre frágiles puertas de latones viejos y oxidados, cartones, pedazos de tablas, materiales que son recogidos en vertederos y contenedores. Los pisos son de tierra, no existen calles sino trillos, no hay tendido eléctrico sino tendederas. Estos graneros humanos alteran radicalmente el equilibrio social.
El Mirador, Puente Negro, El Palenque, Simba, Los Tostones, Bayoculto, Indalla, El Hueco, Las Piedras, Los Mangos, El Palo, El Bote, Los Ángeles, Cambute, El Palmar, son algunos de los espacios periféricos ocupados por emigrantes internos, los llamados peyorativamente palestinos y naturales de los enclaves municipales.
Ciudad dual, ocupada por nuevos sujetos sociales, contaminada por el espantoso urbanismo del socialismo real, fragmentación de sus espacios, donde la intimidad es cada vez más pública… Se siente la urgente necesidad de salvarla, rehabilitarla, pues es una ciudad con temperamento propio que merece un mejor destino, la oportunidad de ser seducida por la sinfonía de un nuevo contrato social. Su identidad es el linaje de nuestro atlas espiritual.
cubainterracial.gl@gmail.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario