Santa Fé, La Habana, 25 de junio de 2009, (SDP) Para que no se diga más que el periódico Granma –corrupción inglesa de abuela, en español-, órgano oficial del único partido que puede existir en Cuba, no refleja la realidad cubana, desde hace más de un año, siempre los viernes y en las páginas 10 y 11, aparece la sección Cartas a la dirección, compuesta de misivas que ciudadanos, profesionales y dirigentes, envían a esa redacción “con el propósito de mejorar nuestra sociedad”.
Pero lo cierto es que nuestra sociedad no mejora. No lo digo yo, sino el tiempo que lleva la sección: más de un año con los mismos problemas que se repiten casi semanalmente.
Por ejemplo, heladerías sin helados, el mal servicio gastronómico, la falta de fiscalización y limpieza en los ómnibus públicos, la mala calidad del pan que se oferta a la población, el ruido ambiental que nadie controla, el deplorable estado de parques y plazas urbanas, construcciones secretas en zonas pobladas, el mal estado de las vías, la profanación de monumentos históricos por parte de turistas extranjeros o cubanos indiferentes, unidades comerciales cerradas en horas laborales, y sobre todo, la pésima calidad de los productos alimenticios ofertados en moneda nacional por centros estatales…
Me llamó la atención en abril pasado una carta de una médico jubilada quejándose de que en la escuela cercana a su casa se escuchaban los gritos y las malas palabras de los maestros. Según la doctora Ada Fernández Domínguez, dio las quejas en la dirección del centro, en asambleas de rendición de cuentas y nada, todo seguía igual.
Así, las quejas mes tras mes. Pero sobre todo, hay un tema que se repite hasta la saciedad y da pena que un periódico que se dice órgano oficial del partido que dirige un gobierno, sea capaz de tratarlo en tantos viernes del año, como es el problema de la basura acumulada en los depósitos públicos por la falta de camiones de recogida, en momentos que una epidemia mortal nos acecha de muy cerca.
Hace ya algunos años, Granma dijo que La Habana era la ciudad más sucia del país. No se equivocó. También son ciertas las quejas que se envían a esa dirección sobre maltrato a usuarios y pasajeros en tiendas y ómnibus, o los tropiezos burocráticos y absurdos que se sufren para inscribir a un recién nacido.
En días pasados, ciertas quejas sobre la chapucería de las remodelaciones que se hacen en algunos hospitales llamó la atención a muchos. También el grave problema que atraviesa un ciudadano cuando se le rompe un equipo electrodoméstico recién comprado en las tiendas del Estado.
¿Y qué decir de la suciedad de la toda la franja costera de las playas de Santa María, en el este habanero, descrita con lujo de detalles el pasado 15 de mayo por un cubano preocupado por la protección del medio ambiente, algo que ocurre en toda Cuba desde hace cincuenta años?
vlamagre@yahoo.com
Pero lo cierto es que nuestra sociedad no mejora. No lo digo yo, sino el tiempo que lleva la sección: más de un año con los mismos problemas que se repiten casi semanalmente.
Por ejemplo, heladerías sin helados, el mal servicio gastronómico, la falta de fiscalización y limpieza en los ómnibus públicos, la mala calidad del pan que se oferta a la población, el ruido ambiental que nadie controla, el deplorable estado de parques y plazas urbanas, construcciones secretas en zonas pobladas, el mal estado de las vías, la profanación de monumentos históricos por parte de turistas extranjeros o cubanos indiferentes, unidades comerciales cerradas en horas laborales, y sobre todo, la pésima calidad de los productos alimenticios ofertados en moneda nacional por centros estatales…
Me llamó la atención en abril pasado una carta de una médico jubilada quejándose de que en la escuela cercana a su casa se escuchaban los gritos y las malas palabras de los maestros. Según la doctora Ada Fernández Domínguez, dio las quejas en la dirección del centro, en asambleas de rendición de cuentas y nada, todo seguía igual.
Así, las quejas mes tras mes. Pero sobre todo, hay un tema que se repite hasta la saciedad y da pena que un periódico que se dice órgano oficial del partido que dirige un gobierno, sea capaz de tratarlo en tantos viernes del año, como es el problema de la basura acumulada en los depósitos públicos por la falta de camiones de recogida, en momentos que una epidemia mortal nos acecha de muy cerca.
Hace ya algunos años, Granma dijo que La Habana era la ciudad más sucia del país. No se equivocó. También son ciertas las quejas que se envían a esa dirección sobre maltrato a usuarios y pasajeros en tiendas y ómnibus, o los tropiezos burocráticos y absurdos que se sufren para inscribir a un recién nacido.
En días pasados, ciertas quejas sobre la chapucería de las remodelaciones que se hacen en algunos hospitales llamó la atención a muchos. También el grave problema que atraviesa un ciudadano cuando se le rompe un equipo electrodoméstico recién comprado en las tiendas del Estado.
¿Y qué decir de la suciedad de la toda la franja costera de las playas de Santa María, en el este habanero, descrita con lujo de detalles el pasado 15 de mayo por un cubano preocupado por la protección del medio ambiente, algo que ocurre en toda Cuba desde hace cincuenta años?
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