La Chirusa, Santa Clara, Villa Clara, junio 11 de 2009, (SDP). El pueblo cubano conjunto es machista y por ello trata de esconder cualquier debilidad en sus hombres. A pesar de un supuesto liberalismo conductual, los hijos de Cuba intentan no tocar temas éticos que involucren a los entes masculinos de la sociedad.
Con el fenómeno social que es en cualquier parte del planeta el ejercicio de la prostitución, en este país ocurre lo antes dicho. Hasta el propio gobierno castrista publicita a las meretrices femeninas, pero nunca dice en las informaciones que también existen prostitutos del sexo masculino.
Todos en este ancho y largo mundo conocen a las archifamosas “jineteras” cubanas, pero sobre los no menos activos “jineteros” nada se señala, porque esta circunstancia va contra la condición de súper-machos mujeriegos de los barbudos ostentadores del poder totalitario en el archipiélago.
En la Cuba de hoy, actúa una emprendedora prostitución masculina que satisface las necesidades fisiológicas de las señoras extranjeras algo mayores en edad. Y aunque no sean tan propagandizados como sus homólogas femeninas, el negocio marcha viento en popa y a toda vela.
Los nombrados inocentemente como “acompañantes” poseen toda una serie de características comunes, que les hacen mantener prosperidad económica en sus oficios. De lo contrario, no emergerían cuales florecientes hombres de negocios frente a la generalizada pobreza nacional.
Son personas bien parecidas en cuanto a la imagen, algo que los fotógrafos profesionales denominan fotogénicos. Además por lo general tienen una adecuada complexión atlética de sus cuerpos, lo que es logrado en la mayoría de los casos con la práctica del fisiculturismo.
Visten ropas de las marcas más caras del mercado para aparentar una solvencia económica ante su femenil clientela. Esto por supuesto incluye el uso de los perfumes, cremas para la piel, jabones y shampoos de mayor costo de los proveedores por divisas libremente convertibles.
Manejan a la perfección las reglas de pronunciación básicas de varios idiomas, entre ellos ingles, francés, italiano, portugués, alemán y en algunos casos, hasta el ruso. Para estos gigolós es una prioridad la rápida comunicación con aquellas damas ávidas de entregar dinero o su equivalente a cambio de placer sexual.
Por una necesidad competitiva, se mantienen al tanto de casi todas las novedades que son publicadas en las llamadas “revistas del corazón”. Algunos hasta pueden darse el lujo de poseer de manera clandestina televisión por cable de otros países e internet, algo que los actualiza para sostener interesantes pláticas con sus parroquianos.
Como ofertadotes de su anatomía, hacen dietas para mantener una nutrición adecuada y estar en correspondencia con la imagen de lozanía tan necesaria a la profesión. Ellos comprenden que su bonanza como comerciantes de amor alquilado, pende del primer perfil ante los compradores.
Se identifican en su gran mayoría por ser individuos universitarios ya graduados, cursar una universidad o haber dejado una carrera de nivel superior antes de concluirla. Solo una pequeña parte de estos acompañantes no disfrutan de este tipo de instrucción, pero son autodidactas muy inteligentes.
Aunque intentan despolitizar sus actos meretricios para evitar a las autoridades represivas y el aparato de control social, tienen que lidiar fuerte con los prejuicios machistas de una sociedad totalitario-castrista. Y aunque casi no se les aluda a viva voz, conforman un bien preparado equipo de prostitutos bien instruidos.
mailto:%20cocofari62@yahoo.es
Con el fenómeno social que es en cualquier parte del planeta el ejercicio de la prostitución, en este país ocurre lo antes dicho. Hasta el propio gobierno castrista publicita a las meretrices femeninas, pero nunca dice en las informaciones que también existen prostitutos del sexo masculino.
Todos en este ancho y largo mundo conocen a las archifamosas “jineteras” cubanas, pero sobre los no menos activos “jineteros” nada se señala, porque esta circunstancia va contra la condición de súper-machos mujeriegos de los barbudos ostentadores del poder totalitario en el archipiélago.
En la Cuba de hoy, actúa una emprendedora prostitución masculina que satisface las necesidades fisiológicas de las señoras extranjeras algo mayores en edad. Y aunque no sean tan propagandizados como sus homólogas femeninas, el negocio marcha viento en popa y a toda vela.
Los nombrados inocentemente como “acompañantes” poseen toda una serie de características comunes, que les hacen mantener prosperidad económica en sus oficios. De lo contrario, no emergerían cuales florecientes hombres de negocios frente a la generalizada pobreza nacional.
Son personas bien parecidas en cuanto a la imagen, algo que los fotógrafos profesionales denominan fotogénicos. Además por lo general tienen una adecuada complexión atlética de sus cuerpos, lo que es logrado en la mayoría de los casos con la práctica del fisiculturismo.
Visten ropas de las marcas más caras del mercado para aparentar una solvencia económica ante su femenil clientela. Esto por supuesto incluye el uso de los perfumes, cremas para la piel, jabones y shampoos de mayor costo de los proveedores por divisas libremente convertibles.
Manejan a la perfección las reglas de pronunciación básicas de varios idiomas, entre ellos ingles, francés, italiano, portugués, alemán y en algunos casos, hasta el ruso. Para estos gigolós es una prioridad la rápida comunicación con aquellas damas ávidas de entregar dinero o su equivalente a cambio de placer sexual.
Por una necesidad competitiva, se mantienen al tanto de casi todas las novedades que son publicadas en las llamadas “revistas del corazón”. Algunos hasta pueden darse el lujo de poseer de manera clandestina televisión por cable de otros países e internet, algo que los actualiza para sostener interesantes pláticas con sus parroquianos.
Como ofertadotes de su anatomía, hacen dietas para mantener una nutrición adecuada y estar en correspondencia con la imagen de lozanía tan necesaria a la profesión. Ellos comprenden que su bonanza como comerciantes de amor alquilado, pende del primer perfil ante los compradores.
Se identifican en su gran mayoría por ser individuos universitarios ya graduados, cursar una universidad o haber dejado una carrera de nivel superior antes de concluirla. Solo una pequeña parte de estos acompañantes no disfrutan de este tipo de instrucción, pero son autodidactas muy inteligentes.
Aunque intentan despolitizar sus actos meretricios para evitar a las autoridades represivas y el aparato de control social, tienen que lidiar fuerte con los prejuicios machistas de una sociedad totalitario-castrista. Y aunque casi no se les aluda a viva voz, conforman un bien preparado equipo de prostitutos bien instruidos.
mailto:%20cocofari62@yahoo.es
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