Prisión Provincial Canaletas, Ciego de Ávila, 18 de junio de 2009, (SDP) Quizás este título llene de esperanzas a los reclusos de la Prisión Provincial Canaletas. Que esperen la actuación de la cantante colombiana en esta cárcel. Apelan al buen humor estos hombres que a golpes de maltrato viven todos los días a la espera de la libertad y con ello, olvidar que un día pasaron por un sepulcro de hombres vivos, como tantos existen en este mundo clasificado para el poder y la maldad.
Los presos de aquí, ocurrentes y chistosos por naturaleza, quizás por ser cubanos, bautizaron los billetes que tienen que usar para ir a ‘conduces’ médicos, como ‘Shakira’. En realidad, de gracioso no tiene un pelo y menos aún de la belleza extrema de esa artista. El pasado 9 de junio les tocó la mala suerte de ir a un turno al Hospital Provincial Antonio Luaces Iraola, a los encarcelados Jorge Toledo Ortiz, Heriberto Castillo Sánchez y Luis Alberto Orozco. El primero perdió la consulta por el retraso de los militares.
Según aseguraron a este reportero, Toledo Ortiz y Castillo Sánchez: “Nos parecíamos a los supuestos terroristas talibanes que muestra la televisión oficial. A cada movimiento de la jaulita temíamos un accidente por la poca calidad del conductor, además de que el calor era insoportable. Nada se asemeja más a la tortura dentro de un furgón modificado marca ‘Wah’, esposados hasta los dientes. Era preferible haber perdido la asistencia médica especializada…”. Concluye uno de ellos.
Esta historia es triste. De ocurrir una desgracia, los militares de mayor rango se lavan las manos. Pude constatar con Gamboa, jefe de Orden Interior, que esta disposición viene de ‘arriba’. Finaliza Toledo Ortiz y afirma que ha pasado mucho trabajo para que un especialista le vea el quiste detrás del cerebro y ¡perdió el turno! Se queja amargamente que el oficial del Departamento Técnico de Investigaciones (DTI) de la policía que le practicó la requisa, estuvo a punto de destrozarle sus tenis, el único calzado que posee. Por ahora, no quiere saber de ‘Shakira’ ni en la televisión. Aunque la bella mujer sea diferente a la odisea que le hicieron pasar dentro de un horno rodante.
Toledo Ortiz, está sancionado a siete años de privación de libertad. Los oficiales que le condujeron al hospital, protagonistas de esta historia se nombran Manuel Rabí, Felipe Borroto y dos reclutas no identificados.
primaveradigital@gmail.com
Los presos de aquí, ocurrentes y chistosos por naturaleza, quizás por ser cubanos, bautizaron los billetes que tienen que usar para ir a ‘conduces’ médicos, como ‘Shakira’. En realidad, de gracioso no tiene un pelo y menos aún de la belleza extrema de esa artista. El pasado 9 de junio les tocó la mala suerte de ir a un turno al Hospital Provincial Antonio Luaces Iraola, a los encarcelados Jorge Toledo Ortiz, Heriberto Castillo Sánchez y Luis Alberto Orozco. El primero perdió la consulta por el retraso de los militares.
Según aseguraron a este reportero, Toledo Ortiz y Castillo Sánchez: “Nos parecíamos a los supuestos terroristas talibanes que muestra la televisión oficial. A cada movimiento de la jaulita temíamos un accidente por la poca calidad del conductor, además de que el calor era insoportable. Nada se asemeja más a la tortura dentro de un furgón modificado marca ‘Wah’, esposados hasta los dientes. Era preferible haber perdido la asistencia médica especializada…”. Concluye uno de ellos.
Esta historia es triste. De ocurrir una desgracia, los militares de mayor rango se lavan las manos. Pude constatar con Gamboa, jefe de Orden Interior, que esta disposición viene de ‘arriba’. Finaliza Toledo Ortiz y afirma que ha pasado mucho trabajo para que un especialista le vea el quiste detrás del cerebro y ¡perdió el turno! Se queja amargamente que el oficial del Departamento Técnico de Investigaciones (DTI) de la policía que le practicó la requisa, estuvo a punto de destrozarle sus tenis, el único calzado que posee. Por ahora, no quiere saber de ‘Shakira’ ni en la televisión. Aunque la bella mujer sea diferente a la odisea que le hicieron pasar dentro de un horno rodante.
Toledo Ortiz, está sancionado a siete años de privación de libertad. Los oficiales que le condujeron al hospital, protagonistas de esta historia se nombran Manuel Rabí, Felipe Borroto y dos reclutas no identificados.
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