Playa, La Habana, 11de junio de 2009, (SDP) A escasos días del comienzo del verano (que para nuestro hemisferio norte se inicia el 23 de junio) en el ánimo del cubano convergen dos estados emocionales: la expectativa y la incertidumbre.
Es decir, el ciudadano común espera que algo suceda, piensa que algo habrá de suceder y de aquí la expectativa; por otra parte, no logra definir la naturaleza o características del suceso por venir, asaltándole así la incertidumbre.
El sentimiento disidente generalizado de la población clama por un cambio. Todos hablan de que las cosas no pueden seguir como están. La diferencia estriba en que los personeros del gobierno hablan de un cambio para más socialismo mientras que la mayoría aspira a que sea para algo distinto. La experiencia de medio siglo le dice al cubano, que el presente modelo socialista da menos aceite que un ladrillo.
Los intentos gubernamentales por incrementar el socialismo insular, bien los conocen los cubanos por medio de las diferentes cruzadas políticos ideológicos que de tiempo en tiempo se implementan y que, sustancialmente, son el mismo perro con diferente collar aunque adopten diferentes nombres como campaña por la exigencia, rectificación de errores, etcétera.
Pero cada día el gobierno agrega un mal augurio que viene a llenar la copa del pesimismo y a borrar el halo de esperanza que pudiera anidar en el ánimo de los cubanos. Así pues, se amenaza con posibles futuros apagones si el consumo de combustible no aminora hasta restituir un superávit de más de 40 000 toneladas sobre consumidas durante el primer cuatrimestre del año en curso. De hecho, los apagones ya comenzaron.
El reciente desmentido que hizo el Comandante de las declaraciones de Raúl donde éste afirmaba su disposición de discutir con Obama todas las cuestiones, incluyendo los temas de los presos políticos y los derechos humanos, viene a incrementar las dudas.
Por otra parte, el discurso oficialista hace hincapié, con mayor insistencia, en el modelo socialista cubano como ejemplo a seguir por el resto del mundo, al enfatizar que no es Cuba la necesitada de cambios sino el concierto de los países del resto del mundo.
Otro elemento que contribuye a potenciar la duda lo constituye el criterio que cada día gana más partidarios, según el cual el país no avanzará ni siquiera un milímetro en cuanto a cambios se refiere, mientras la figura de Fidel Castro reflexione. No falta quienes dudan de la autoría de las reflexiones, que consideran apócrifas.
Así las cosas, entre el anuncio de posibles apagones, la llegada de la temporada ciclónica, el empeoramiento del transporte público, la subida de los precios de los productos de primera necesidad, la inercia de la libreta de racionamientos que no agrega una onza de más a la cuota y otros problemas menores, pero muy fastidiosos como la falta de menudo, el maltrato al público y las inevitables colas para casi todo, agregan leña al mazacote de candela.
Y vaya usted a ver si un día el buey manso se acuerda de que no nació eunuco y lanza la patada.
El gobierno no es ajeno a estos peligros y es así como, con la llegada del verano, incrementa las acciones represivas y de control pues conoce bien que las revueltas civiles se iniciaron en el verano en tiempos de Estrada Palma con la guerrita de agosto; siguieron en el propio mes de agosto con la huida de Machado e iniciaron la escapada final de Batista mediante aquel asalto al Moncada en el mes de julio de 1953.
Quince años atrás, también en el agosto veraniego, se produjo el maleconazo de manera espontánea, sin necesidad de que alguien encendiera un fósforo o diera señal alguna con el ruido de un siquitraque. Todo ello tiene muy preocupado al gobierno.
osmariogon@yahoo.com
Es decir, el ciudadano común espera que algo suceda, piensa que algo habrá de suceder y de aquí la expectativa; por otra parte, no logra definir la naturaleza o características del suceso por venir, asaltándole así la incertidumbre.
El sentimiento disidente generalizado de la población clama por un cambio. Todos hablan de que las cosas no pueden seguir como están. La diferencia estriba en que los personeros del gobierno hablan de un cambio para más socialismo mientras que la mayoría aspira a que sea para algo distinto. La experiencia de medio siglo le dice al cubano, que el presente modelo socialista da menos aceite que un ladrillo.
Los intentos gubernamentales por incrementar el socialismo insular, bien los conocen los cubanos por medio de las diferentes cruzadas políticos ideológicos que de tiempo en tiempo se implementan y que, sustancialmente, son el mismo perro con diferente collar aunque adopten diferentes nombres como campaña por la exigencia, rectificación de errores, etcétera.
Pero cada día el gobierno agrega un mal augurio que viene a llenar la copa del pesimismo y a borrar el halo de esperanza que pudiera anidar en el ánimo de los cubanos. Así pues, se amenaza con posibles futuros apagones si el consumo de combustible no aminora hasta restituir un superávit de más de 40 000 toneladas sobre consumidas durante el primer cuatrimestre del año en curso. De hecho, los apagones ya comenzaron.
El reciente desmentido que hizo el Comandante de las declaraciones de Raúl donde éste afirmaba su disposición de discutir con Obama todas las cuestiones, incluyendo los temas de los presos políticos y los derechos humanos, viene a incrementar las dudas.
Por otra parte, el discurso oficialista hace hincapié, con mayor insistencia, en el modelo socialista cubano como ejemplo a seguir por el resto del mundo, al enfatizar que no es Cuba la necesitada de cambios sino el concierto de los países del resto del mundo.
Otro elemento que contribuye a potenciar la duda lo constituye el criterio que cada día gana más partidarios, según el cual el país no avanzará ni siquiera un milímetro en cuanto a cambios se refiere, mientras la figura de Fidel Castro reflexione. No falta quienes dudan de la autoría de las reflexiones, que consideran apócrifas.
Así las cosas, entre el anuncio de posibles apagones, la llegada de la temporada ciclónica, el empeoramiento del transporte público, la subida de los precios de los productos de primera necesidad, la inercia de la libreta de racionamientos que no agrega una onza de más a la cuota y otros problemas menores, pero muy fastidiosos como la falta de menudo, el maltrato al público y las inevitables colas para casi todo, agregan leña al mazacote de candela.
Y vaya usted a ver si un día el buey manso se acuerda de que no nació eunuco y lanza la patada.
El gobierno no es ajeno a estos peligros y es así como, con la llegada del verano, incrementa las acciones represivas y de control pues conoce bien que las revueltas civiles se iniciaron en el verano en tiempos de Estrada Palma con la guerrita de agosto; siguieron en el propio mes de agosto con la huida de Machado e iniciaron la escapada final de Batista mediante aquel asalto al Moncada en el mes de julio de 1953.
Quince años atrás, también en el agosto veraniego, se produjo el maleconazo de manera espontánea, sin necesidad de que alguien encendiera un fósforo o diera señal alguna con el ruido de un siquitraque. Todo ello tiene muy preocupado al gobierno.
osmariogon@yahoo.com
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