jueves, 18 de junio de 2009

LA OEA ES KRIPTONITA, Rogelio Fabio Hurtado




Marianao, La Habana, 18 de junio de 2009, (SDP) En alguna de sus muchas páginas memorables, Jorge Luís Borges intentó la refutación del tiempo por medio de las palabras y no lo consiguió. Desconocía el argentino que su propósito sería alcanzado en la primera década del próximo siglo, en la tierra de la melodiosa Habanera, gracias a una disciplina que el ciego bonaerense desdeñó: la política.

Tan esperado milagro acaba de materializarse hoy mismo, 8 de junio de 2009, en la enjundiosa declaración que el Gobierno Revolucionario acaba de propinarle a la repugnante OEA, en respuesta a su trémula anulación de la Resolución que suspendió la participación de la Cuba socialista en 1962.

Para cualquier mortal, está claro que los gobiernos que tomaron aquella decisión distan muchísimo de los actuales: no en balde han transcurrido para ellos 47 años, que, gracias a la fijeza de nuestro revolucionario régimen aquí apenas se han notado, salvo si nos miramos al espejo.

De ahí que se ratifique como respuesta la validez de aquella 2da Declaración de La Habana, formulada cuando los actuales gobernantes presentes en la reunión de San Pedro de Sula serían niños en su mayoría o ni siquiera habían nacido. Eso, para los Inmortales, no cuenta.

Esa condición ya veníamos sospechándosela y ahora la confirmamos. El intrépido Ponce de León se adentró por gusto en la pantanosa Florida. Si hubiese enfilado por la costa norte de la Isla, hubiese dado con la dichosa fuente un poquito más para allá de Holguín.

Claro, a primera vista parecería que los atareados cancilleres han sido puestos en ridículo al intentar desempolvar el pasado, sin percatarse de que para las grandes epopeyas, el tiempo sencillamente no existe. Yo mismo pensé argumentar a favor de la corriente dialéctica, pero luego de escuchar a los voceros de la llamada Mesa Redonda he comprendido el secreto de nuestros venerables Inmortales: El Presente No Existe.

A partir de la toma de posesión del Presidente Obama, todo en la Isla será conmemoración, con discursos, fotografías y detalles. No van los Inmortales a rebajarse ni a dejarse confundir por un mulatico lenguaraz y una Dama neoyorquina y leguleya, empeñados en sacarnos fiestas. Después, si aceptamos ese convite, van a empezar a propasarse y eso sí que no. Si aspiran a convertirnos en un país como otro cualquiera, se equivocan de orilla a orilla. Nuestros bisnietos no nos perdonarían que los privásemos de esa herencia de heroísmo que los españoles zurdos tanto admiran de lejos.

¿Qué ejemplo le daríamos a los pichones de inmortales que retoñan en el Continente? Integrarnos sería renunciar a la Guerra Santa para expulsar de América a esos gringos. Que se vayan con su tecnología, su industria, su agricultura, su deporte, su cine y sobre todo con su plata, a otra parte. Sólo nos hacen falta como enemigos irreconciliables. Es apropiado recordárselos, porque últimamente parece que quieren disfrazarse de buenos. Ni siquiera se opusieron a la Resolución, así que nuestra gente allí no pudo dar el berrinche.
Pero de entrar a sentarnos en rueda de cuello y corbata, nada. Cuando viene a ver, se para alguno de esos caballeritos indignos, que se han creído que ganar una farsa electoral ya los faculta para codearse con los Inmortales y entonces nos vemos obligados a ponerlos en su lugar, es decir, en el basurero de la historia. Y ahí mismo dirían que somos malcriados y buscapleitos.

Si entramos, tendríamos que renunciar a dar todo nuestro apoyo al próximo cabo de escuadra que se declare presidente vitalicio en cualquier oscuro rincón del continente y a nosotros no nos gusta la hipocresía ni tener que estarle preguntando a la gente cada sepetecientos años su opinión sobre nada. Apoyamos la autodeterminación de los pueblos expresada de una vez y para siempre.

Por eso, si les parece, que cambien ellos. Nosotros, como inmortales, somos invulnerables a todo disparate, como lo prueban los pasados 50 años de órdenes y decretos. ¿Qué sería de este pueblo si no pudiese aplaudirnos cada día?

Francamente, la OEA es para los boberas que no saben hacerse de todo el poder durante toda la vida.
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