Lawton, La Habana, 25 de Junio del 2009 (SDP). Al oír por Radio Reloj, las nuevas medidas que el régimen toma, para contrarrestar la crisis financiera exterior, porque interna los cubanos de a pie, durante 48 años, no hemos hecho otra cosa que vivir dentro de una crisis increíble, me he sentido movido a escribir esta crónica, por la ironía que encierra.
En 1959, Cuba tenía una impresionante producción lechera. La firma Nestle, regenteaba el rubro. Pero esto no era óbice para que más de 12 firmas cubanas fabricaran productos lácteos de todo tipo, en todo el país y lo más importante, con distintos precios. Esto permitió mantener un precio promedio de 0.20 cts. por litro de leche, asequible al 80 por ciento de la población cubana. Que diga lo que diga el castrismo.
De un país autosuficiente en materia alimentaria, hace 45 años, el régimen se ha visto en la necesidad de importar, aunque sea sólo para cubrir escasamente las necesidades mas perentorias a 1,7 millón de cubanos, (los niños menores de 7 años y los enfermos de ulcera, cáncer o diabetes) la leche para sobrevivir. No para satisfacer una alimentación digna y suficiente.
La pregunta de como se llego a esto, brota obligatoria.
La respuesta, es aterradoramente fácil. Aunque quizás para lectores extranjeros que siempre han vivido en libertad, parezca absurdo que un gobierno descuide de tal forma la alimentación del pueblo, que dice representar.
Durante los pasados 48 años, el régimen de los Castro se dedico olímpicamente al internacionalismo proletario. Bien por órdenes de Moscú o por iniciativa del Anciano, que se sentía incómodo, sin tomar decisiones planetarias.
Producto de estos altos intereses, cualquier decisión que se le consultara al Máximo Líder, con respecto a cualquier cosa que no fuera lo que hicieran las agrupaciones mercenarias de Michael Hoare, o Kongo Muller, (en especial este último que liquidó el esfuerzo del difunto Guevara de la Serna en menos de 1 año) tendría que esperar.
Para fecha tan temprana como 1967, Cuba recibía dentro de los amplios subsidios soviéticos, (que no incluían el gasto militar, ya que este presupuesto era aparte) sólo en leche condensada la cantidad 100 millones de latas mensuales. Esto posibilitó que cada cubano recibiera al menos 9 latas mensuales del producto.
Pero, (siempre en el castrismo ha habido un pero) un Vietnam arrasado que a pesar del terror, pensaba seriamente en rendirse, solicitó de la Rusia Soviética, ayuda alimenticia.
Esta, que no estaba muy segura de la lealtad de Tío Ho, empezó a mandar algo, pero en cantidades muy mesuradas.
Entonces el Máximo, como Deux Ex Machina aseguró a los hermanos, que solo un año atrás se habían jurado amor eterno en la Tricontinental, que podían contar con Cuba. No entiendo la manía que tiene el Anciano, de hablar por los demás. Ahí mismo se perdieron 35 millones de latas de leche condensada que al igual que muchos alimentos, ropa, zapatos etc. destinados al pueblo cubano, nunca llegaron a sus manos. Se entregaron bajo el rótulo de Ayuda del Pueblo Cubano.
¿Quieren verificarlo?, pregunten a cualquier argelino o algún médico cubano de aquella época, que pase de los 50 y les dirá, de los zapatos que regaló el Sr. Jorge Serguera, a la sazón embajador del Máximo en Argelia en 1966, a la población infantil que asistía al hospital de Mostaganem.
Así las cosas, llegamos a los fatídicos 70 y la reordenación de la finca por los soviéticos, que conocedores del truco de la leche le dieron una solución realmente ingeniosa.
En vez de mandar leche en latas, encargaron el paquete al sumiso Honecker. Este, con meticulosidad germana, encontró la aguja en el pajar, que no era otra cosa que cambiar 100,000 Tons de leche en polvo por el equivalente de un pienso líquido muy proteico, para las vacas alemanas socialistas y democráticas, conocido como torula.
Este negocito, se mantuvo para suerte de Castro (el anciano) hasta cerca del año 88, cuando ya se formaba la tormenta que todos conocemos y a Honecker le quedaba muy poco tiempo de vida política y física. Obligó al Sr.Cabrisas Ruiz, a sacar del sombrero la variante de comprar leche en polvo en Nueva Zelanda, por supuesto a crédito.
Me dijo un australiano que conocí, “quite a strech mate”, (tremendo estirón, socio), por lo cerca que tuvo el castrismo que buscar, no la leche, sino el crédito: a 13,000 km de Cuba y que se trató de eliminar durante la visita del político fisioculturista Jesse Ventura a la Isla.
Al fin y gracias a Bin Laden, el malísimo y sulfuroso Mr Bush, se la puso fácil al Anciano y hasta hace muy poco, Cargill que junto con ADM, son los mayores exportadores de alimentos del mundo, le vendieron toda la leche que su corazoncito pudiera desear. Pero los precios aumentaron y había que pagar cash.
Ahí mismo empezó la agresión al bolsillo, perdón, a la soberanía nacional y como buenos bolivarianos, se las fuimos a ¿comprar?, a Santa Cristina del Río La Plata, aspirante de fuerza entre los deudores que liquidará, mi ahijado Leroy, cuando sea presidente de Cuba (tiene 1 añito de edad).
Hace cerca de 2 años, oí al Heredero del trono, hablar de la leche, de los niños y cito: “…de cualquiera que desee tomarse un vaso, eso lo vamos a resolver”. Por el bien de mi indefenso pueblo, espero que se resuelva sin los Castro, por que como dice la Biblia “por sus hechos los conoceréis”.
palest44 yahoo.com
En 1959, Cuba tenía una impresionante producción lechera. La firma Nestle, regenteaba el rubro. Pero esto no era óbice para que más de 12 firmas cubanas fabricaran productos lácteos de todo tipo, en todo el país y lo más importante, con distintos precios. Esto permitió mantener un precio promedio de 0.20 cts. por litro de leche, asequible al 80 por ciento de la población cubana. Que diga lo que diga el castrismo.
De un país autosuficiente en materia alimentaria, hace 45 años, el régimen se ha visto en la necesidad de importar, aunque sea sólo para cubrir escasamente las necesidades mas perentorias a 1,7 millón de cubanos, (los niños menores de 7 años y los enfermos de ulcera, cáncer o diabetes) la leche para sobrevivir. No para satisfacer una alimentación digna y suficiente.
La pregunta de como se llego a esto, brota obligatoria.
La respuesta, es aterradoramente fácil. Aunque quizás para lectores extranjeros que siempre han vivido en libertad, parezca absurdo que un gobierno descuide de tal forma la alimentación del pueblo, que dice representar.
Durante los pasados 48 años, el régimen de los Castro se dedico olímpicamente al internacionalismo proletario. Bien por órdenes de Moscú o por iniciativa del Anciano, que se sentía incómodo, sin tomar decisiones planetarias.
Producto de estos altos intereses, cualquier decisión que se le consultara al Máximo Líder, con respecto a cualquier cosa que no fuera lo que hicieran las agrupaciones mercenarias de Michael Hoare, o Kongo Muller, (en especial este último que liquidó el esfuerzo del difunto Guevara de la Serna en menos de 1 año) tendría que esperar.
Para fecha tan temprana como 1967, Cuba recibía dentro de los amplios subsidios soviéticos, (que no incluían el gasto militar, ya que este presupuesto era aparte) sólo en leche condensada la cantidad 100 millones de latas mensuales. Esto posibilitó que cada cubano recibiera al menos 9 latas mensuales del producto.
Pero, (siempre en el castrismo ha habido un pero) un Vietnam arrasado que a pesar del terror, pensaba seriamente en rendirse, solicitó de la Rusia Soviética, ayuda alimenticia.
Esta, que no estaba muy segura de la lealtad de Tío Ho, empezó a mandar algo, pero en cantidades muy mesuradas.
Entonces el Máximo, como Deux Ex Machina aseguró a los hermanos, que solo un año atrás se habían jurado amor eterno en la Tricontinental, que podían contar con Cuba. No entiendo la manía que tiene el Anciano, de hablar por los demás. Ahí mismo se perdieron 35 millones de latas de leche condensada que al igual que muchos alimentos, ropa, zapatos etc. destinados al pueblo cubano, nunca llegaron a sus manos. Se entregaron bajo el rótulo de Ayuda del Pueblo Cubano.
¿Quieren verificarlo?, pregunten a cualquier argelino o algún médico cubano de aquella época, que pase de los 50 y les dirá, de los zapatos que regaló el Sr. Jorge Serguera, a la sazón embajador del Máximo en Argelia en 1966, a la población infantil que asistía al hospital de Mostaganem.
Así las cosas, llegamos a los fatídicos 70 y la reordenación de la finca por los soviéticos, que conocedores del truco de la leche le dieron una solución realmente ingeniosa.
En vez de mandar leche en latas, encargaron el paquete al sumiso Honecker. Este, con meticulosidad germana, encontró la aguja en el pajar, que no era otra cosa que cambiar 100,000 Tons de leche en polvo por el equivalente de un pienso líquido muy proteico, para las vacas alemanas socialistas y democráticas, conocido como torula.
Este negocito, se mantuvo para suerte de Castro (el anciano) hasta cerca del año 88, cuando ya se formaba la tormenta que todos conocemos y a Honecker le quedaba muy poco tiempo de vida política y física. Obligó al Sr.Cabrisas Ruiz, a sacar del sombrero la variante de comprar leche en polvo en Nueva Zelanda, por supuesto a crédito.
Me dijo un australiano que conocí, “quite a strech mate”, (tremendo estirón, socio), por lo cerca que tuvo el castrismo que buscar, no la leche, sino el crédito: a 13,000 km de Cuba y que se trató de eliminar durante la visita del político fisioculturista Jesse Ventura a la Isla.
Al fin y gracias a Bin Laden, el malísimo y sulfuroso Mr Bush, se la puso fácil al Anciano y hasta hace muy poco, Cargill que junto con ADM, son los mayores exportadores de alimentos del mundo, le vendieron toda la leche que su corazoncito pudiera desear. Pero los precios aumentaron y había que pagar cash.
Ahí mismo empezó la agresión al bolsillo, perdón, a la soberanía nacional y como buenos bolivarianos, se las fuimos a ¿comprar?, a Santa Cristina del Río La Plata, aspirante de fuerza entre los deudores que liquidará, mi ahijado Leroy, cuando sea presidente de Cuba (tiene 1 añito de edad).
Hace cerca de 2 años, oí al Heredero del trono, hablar de la leche, de los niños y cito: “…de cualquiera que desee tomarse un vaso, eso lo vamos a resolver”. Por el bien de mi indefenso pueblo, espero que se resuelva sin los Castro, por que como dice la Biblia “por sus hechos los conoceréis”.
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