Jaimanitas, La Habana, julio 2 de 2009 (SDP) La noche está serena, todos duermen. Es ahora cuando las ideas acuden a la mente del reo. No encuentra palabras apropiadas. Es más fácil hacer poemas, denunciar lo mal hecho, que escribirle una carta al hijo. Esto último implica una responsabilidad mayor.
Toma el bolígrafo -su pertenencia más preciada- y comienza a escribir:
"Hijo mío, que nunca te apene mi condición. No cumplo este castigo por errar en acciones sin decoro, sino por combatir a quienes la cometen. La verdad ha sido siempre mi principal divisa, y aunque muy cara, me ha proporcionado una paz inmensa y la ventaja de vivir de frente, sin remordimientos. Así quiero que seas, porque lo único que alivia la pena de no estar a tu lado en los momentos importantes de la vida, es saber que no he luchado en vano..."
Lejos, despierto en su cama, David recuerda algunas citas de un discurso de José Martí, que leyó estudiando historia y copió para enviarlas al papá. Se levanta, las lleva a su regazo para leerlas nuevamente:
"La visión del padre glorioso hace jinete al hijo”..." Cuentan de un coronel que, en la hora fantástica de la alborada, venía a escape, sable en mano, sobre las filas de los invasores, cuando una bala de cañón le cercenó como de un tajo la cabeza. Ni el jinete cayó de su montura ni bajó su brazo el sable ¡y se entró por los enemigos en espanto y en fuga el coronel descabezado! Pues así somos nosotros, amigos de la humildad y el sacrificio. ! Éntrese nuestro caballo por el invasor y espántelo y derrótelo, aunque no se les vean a los jefes la cabeza.”
La libreta cae al piso y David entra en el mundo de los sueños: …es un día hermoso y hay mucha gente en la finca, sigue montado en su caballo, pero no está en batalla, sino en paz. Se desmonta y va hacia la plataforma donde está su padre que toma la palabra frente a sus amigos:
“Esta es nuestra primera celebración en libertad. Hoy recordamos a todos aquellos hombres valiosos que con su ejemplo personal y su digno actuar vencieron las contiendas de la época en que vivieron y trascendieron en la historia como padres de la patria por el legado que hicieron a todos los cubanos: Carlos Manuel de Céspedes, Félix Varela, José Martí, Carlos J. Finlay y tantos otros...”.
Fue largo y bello el sueño. ¡Su papá y los amigos en unión fraternal, amor, paz, libertad! Pero el timbre del despertador lo trajo a la realidad. Debía apurarse, hoy le tocaba visitar a Ricardo en el centro penitenciario donde cumple sanción por ser de los que defienden la libre opinión y además era un día especial.
“El día de los padres” no se celebra oficialmente en todos los países. El origen de la costumbre no está claro todavía, pero se dice que la promotora principal de la celebración fue la norteamericana Sonora Smart Dodd a principios del siglo XX, quien tuvo la idea mientras escuchaba un sermón por el día de las madres.
Ella sentía que había tenido un padre maravilloso, veterano de la Guerra Civil de su país, quien había criado solo a seis hijos después de la muerte de su madre. Se dirigió entonces a su ministro religioso y le pidió una misa en honor a los padres el día 5 de junio, nacimiento de su progenitor, pero esta fecha le resultó muy cercana al sacerdote y decidió hacerla el día 19. Se comenzó entonces a celebrar en su localidad cada tercer domingo de junio el día de los padres y con el paso de los tiempos la costumbre se propagó.
En Cuba también se celebra el día de los padres en esta fecha. Para todos aquellos que aún encarcelados, lejos de sus hijos, participan en su educación, para los que han quedado en su lugar arriesgando su vida por defender el sol naciente, para todos los trabajadores por la patria ¡Felicidades!
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