Lawton, La Habana, 11 de junio de 2009, (SDP) En 1999 era verdaderamente difícil ser periodista independiente. Ese fue el momento en que el destino me colocó en CubaNet. En aquel momento, comenzó un intercambio ininterrumpido con pausas.
El caso es que nadie se va definitivamente de CubaNet. Así lo quiso su fundadora la difunta Rosa Berre. Por razones ajenas, quizás muy ajenas a su voluntad, CubaNet se distanciaba de alguien o alguien se distanciaba de CubaNet. Pero siempre fue algo temporal.
Quien ha tenido la experiencia de distanciarse de un hermano o de un amigo entrañable, sabe que la separación con el tiempo se convierte en mera formalidad. Termina como empezó. CubaNet es la familia de todos los periodistas independientes que comenzaron a pulir el oficio en sus páginas. Nadie renuncia definitivamente a la familia y la familia, no desconoce a los suyos, al menos, no por mucho tiempo.
Como todos los órganos de prensa, CubaNet tiene su ogro. El ogro es Conte. Como todo editor a lo largo y ancho de este mundo, Antonio Conte es el parachoques encargado de aniquilar los egos de una caprichosa y esforzada masa humana. Cada periodista odia a Conte durante un lapso de 72 horas. Al cabo de estas, y luego de una reflexión más o menos profunda, se opta por hacerlo mejor la próxima vez. Por aquello de que, ‘uno está viejo para que te anden regañando’.
Así, Antonio Conte ha tenido que ver, de forma muy directa con el mejoramiento profesional de los mejores exponentes de la prensa nacional independiente de Cuba. Enhorabuena.
Como todo lo que brilla, como todo lo que cuenta con corazón para dar, CubaNet siempre tuvo enemigos. Los tuvo ayer y los tiene hoy. Los enemigos de CubaNet no deben ser vistos sin compasión. Desde ambos lados del Estrecho, son personas que han acumulado frustración tras frustración. Ha sido tanta la desazón, que terminan por emprenderla contra lo que no deben.
CubaNet, la obra primada de Rosa Berre, hoy no tiene fondos para asistir a los periodistas independientes. Por acá, todos andamos consternados. Algunos ven las cosas del lado optimista, pero todo el mundo coincide que esto es algo que nunca debió pasar. Esperemos con ánimo esforzado, que tal como vaticinó Rosa Berre, CubaNet mantenga su servicio mientras quede un cubano con valor, deseo y decisión de escribir desde Cuba.
jgonzafebster@gmail.com
El caso es que nadie se va definitivamente de CubaNet. Así lo quiso su fundadora la difunta Rosa Berre. Por razones ajenas, quizás muy ajenas a su voluntad, CubaNet se distanciaba de alguien o alguien se distanciaba de CubaNet. Pero siempre fue algo temporal.
Quien ha tenido la experiencia de distanciarse de un hermano o de un amigo entrañable, sabe que la separación con el tiempo se convierte en mera formalidad. Termina como empezó. CubaNet es la familia de todos los periodistas independientes que comenzaron a pulir el oficio en sus páginas. Nadie renuncia definitivamente a la familia y la familia, no desconoce a los suyos, al menos, no por mucho tiempo.
Como todos los órganos de prensa, CubaNet tiene su ogro. El ogro es Conte. Como todo editor a lo largo y ancho de este mundo, Antonio Conte es el parachoques encargado de aniquilar los egos de una caprichosa y esforzada masa humana. Cada periodista odia a Conte durante un lapso de 72 horas. Al cabo de estas, y luego de una reflexión más o menos profunda, se opta por hacerlo mejor la próxima vez. Por aquello de que, ‘uno está viejo para que te anden regañando’.
Así, Antonio Conte ha tenido que ver, de forma muy directa con el mejoramiento profesional de los mejores exponentes de la prensa nacional independiente de Cuba. Enhorabuena.
Como todo lo que brilla, como todo lo que cuenta con corazón para dar, CubaNet siempre tuvo enemigos. Los tuvo ayer y los tiene hoy. Los enemigos de CubaNet no deben ser vistos sin compasión. Desde ambos lados del Estrecho, son personas que han acumulado frustración tras frustración. Ha sido tanta la desazón, que terminan por emprenderla contra lo que no deben.
CubaNet, la obra primada de Rosa Berre, hoy no tiene fondos para asistir a los periodistas independientes. Por acá, todos andamos consternados. Algunos ven las cosas del lado optimista, pero todo el mundo coincide que esto es algo que nunca debió pasar. Esperemos con ánimo esforzado, que tal como vaticinó Rosa Berre, CubaNet mantenga su servicio mientras quede un cubano con valor, deseo y decisión de escribir desde Cuba.
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