jueves, 11 de junio de 2009

ENDROGADO, Ramón Díaz-Marzo (Fragmento de Catarsis)

Estoy escribiendo por inercia. Porque sé que tengo que escribir para ganarme el derecho a la vida. A mi edad, 51 años de vivir en el "paraíso", ya no me queda otra cosa mejor que hacer. En realidad no tengo nada importante que decir que ya no se haya dicho de un modo mejor. En mi estado mental actual (colegas y compañeros que se encuentran en el inicio de cumplir largas condenas de prisión) no creo en nada ni en nadie.

Por estos días Gaudencio Villas me ha avisado que el Cónsul español aquí en La Habana ya está al corriente de mi caso y listo para recibirme en cuanto me porte por la Embajada Española. Me comunica Gaudencio, en su último correo, que en los días pasados o en la semana entrante, Ión estaría levantando un acta notarial en el consulado cubano en España para hacerme llegar una Carta de Invitación. Yo creo en esto. Pero ¿y si no? ¿Si tengo que esperar porque todo se complica, porque todo es un rollo, porque mi destino no era salir de La Habana así como así? Entonces creo que me espera el infierno. Si no puedo viajar para España en los próximos meses, tendré que volver al Periodismo Independiente, pues lo otro sería suicidarme. Y antes que matarme prefiero estar preso. Pues desde una prisión todavía quedan esperanzas para salir, pero de una tumba nadie sabe hacia dónde va. Espero que lo que Ión está haciendo por mí se materialice y sepa perdonar aquel artículo que alguna vez escribí sobre los "patines".

Hace unas horas, Pablo cumplió 55 años de vivir en este mundo. Continúa siendo el mismo poeta estúpido de siempre. Tiene la mentalidad infantil de los poetas primerizos que comienzan y le otorgan demasiada importancia a los concursos literarios. No me explico como un tipo que ha logrado ciertos poemas de importancia come tanta mierda después de viejo con los cabrones concursos. Y no le da pena hablar con su mente de viejo buitre como si se tratara de un joven que recién se estrena en las letras. Por eso las autoridades cubanas, comenzando por el mismo Ministro de Cultura, Abel Prieto, ni lo respetan ni lo respetarán. Si yo estuviera en el caso de Pablo, después de haber escrito tantos poemas de mierda, ya hubiera llevado a vías de hecho algún acontecimiento de trascendencia. Pero Pablo es un pendejo. Por eso siempre ha vivido en la miseria, la mezquindad, y lo continuará haciendo hasta los últimos minutos de su vida miserablemente maravillosa.

Hace días y semanas que me refugio detrás de la pantalla del monitor de mi computadora. Si no fuera por la computadora, creo que en los últimos meses que han transcurrido, incluso antes del 18 de marzo, creo que hubiera enloquecido. Creo que ya estaría muerto o preso. La Habana, y todo el país, me quedan estrechos y chiquitos. Mi mente, mi espíritu, necesitan al mundo entero para continuar viviendo. Si no salgo de Cuba voy a reventar. Me estoy volviendo loco y me estoy muriendo de tristeza. Tengo que tomarme de entre 2, 4, y 6 diazepanes diarios, incluyendo una amitriptilina que es un poderoso antídoto contra la depresión nerviosa.

Y todavía en el último correo, Ambrosio tuvo la indelicada acción de mencionarme de un modo brutal y venenoso (pero refleja su impotencia para controlar mi vida), en forma de pregunta, si ya me había tomado la pastilla del día. Eso es una hijeputá y una falta de respeto. Cuando llegue a España, si llego, y me encuentro con Ambrosio, éste conocerá quién soy yo. Allí lo colocaré en su sitio de una vez y para toda la vida.

Iba a escribir que hace unas horas me encontré con el "poeta de la Catedral", Cara Triste. Por él fue que me enteré de que Pablo cumplía años de edad un 22 de junio. Y casualmente, hablando de Pablo, que seguro continúa trabajando para los Órganos, lo vimos aparecer por la calle de los Obispos. Cara Triste, con su misma parsimonia hipócrita de siempre, esta vez cuando me vio se hizo el loco. Protestó por el explote mío el otro día en la calle de los Obispos cuando estando hablando yo con un amigo del barrio y él venía con un pintor del proyecto del "Paseo del Prado", tuvo el descaro y la osadía de ponerme al corriente de un recado: "La mujer de fulano (que es un Periodista Independiente) quiere verte y localizarte para que la ayudes a escribir un artículo o testimonio o trabajo sobre el proyecto de "El Canal de Cuba". En esos momentos comencé a gritar. Le dije que yo estaba amenazado por la Seguridad del Estado a 20 años de cárcel si volvía a escribir. Que yo no escribiría sobre ningún canal, y cosas por el estilo. Por supuesto, que en todo esto exageré un poco. Pero lo hice porque era una evidente provocación. "El Proyecto del Canal de Cuba" data de la época de Batista y está considerado por los comunistas y los patriotas cubanos como uno de los proyectos más contrarios a la nacionalidad cubana.

Cuando me encuentro con Cara Triste, le hago ver que yo no desconfío de él, sino del resto de las personas que en ese momento nos rodean. Lo que no le dije es que hace tiempo tengo sobradas razones para percibir que Cara Triste es un vulgar chivato de la policía aquí en La Habana Vieja. Y en esos momentos fue que apareció Pablo. Los dos viejos poetas, mediocres, ruines, cobardes, miserables, mezquinos, se hundieron en sus conversaciones de siempre, y ninguno de los dos fue capaz de expresar una invitación a tomar unas cervezas o refresco. Yo por poco los invito a los dos. Pero ya estoy cansado y asqueado de invitar a estos menesterosos que nunca tienen dinero porque nunca han sabido descubrir cuál es su lugar en la vida.

En fin, que hoy, como siempre, no tengo nada de que escribir. Son las 2 de la madrugada, y estoy frente al monitor con los dedos sobre el teclado de plástico escribiendo esta nota, y de paso escuchando un CD en estéreo de los conciertos de Brandenburgo de Bach: 1, 2, y 3. Y sólo tengo cerebro para pensar en la Carta de Invitación que el propio gobierno de Cuba tiene que hacerme llegar para comenzar mis trámites de salida de Cuba. Ojalá que toda esta historia de viajar a España sea cierta. El lector se sorprenderá si confieso que a veces me parece que no, que se están burlando de mí. Que están jugando conmigo, que el viaje a España es imposible. Sin embargo, de lograr salir de Cuba, me quitaré de encima el 99% de toda mi locura y neurosis (Dios mediante).
ramon597@correodecuba.cu

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